Los pocos días que quedaban para el viaje a Irlanda estuvimos haciendo la maleta y despidiéndonos de Isabel y Colorines. Nos íbamos los dos solos y por alguna sensación positiva, sabía que algo entre los dos al final pasaría o que ese viaje iba a ser el mejor de todos. Aunque como yo siempre digo el futuro es impredecible, y quizás pase algo que no me guste y que no me lo esperaba. Ese viaje lo esperaba con muchas ansias, ya que estaríamos 10 días solos él y yo.
El día que ya estábamos en el aeropuerto estaba más nerviosa que cuando casi le bese en la bañera empapándonos con la ropa puesta. Llegamos muy justos al aeropuerto y como era nuestra primera vez viajando en avión, no entendíamos muy bien cómo iba todo. Antes de pasar por el control de seguridad, fui un momento a coger un café en la máquina de cafés, dejándole a Rubén un momento en las sillas de espera. Cogí un vaso, lo puse en el agujero donde sale el café y finalmente metí una moneda pulsándole a un botón. Mientras que el vaso se llenaba mire a lo lejos un momento a Rubén que estaba mirando los mensajes del móvil antes de subir al avión y luego devolví la vista al vaso. El café se sobresalía del vaso y la maquina no paraba de sacar café. Estaba estropeada y lo único que me vino al momento fue coger otros vasos y ponerlos. Pero los vasos enseguida se llenaban y el café no paraba de salir. Me estaba poniendo nerviosa y seguía sin saber qué hacer, asique lo segundo que me vino fue meter la cabeza y beber de morros. Pero tampoco funcionaba ya que no bebía tan rápido y la cara se me había empezado a manchar de café. Al final lo que hice fue dejar el café que se callera e ir un momento al baño a limpiarme la cara. Qué vergüenza había pasado, lo único que quería era que la tierra me tragase... todo el mundo mirándome y yo de mientras bebiendo de morros como una loca. Después de limpiarme la cara volví a donde estaba Rubén.
-Pero porque as tardado tanto- me reí por no llorar recordando la vergüenza que había pasado.
-Más tarde te lo cuento- mire la hora- ¡vámonos ya! que vamos a perder el avión a estas alturas.
No solo llegamos tarde al control si no que en el control nos tuvieron que parar ya que me abrieron la maleta. De la maleta me podían haber quitado muchas cosas, pero me tuvieron que quitar de todas ellas mi collar de la surte ya que era de metal. Supongo que pensareis que no tiene sentido, pero sí que la tiene ya que el collar era un patín de patinaje sobre hielo y la mini cuchilla que tenía el patín podía cortar. Era simplemente estúpido, y no iba a permitir que me lo quitaran.
-Perdona señor pero ese patín no puede causar ningún daño y además es el ultimo regalo que me dio mi abuela y la utilizo como amuleto de la suerte y sin ella no puedo competir...por favor- dije intentando convencer educadamente. Mi abuela fue una persona muy importante en mi vida y ella fue la que me ayudo a luchar para ser buena patinadora.
-Lo siento pero ya te he dicho que no, ese amuleto se queda aquí-antes de dejarle hablar, Rubén le interrumpió.
-Señor, la señorita te acaba de decir educadamente que le devuelvas el amuleto- dijo un poco subiendo su tono de voz.
-Ya os he dicho que no, váyanse- dijo señalando a la salida.
-Supongo que no la has oído bien, ha dicho por favor. ¿Acaso a ti te gustaría perder algo muy valioso por un puto azafato que no deja pasarlo?
- Da igual Rubén, ¡vamonos! que si no perderemos el avión -le sujete del brazo tirándole antes de que la cosa fuera a peor.
-No da igual - me quito la mano que le agarraba-devuélvaselo o si no...
-¿Que me vas a hacer tu a mi?- dijo el azafato acercándose a él haciéndole comparar su altura con la de Rubén. Insinuando que él era mucho más fuerte y que no le podía hacer nada.
-No sé cómo duermes a las noches después de robarle a la gente cosas preciadas- dijo Rubén rindiéndose. Por un momento pensé que le iba a pegar al azafato. Nunca le había visto a Rubén tan enfadado y se me hacia raro, no me lo esperaba de él. Pero por una parte me gusto que me hubiera defendido de esa manera.
El azafato reaccionó con lo que dijo Rubén y con mal humor, guardo el amuleto en la maleta y nos dejo pasar. Le agradecí mucho a Rubén dándole un abrazo. Pero tanto drama nos hizo olvidar la prisa que teníamos para coger el avión. Y cuando ya veíamos la entrada para el avión, vimos una salir. ¿Seria la nuestra? No lo sé, pero si lo fuera, todos esos momentos que pasaría con él asolas y ese viaje tan divertido que me esperaba, se habría ido junto al avión.
Por favor darle a la estrellita si la historia os esta gustando. Se que este capitulo es corto. Intentare alargar los siguientes.
ESTÁS LEYENDO
40 deseos que cumplir contigo
RomanceUna chica llamada Cristina tiene un accidente patinando. En el hospital de reposo conoce a su compañero de habitación. Cristina descubre que el chico tiene un año de vida por causa del cáncer. En una pequeña aventura con el chico cumplen 40 deseos a...