7. Capitulo

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Tenía mucho que decirle en la vuelta sobre aquella noche, pero no podía, dado que Isabel estaba de por medio, literalmente. Yo estaba en un lado y Rubén en el otro sujetando a Isabel del los hombros para no caerse. Estaba más borracha que nunca. Cuando llegamos a casa la deje en la cama y no se despertó hasta la una del siguiente día.

Todos los sueños empezaron a ponerse en marcha. Rubén asistió a unas clases de boca-boca, ya que era uno de sus sueños, mientras que yo buscaba a la persona más parecida que hubiera a él en el mundo. Es decir, todas las personas tenemos alguien en el mundo que se parezca mucho a nosotros, pues él quería encontrar al más parecido a él. Después de buscar mucho, al final lo encontré. El chico se llamaba Connor, era irlandés y tenía 16 años. Después de muchos intentos contactando con él al final lo conseguí y quedamos que íbamos a ir para fechas de marzo a Irlanda.

Todos los días hasta febrero fueron impresionantes, íbamos poco a poco cumpliendo deseos y cada vez quedaba menos para cumplir todos, aunque también quedaba menos para que se fuera. Por cada deseo que cumplía con él, me enamoraba aun más. Tenía más que asumido que le quería y que quería pasar el reto de mi vida con él, pero eso claramente era imposible como sabéis, y temía a enamorarme tanto de él que en el momento que se fuera entrara en depresión. Eso era algo que tenía que tener en cuenta y la razón por la que me echaba para atrás en los momentos que le intentaba decir un simple “te quiero”. Yo le ayudaba en cada uno de sus deseos para pasar más tiempo con él, pero parecía que él no se daba cuenta de eso. Sin alargarme más seguiré contando sobre los días antes de febrero y no mis sentimientos hacia Rubén.

Esos días fueron geniales, asistiendo a un monologo, paseando diez perros a la vez, celebrando a lo grande su ultimo cumpleaños, comiendo 15 tortitas en 10 minutos, yendo al concierto de Rihanna y pintando su habitación con olas. Todo fue muy divertido, sobretodo aquel día que pintamos las paredes. Terminamos más pintados nosotros que las paredes de su habitación. Y lo más divertido fue el baño que nos dimos después juntos. Todo empezó cuando estaba preparando la bañera para ducharse con mucho jabón, y con la envidia que me dio me propuso para ducharme con él.  No lo iba a hacer claramente, a si que le tire con la ropa a la bañera mientras que el me cogía y nos caímos juntos al agua. Nos echamos unas cuantas risas y decidimos quedarnos con la ropa puesta en la bañera. Estuvimos jugando con el agua y dejamos todo el baño inundado, pero lo importante es que nos lo pasamos bien picándonos el uno al otro aunque luego tocaba limpiar. Cuando estábamos en la bañera tuve un impulso y casi le beso, pero volví a echarme para atrás. Algo me decía que él no quería besarme a mí, quizás porque él a mí no me quería.

El día en que se comió las tortitas también fue muy divertido, aunque el día siguiente ya no tanto, dado que estuvo enfermo y vomitando. Yo como una buena amiga le estuve cuidándolo y estuvimos viendo una peli. Si mal no recuerdo era la película “dando la nota” unas cuantas risas no nos las pudimos evitar. Ese día también estuvimos hablando con Connor mediante Facebook gracias al traductor de Google. Nos dijo que los primeros dos días estaría libre, pero los siguientes días tendría que estudiar y no nos podría atender.

También tuvimos un viaje al zoo donde cumplimos muchos deseos a la vez. El zoo que visitamos era impresionantemente grande y tenía mil actividades para hacer en el zoo, aunque algunas eran bastante caras. Vio por primera vez un ornitorrinco, montamos en elefante y consiguió que un loro repitiera su nombre también. Esos fueron tres deseos menos. La sensación que sentí al montarme en el elefante fue increíble, tenía miedo y seguridad a la vez. Fue la sensación más extraña que tuve nunca ya que también era la primera vez que veía un elefante. Antes de tener el accidente siempre estaba ocupada entrenando y nunca tenía tiempo de hacer planes con la familia y todavía menos tiempo para ir a un zoo.

Aun así los otros días, a parte del día que pintamos la pared,  cuando Rubén se comió 15 tortitas y la que fuimos al viaje, también fueron divertidos. El concierto de Rihanna fue alucinante. Luces y músicos la acompañaban mientras que ella se movía por el escenario como si no hubiera un mañana. Ojala algún día me mueva así por la pista con la seguridad que tenia ella. En el concierto estuvimos cinco personas. Rubén invito a su mejor amigo Diego y a una muy intima amiga llamada Sara mientras que yo invite solamente a Isabel. Los amigos de Rubén eran muy majos sobretodo Sara. En el concierto les veía muy juntos y me puse un poco celosa ya que por un momento pensé que eran novios, pero me dio mucha vergüenza preguntar.

Nos costó mucho conseguir los diez perros para el otro deseo. Cuando paseamos los diez perros a la vez, todo se volvió patas arriba. Un perro se paraba a hacer sus cosas mientras que el otro quería correr… todos le tiraban y el no podía con todos. No fue tan divertido como nos lo esperábamos, y así aprendimos que no todo sale como quieres.

El día de su cumpleaños montamos una fiesta enorme con todos sus amigos, una tarta de 4 pisos y mil regalos. La fiesta duro toda la noche, y la verdad es que me lo pase como nunca. Aunque a media noche ni Rubén ni Sara aparecieron, y eso me dio aun más razones para pensar que estaban saliendo.

Espero que os este gustando la historia. Por favor votar y dejar comentarios, opinar de lo que os gusta y no os gusta. Intentare subir una capitulo cada semana y quizas a veces publique dos. Y MUCHAS GRACIAS por estar leyendo esta historia. 

40 deseos que cumplir contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora