Después de un largo día de visitas de la familia de Rubén y mías, al fin nos quedamos solos. Estábamos los dos sentados viendo la tele y contándonos como nos había ido hoy el día. Después de diez minutos de conversación me dijo:
-He hecho la lista de 40 deseos que cumplir- me dijo mientras sacaba unas hojas de la mesilla que tenia al lado- he pensado que quizás te gustaría ir fuera a dar un paseo y mientras los vas leyendo- pregunto un poco nervioso esperando la respuesta que le iba a decir.
-Claro, y si tú me dejas me gustaría mucho ayudarte a cumplir los 40 deseos- le mande una puchero suplicándoselo, y el riéndose me lo afirmo.
Era de noche asique nos abrigamos un poquito y con la lista salimos fuera a despejarnos un poco. Nos sentamos en un banco a la luz de la luna y con una farola al lado que me permitía leer. Cuando empecé a leer me di cuenta de que Rubén lo único que quería era divertirse, dado que de los deseos que él había pedido pocos eran con fundamento. Seguí leyendo y no paraba de reírme. Este chico tenía su punto de humor. Iba a morirse y lo único que quería era ganarle a un chino en pimpón, o ver por primera vez un ornitorrinco, o simplemente dar una charla sin sentido. Esas eran tres de muchos deseos estúpidos que él quería hacer, aunque por una parte era mejor ya que sería más fácil de conseguir cumplirlos. Yo le iba ayudar en todos esos deseos, y así podría morir tranquilo sabiendo que ha aprovechado la vida y yo también estaría tranquila sabiendo que le he ayudado en hacer realidad sus deseos.
Después de muchas risas, al final conseguí leer todos los deseos que pedía, y los organice para que fueran más fáciles de cumplirlos. Ya era mi última noche así que nos dimos los teléfonos para contactarnos y poder hablar. Estuvimos sentados en el banco un rato más, y empezamos a buscar constelaciones, aunque yo no conociera ninguna.
-Ves allí tres estrellas muy juntas- dijo mientras que señalaba al cielo, y yo afirme con la cabeza-pues esa es la constelación de Orión, y esas tres estrellas forman su cintura. Y encima de Orión esta Taurus- le mire a los ojos con una pequeña sonrisa. Era muy interesante escucharle mientras que el estaba tan tranquilo.
-¿Como sabes tanto sobre las constelaciones?- pregunte curiosamente mirándole con mucha tranquilidad.
-Siempre me ha gustado saber que las estrellas forman dibujos con mucha historia por detrás. Y cuando me diagnosticaron cáncer y me pusieron fecha de mi muerte, decidí aprenderme el lugar donde dentro de un año me dirigiría-lo conto muy tranquilamente, con la cabeza apoyada en la pared de atrás, mirando al cielo. Yo mire al cielo donde él estaba mirando, y guardamos un minuto de silencio- allí esta mi constelación favorita- otra vez señalo a otra parte del cielo- es Aquarius y significa impredecible y futurista- dio un pequeño suspiro- cuando miro al cielo me siento en como en casa. Y sé que lo que me pasara es simplemente una pequeña mudanza al barrio de al lado, y también se que ni siquiera tardare un segundo en estar en el barrio de al lado ya que pronto me acercaré a la frontera- oír esas palabras que él decía era muy fuerte. Lo decía sin ningún miedo y con toda la seguridad del mundo. El sí que era una persona valiente y las típicas personas que se cuelgan una serpiente grande en el cuello y ya se creen los mejores
- Si yo estuviera en tu lugar tendría miedo- dije sin parar de mirar las precisas estrellas que se aguardaban esta noche.
-¿Miedo de que? ¿De cambiarte de barrio? -mire a mis pies y negué con la cabeza.
-No, miedo a perder todo lo que tengo- otro momento de silencio se guardo entre nosotros.
-Pero cuando te cambias de barrio o simplemente del cole, también pierdes todo lo que tienes y al final terminas acostumbrándote, que es lo que yo hice hace dos años- tenía toda la razón del mudo. Cuando dijo esas palabras me tranquilizaron un monto incluso llego a quitarme el miedo y la duda de lo que pasaría mañana o en el futuro.
La noche fue tranquila, llena de frases que te llenaban de sentimientos y sensaciones que nunca habías tenido. Su forma de hablar de la muerte era tranquila y segura y fue muy interesante oír lo que él pensaba en su caso. Finalmente nos fuimos a dormir muy cansados. Esa noche dormí con mucha tranquilidad, sabiendo que quizás no despertaría y no tendría miedo de no hacerlo, ya que finalmente mi miedo hacia el futuro se fue.
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40 deseos que cumplir contigo
RomanceUna chica llamada Cristina tiene un accidente patinando. En el hospital de reposo conoce a su compañero de habitación. Cristina descubre que el chico tiene un año de vida por causa del cáncer. En una pequeña aventura con el chico cumplen 40 deseos a...