2. Capitulo

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 Hoy era el día, el día que me llevaría directamente a cumplir mi sueño de ir a la mundial. Estaba más que preparada ya con el mallot puesto y esperando a que nombraran mí nombre para subir a la pista de hielo. Empecé a bailar, no oía más que la música sincronizando con mis pasos y el sonido que hacia el hielo cuando lo rozaba con los patines. Todo me iba perfectamente cuando de repente después de un doble giro en el aire me caí. Abrí los ojos y vi el hielo enfrente de mi cara. Después de cerrarlos volví a abrirlos y un señor con la cruz roja me recogía situándome en una camilla. No vi nada mas solo hoy voces, gritos, sirenas y mi propia consciencia pensando lo que había pasado. Eso era lo único que recordaba, nada más, hasta que me desperté. Estaba en el hospital con mi madre e Isabel esperando que abriera los ojos. Fueron pocas palabras las que dijo Isabel, pero en cambio mi madre me soltó toda la biblia.

-¡Hija! no me des estos sustos, por un momento pensaba que te ibas a ir-no sabía si tomármelo como una bronca o como algo bueno-menos mal que estas bien solo tienes una pequeña lesión en el tobillo y un golpe en la cabeza que te ha dejado inconsciente por unas horas, pero nada grave que no se pueda curar- esas palabras fueron las que más me alegraron el día ya que sabía que podría volver a pisar la pista de hielo que tanto apreciaba. Por un momento pensé que dejaría de patinar para siempre, pero por lo menos solo será para un mes o como máximo dos meses.

 La sensación que tuve al caerme fue muy extraño, casi no recordaba nada, pero supongo que el dolor del tobillo escayolado será porque después del giro caí mal. Pero no me explicaba la pequeña cicatriz que tenía en la cabeza. Supongo que me habría dado con la esquina de la baya y me habría caído al suelo. Después fue cuando empecé a abrir y cerrar los ojos recogiendo imágenes que aún recuerdo. Para mí todo eso paso muy rápido pero según mi madre los médicos tardaron 5 minutos por lo menos en venir y subirme a la camilla para llevarme al coche que me llevo directamente al hospital.

Después de unas cuantas  visitas y muchos ramos de flores al fin me quede sola para poder descansar. Mi madre quería pasar la noche durmiendo, pero si no duerme en una cama, no duerme, asique sin más escusas se fue a casa ya que la camilla libre de al lado pronto estaría ocupado por un chico que le estaban operando en esos instantes. Isa también quería quedarse pero sus padres no le dejaban, y ella sin más remedio se tuvo que ir acompañada de mi madre. Esta noche la pasaría sola, o mejor dicho con un desconocido con la anestesia puesta.

Después de una hora viendo la tele de la habitación apareció el chico operado y lo tumbaron en la cama totalmente dormido, mientras que el médico me dejaba un mensaje:

-Cuando se despierte dile que la operación ha salido mucho mejor de lo que esperábamos y que ahora tiene  5 meses de mas, el te entenderá-me hablo con una sonrisa en la cara.

-No te preocupes se lo diré- dije para ser más amable.

Apenas pasaron cinco minutos desde que le dejaron al chico conmigo, pero ya estaba cansada después de un día tan largo así que decidí meterme en la cama para dormir. Me costó mucho dormirme por el dolor de cabeza que tenia y el poco espacio que había en la cama que me impedía moverme y coger una postura correcta.  Al final conseguí dormirme, aunque a medianoche me desperté con ganas de ir al baño. Se me hacia raro estar en el hospital y no en casa, dado que en el hospital el baño estaba a un metro y en casa al final del pasillo. Son cosas que me tendría que acostumbrar durante una semana o menos que estaría en el hospital reposando.

 Cogí las muletas que me habían dejado los médicos al lado de la cama por si en algún momento pensaba dar un paseo. Me levante de la cama y tranquilamente intentando no hacer ruido me dirigí al baño mientras chocaba con algunos obstáculos, ya que sin luz, no se ve nada, y tampoco era plan de encender la luz y despertarle al chico. No tarde más que cinco minutos en salir del baño para volver a ir a dormir, pero cuando salí, allí estaba el chico despierto con la luz encendida.

-Lo siento ¿Te he despertado?-es lo único que me vino a la cabeza, no sabía que mas decirle.

- No, tranquila no has sido tú-le respondí con una sonrisa- me llamo Rubén, ¿y tú?- continuo hablando mientras que yo me sentaba en la cama, como él estaba haciendo.

- Yo me llamo Cris- me interrumpí después de recordar lo que me dijo el médico- antes el médico me ha dicho que la operación ha salido mejor de lo que esperáis y que tienes 5 meses de mas- de repente su cara se ilumino de alegría.

- ¿En serio que te ha dicho eso el doctor?- me pregunto mientras que afirmaba con la cabeza.

- ¿Qué quería decir el doctor con lo de 5 meses más?- ya sabía que era un poco de mala educación preguntar así sin más, pero tenía la duda y yo nunca me corto, siempre digo lo que pienso aunque a veces meta la pata.

- El doctor se refería a cinco meses más de vida- eso me dejo más confusa aún, eso significaba que iba a morir o eso era lo que pude entender.

- No entiendo lo que me has dicho ¿Por qué?- dije un poco nerviosa esperando la respuesta que iba a decirme. Espero que lo que pensé no fuera cierto, porque la verdad es que Rubén era bastante guapo. No era moreno, ni tenía los ojos azules, pero sí que era rubio y su cara era como así decirlo, perfecta con unos ojos verdes oscuros.

-Hace dos años me encontraron un cáncer demasiado tarde y ya era muy grande, entonces ya es imposible quitármelo del todo, por eso dentro de un año exacto moriré. Y en la operación de hoy me han quitado más de lo que pensaban y me han alargado la vida- me quede en blanco, no me podía creer que tuviera la vida marcada con un solo camino y sin vuelta atrás. Me conto con naturalidad como si ya lo tuviera asumido.

-Lo siento muchísimo, de verdad, si lo supiera no te lo habría preguntado, no te quería hacer pasar pon ningún apura-lamentándolo mucho junte las palmas pidiendo perdón.

-Tranquila no me cuesta nada decirlo, lo tengo totalmente asumido y mi familia y yo estamos preparados-esa sonrisa que tenia al contarme no se la quitaba nadie. Era una pasada como sonreía después de saber cuál era su futuro. Si yo ahora mismo estuviera en su lugar tendría mucha depresión, pero en cambio el está sentado en frente mío contándomelo y además con una preciosa sonrisa. Eso no es fácil, y cualquiera no lo haría.

- ¿Y por qué estas tan feliz?, quiero decir, estas tranquilo y…- me interrumpió antes de que siguiera.

-Tranquila te entiendo. Mucha gente me hace esa pregunta y yo siempre la respondo con la misma respuesta-hico una pausa- Te voy a poner un ejemplo. Imagínate un niño o una persona que no tiene brazos, (en mi caso me faltan años en vez de brazos). Esa persona puede ser feliz si él lo quiere, ya que tiene su familia que le cuida y una buena vida. Porque la felicidad de esa persona no está en los brazos que ha perdido, si no en el corazón que sigue teniendo.

40 deseos que cumplir contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora