9. Capitulo

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Corrimos hacia la azafata que se encontraba al lado de la entrada.

-Perdone, ¿donde es la entrada para el avión hacia Irlanda?- la azafata negó con la cabeza, y señalo a otra entrada que se encontraba en la otra punta. Fuimos corriendo arrastrando las maletas como podíamos y esquivando a las personas. Llegamos justo a tiempo y pudimos coger el avión. En el avión ya volando, decidí echarme una siesta ya que el viaje era de tres horas aproximadamente. Solamente estuve una hora durmiendo, ya que desperté con un hambre impresionante.

-¿Cuando pasaran las azafatas para repartir la comida?-pregunte curiosa.

-Ya han pasado- me respondió Rubén que estaba mirando las nubes por la ventana.

- ¿Y por qué no me han dejado la comida para cuando despertara?-dije aún despertándome de la pequeña siesta.

-Sí que te la han dejado, pero me lo he comido, no te importa ¿no?-le cogí del cuello de su camiseta.

-¡Vuelve a tocar mi comida y te juro que te mato!- dije bromeando pero a la vez seria-¡queda claro!- hice una pequeña pausa-¡te mato!- me levante y me fui al baño del avión. Bebí agua del grifo y me pare un segundo a mirarme al espejo. Recordé la cara que había puesto Rubén y me reí, mientras que una señora me vio riéndome sola (seguramente se pensó que estaba loca).

Dos horas se pasaron rápido, y para cuando nos dimos cuenta ya estábamos en Irlanda bajando del avión. Después de coger las maletas y salir del aeropuerto cogimos un taxi para irnos al hotel con piscina y bufet para comer. En el taxi mirando por las ventanas, pudimos ver que todas las casas de allí eran coloridas y todas estaban pegadas por así decirlo. Veías rojo, azul, amarillo, naranja, morado y sobretodo verde por todos los lados. Parecía que había llegado al final del arcoíris. Era precioso. Nos miramos Rubén y yo a la vez, sin decir nada pero con una sonrisa de oreja a oreja de lo alucinados que estábamos. El devolvió la mirada a la ventana mientras que yo me quede mirándole y pensando en el, en lo perfecto que era, en la sonrisa tan blanca que me hacia sonreír a mi aún mas, en lo bonitos que eran sus ojos, en lo guapo que era, y sobre todo como era su personalidad. Aunque contara un chiste malo yo me reía, y también cuando no lo hacía. Fuera lo que fuera me hacia reír como nadie lo había hecho nunca, y cuando a veces nos rozábamos las manos sin querer o estábamos mas juntos de lo normal me hacía sentir cosquillas en el pecho. No sabía si lo que sentía por él era amor verdadero o simplemente amor pasajero. Yo solo quería que fuera algo pasajero ya que cundo se fuera me haría menos daño. Lo peor es que tendría que esperar a que se fuera para saber lo que de verdad siento por él. Si fuera algo pasajero cuando se fuera lo superaría mas rápidamente, pero si fuera verdadero, notaria un dolor muy grande...

Salí de mis pensamientos cuando el chofer paró, y mire por la ventana viendo un hotel enorme y precioso por fuera, y un joven clavado a Rubén esperándonos junto a la entrada, que supuse que era Connor. Mientras que el taxista sacaba las maletas, Rubén se fue directo hacia él y le dio un fuerte abrazo típico de hombres. Page al taxista y Rubén se dirigía hacia mí para presentarme a Connor.

-Supongo que tú debes de ser Connor- dije mientras que le daba dos besos en las mejillas- encantada de conocerte- el sonrió y asintió con la cabeza como si fuera un chino que no sabe Español.

-Hi...- fue lo único que entendí de todo lo que dijo. No le entendíamos nada pero aun así cogimos las maletas y le seguimos. Nos estaba llevando a nuestras habitaciones. Saco dos tarjetas de sus bolsillos, una me lo dio a mí y la otra a Rubén. Nuestras habitaciones estaban en frente.

Entre y era muy bonita la habitación. Tenía muchos estampados de colores y una cama enorme de matrimonio. Tenía una sensación muy buena de que esa noche iba a dormir como un ángel. Entre al baño y no pude evitar fijarme en la enorme bañera con burbujas. También había un balcón con vistas al mar que estaba al lado, solamente a diez metros del hotel. Deje las maletas en una esquina y me deje caer a la cama. Hice un suspiro muy grande mientras que cerraba los ojos. No me podía creer que estuviera en Irlanda, todo era impresionante. Estuve un rato pensando en Connor y lo parecido que era a Rubén. Connor era un poco más guapo, pero quizás era porque era más joven o quizás porque se cuidaba su imagen. Oí como tocaban la puerta y fui a abrirla. Eran Rubén y Connor preparados para enseñarme la ciudad. Connor cogió su moto mientras que Rubén se alquilaba uno. Ya que yo no tenía carnet me tuvo que llevar Rubén. Llegamos al centro y dejamos las motos aparcadas en una esquina. No pude evitar fijarme en todas las tiendas de ropa que había, aunque la mayoría fueran pequeñitas. Ahora que estaba de vacaciones me gustaría aprovechar para comprar ropa. Todos los escaparates eran coloridos y llamaban mucho la atención. Por el centro se notaba más gente que por el lugar donde se encontraba el hotel. Si que note diferencia en la temperatura. En Irlanda hacia un poco mas de frio comparando con España en estas fechas de marzo.

Les propuse a los chicos para ir de compras, pero claramente lo negaron así que decidimos separarnos y a las nueve juntarnos en un lugar de encuentro para ir a cenar. Yo me fui sola de compras mientras que Connor le enseño la playa y un poco el centro a Rubén. Me costó aclararme bastante con las monedas y billetes ya que no entendía muy bien. Y tampoco me apañaba muy bien a la hora de preguntarle a la dependienta las tallas y etcétera. Pero supongo que esas eran las desventajas de viajar al extranjero sin la mínima de idea de cómo se habla el idioma. Compre unas cuantas cosas, y alguna chaqueta que otra ya que en mi maleta había metido solamente una.

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Hola espero que os este gustando esta historia. Recomiendo que leais poesia de amagarbi es muy bonito

40 deseos que cumplir contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora