13 Capitulo

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Narra: Cristina

Estaba en blanco. No sabía que decir. Yo quería olvidarme de él para no sufrir, pero me dolía en el corazón decir que no. Yo en realidad quería estar con él. Que es mejor ¿Salir con él y ser feliz lo que queda del año o decir que no y no sufrir? Si me lo pienso dos veces, si digo que no seguramente la relación de amigos que tendríamos ya no sería la misma. Deje que mi corazón decidiera por mí, le mire a los ojos, le sonreí, fui corriendo hacia Rubén y salte encima de él dándole un enorme y fuerte abrazo. Fue un abrazo eterno y cuando apoye los pies encima de la larga hierba le mire a los ojos.

-Te quiero-nuestras narices se rozaban y lentamente nuestros labios fueron juntándose hasta darnos el beso más dulce del mundo. Por mi estaría así toda mi vida.

-Acabo de cumplir otro deseo mas- dijo interrumpiendo el beso.

-¿A si? ¿Cuál es?

-Enamorarme-nos volvimos a besar. Pero me quede pensando.

-¿Porque yo? Yo pensaba que tu y Sara...- me interrumpió.

- A Sara le gustan las chicas- reí un poco. No me lo esperaba para nada.

-¿Sigo sin entender porque yo?- yo era una chica normal y no tenía un cuerpo perfecto. Lo normal sería que Rubén aprovechará el poco tiempo que le queda para estar con una chica guapa y no con migo.

-Te elegí a ti...- me aparto el pelo hacia atrás colocándomelo en la oreja- porque eres la culpable de mis insomnios y a la vez la chica de mis sueños...porque eres la que me enseño a vivir mis sueños y no a soñar la vida que me gustaría tener...porque eres la chica que me hace olvidar mi problema sin hacerme ninguna pregunta rara- reí un poco- y sobre todo, si no te hubiera conocido, ahora mismo no estaría aquí... contigo... cumpliendo todos mis sueños-un simple abrazo lo dijo todo. Estábamos Rubén y yo, los dos solos, teniendo un momento muy romántico, cuando de golpe empezó a llover.

Corriendo fuimos a buscar un lugar donde refugiarnos. A lo legos pudimos ver una pequeña cabaña que parecía deshabitada, pero cuando llegamos nos dimos cuenta de que en ella vivían dos amables ancianos irlandeses. Empapados de la lluvia que de golpe interrumpió nuestro momento perfecto, nos dejaron entrar. Dentro vimos una preciosa chimenea que ardía dando calor y luz a aquella pequeña casita de madera. Nos invitaron a sentar a las sillas que lo rodeaban. A cada paso que daba se oía el crujido de la madera, que daba la sensación de que aquella casa iba a caerse en cualquier momento. Pero me bastaba con que aguantara aquella noche. Mientras tanto oía como los ancianos hablaban un ingles tan profundo y tan avanzado que cualquiera diría que es ruso. No le di importancia y cogí el vaso de café que la anciana me ofrecía al igual que lo hacía con Rubén. El café estaba un poco amargo, pero por educación lo bebí.

Más tarde llego la hora de cenar y nos prepararon una comida deliciosa ¡Hay que ver como cocinan estos Irlandeses! Estaba cansada y me fui a dormir a una habitación que nos preparo la anciana. A pesar de mi cansancio no podía dormir, y no era por la incomodidad de la cama, ni por el chillido de las ventanas, ni por la gotera, si no del jaleo que venía del salón. Fui a ver que era, y me encontré con Rubén y el anciano tocando la guitarra. Rubén estaba precioso bajo la luz de la hoguera. Sus ojos brillaban como las estrellas y casi podía verme reflejada en ellas.

-¿Qué haces?- pregunte dudosa.

- Cumplir otro de mis deseos- me sonrió.

-¿Aprender a tocar la guitarra?

-No, quiero aprender a volar- dijo con un tono de ironía- acércate- dijo apartándose del sofá, para sentarme al lado suyo- a ver qué te parece esta canción...-me costaba creer que aquellas notas que empezó a tocar los había aprendido aquella misma noche. Después de las primeras notas empezó a cantar "all of me" de John Legend, una de las canciones más bonitas que conozco. La canción sonaba lentamente, mientras que yo me perdía entre sus letras...

40 deseos que cumplir contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora