Después de terminar la canción nos fuimos a la habitación. Me apoye contra la puerta, mientras que Rubén me sujetaba de la cintura dándome un dulce beso. Conocía sus intenciones, y por eso le interrumpí.
-Espera, espera, espera...- se alego un poco de mi- no creo que sea ni el lugar ni el momento para hacerlo- echamos un vistazo a la habitación- parece la casa encantada- reímos
-Tienes razón- se alejo de mi y se sentó en la cama- pero que sepas, que tengo costumbre de dormir en ropa interior- cogí el cojín y se la tire.
- ¿Sabes que es lo raro?-dije con una sonrisa traviesa.
-No
-Que a mí también me gusta dormir en ropa interior- me quite los zapatos y las medias lentamente mientras que el lo hacía con su camiseta y sus pantalones. Finalmente me quite el vestido y fui corriendo hacia la cama para saltar encima. Sin darnos cuenta empezamos a hacer una pelea de almohadas. El me perseguía por la habitación y yo le tiraba cojines como obstáculos. Cualquiera que nos viera pensaría que somos niños de cinco años. Pero la verdad es que éramos dos adolescentes, perdidamente enamorados. Terminamos los dos en el suelo, muertos del cansancio mirando al techo.
- Tú crees que aguantará- dijo Rubén refiriéndose al techo
- Espero que sí- los dos empezamos a reír tanto que seguramente Isabel nos oiría desde nuestra casa. Estoy exagerando demasiado, pero sí que es verdad que reímos mucho.
Nos fuimos a dormir y por la mañana nos despertamos con un intenso sol que iluminaba la habitación
-¿Es que los Irlandeses no conocen la existencia de las cortinas o qué?- dijo Rubén gruñón.
-¡Cuánto sol!- dije con la cabeza metida en la almohada.
-Cierra las contraventanas- me levante y fui a cerrar las contraventanas cuando hoy un "click".
-¿Qué haces?- pregunte cuando vi que me estaba sacando fotos con el móvil.
-Estas preciosa con la luz de la mañana
El sol estaba saliendo de entre los montes y le daba un color anaranjado a mi cuerpo medio desnudo. Rubén se acercó y me dio un tierno beso.
La preciosa escena pronto se acabo. Nos vestimos, les agradecimos a los ancianos por su amabilidad y volvimos al hotel. Los pocos días que quedaban para volver a casa se pasaron muy rápidos. Pero para terminar las vacaciones dimos un último paso antes de hacer las maletas e irnos definitivamente. Íbamos paseando y pasamos por una heladería que tenia buena pina.
-¿Te apetece un helado Cris?- me pregunto Rubén.
- No gracias, no me gustan.
- ¿Que quiere el señor?- pregunto el heladero
-Mmmm...- miro la variedad de helados que tenia aquella tienda- tomare dos bolas de helado de cerveza- abrí los ojos como dos platos.
-Aquí lo tiene- dijo el heladero mientras que Rubén le daba el dinero.
Salimos fuera y empezó a comer su helado de cerveza.
-Qué asco... ¿cómo puede existir helado de cerveza? Y aun peor... ¿Cómo te puede gustar?- él rio- eres rarito- dije bromeando
- Lo dice la que no le gustan los helados- reí- en mi opinión el helado es la comida más rica que existe. Me encanta cuando te congela la cabeza... y a pesar del daño que te hace te lo sigues comiendo- los dos empezamos a reír cuando note como su mano rozaba con la mía hasta unirse. Un silencio incomodo apareció entre los dos.
Me quede un instante pensando. Cogernos de la mano e ir paseando, significaba mucho para mí. Sentía que lo nuestro iba en serio. No era solo dos adolescentes que se atraían, si no, dos adolescentes que se amaban y se querían de verdad. Y eso me preocupaba. Porque los dos sabíamos el final de esta historia de amor y no termina con"...y comieron perdices". Muchas veces Isabel me decía "el amor cura todas las enfermedades", pero yo soy más de ciencia que de ficción.
-¿Te pasa algo?- dijo Rubén sacándome de mis pensamientos.
-No...- dije con un poco de inseguridad. Vi que él había notado mi no falso, por eso cambie mi estado de ánimo para que no se preocupara. Y antes de que me hiciera otra pregunta le di un pequeño beso y me fui corriendo "el último que llegue al hotel le llevara las maletas al otro"
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40 deseos que cumplir contigo
RomanceUna chica llamada Cristina tiene un accidente patinando. En el hospital de reposo conoce a su compañero de habitación. Cristina descubre que el chico tiene un año de vida por causa del cáncer. En una pequeña aventura con el chico cumplen 40 deseos a...