27 Capitulo

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Esa misma noche dormí abrazado a él. Aunque al principio no pude dormir. A las seis de la mañana aún seguía despierta. Su madre estaba dormida en la silla de la habitación, mientras que yo le observaba fijamente a Rubén apoyada en su pecho. Hasta que Rubén se despertó.

-Cierra los ojos- me dijo Rubén con los ojos cerrados intentando seguir durmiendo.

-No puedo. No puedo parar de mirarte. Quiero acordarme incluso del lunar más pequeño que tienes- Rubén abrió los ojos y me miro con una sonrisa preciosa.

-Tienes que descansar- apoye la cabeza en su pecho, pero esta vez miraba a sus pies

Empecé a cantar susurrando nuestra canción.

"And I am feeling so small.
It was over my head
I know nothing at all. "

Comenzamos a cantar a unisono suavemente, para no despertar a su madre.

"And I will stumble and fall.
I'm still learning to love
Just starting to crawl. "

Seguimos cantando lentamente hasta que un sonido agudo continua sustituyo la voz de Rubén. Su madre se despertó de golpe y un montón de médicos entraron rápidamente a la habitación. A la fuerza me alejaron de Rubén. Yo lloraba a mar abierto. Me agarre a su mano para evitar separarnos. Pero un medico fuerte y una doctora me cogieron de la cintura alegándome de Rubén. De golpe el mundo se puso a cámara lenta. Cuando los médicos consiguieron sacarme abrace fuertemente a la madre de Rubén. Ella lloraba más que yo. Ella creía en dios y rezaba todas las noches por Rubén. Ella se esperaba un milagro.

Los amigos estaban en las sala de espera ya que no entraba mas gente en esa habitación. Isa vino a donde mi para darme un abrazo. Cuando nos dábamos el abrazo mi mundo se paro completamente. Todos los de mí alrededor estaban quietos. Tuve tiempo para contemplar la panorámica. Vi como Diego estaba abrazado a Sara y como Antonio estaba tirado en el suelo con la cabeza entre las rodillas. Escondiendo ese hombre débil que nunca salía de su cueva.

Todos estaban llorando y eso hizo darme cuenta de que todo había acabado. Rubén ya murió. Es duro perder a una persona a la que le amas con tanta fuerza. Un disparo en el pecho duele más que perder a una persona querida. Pero el dolor de perder a alguien es más duradero y la cicatriz deja más marca.

¿Pero por qué sabiendo desde el principio este final, me sigue doliendo tanto? Doy gracias, ya que por lo menos me dio tiempo para despedirme de él. Hay gente que no tiene esa oportunidad. Hay gente que no le ha dado tiempo aprovechar los últimos segundos. No las aprovechan, porque no saben que son los últimos minutos con esa persona. Hay gente que olvida incluso, cuando fue la última vez que lo vio. Por eso doy gracias. Por haberme dado la oportunidad de conocerle y de despedirme. Quizás sea duro. Nadie nunca dijo que iba a ser fácil, pero no imposible.

40 deseos que cumplir contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora