PRÓLOGO: "Colisión"
Sasha Ivanov: (23 años)El hielo cruje bajo mis botas negras tan pronto bajo del todo terreno, encontrándome con el frío de la noche que se mezcla con la helada neblina, sumiendo todo el bosque en las sombras.
Suspiro tratando de controlar la ansiedad. cuando mi corazón galopa con anticipación a la espera del encuentro que he ansiado por tanto tiempo. Tiempo que me ha parecido una eternidad.
«¡Blyád!»
Siempre he dicho que no hay nada en este mundo que no pueda alcanzar. Nada que no pueda poseer. Dinero, poder, mujeres... todo lo que me propongo conseguir, tarde o temprano, de una u otra forma lo obtengo. Y ella, no es la excepción. ¡Por el contrario, es mi posesión más preciada!
El hombre a mi lado suelta el humo del habano y me codea, señalando con su mentón el coche que se acerca con las luces amarillentas encendidas, iluminando el desolado camino en medio de la oscuridad. Tiro el cigarrillo al suelo y lo aplastó bajo mi bota, antes de apartar la espalda de la camioneta Mercedes Benz todo terreno y acercarme a la furgoneta que se detiene a pocos pasos. La puerta del costado se abre y observo como uno de los hombres baja a la chica con la venda que cubre sus ojos.
«Al fin esta aquí.»
Estrecho los ojos y detengo mis pasos a medio camino, cuando noto sus pequeñas y delicadas muñecas amarradas con la gruesa cinta plateada. Desplazo la mirada a mis hombres que apartan la mirada cuando notan donde están puestos mis ojos; hasta que la chica se remueve del agarre del sujeto, que tiene un largo y reciente arañazo que le cruza la frente y que sostiene a la mujer con más fuerza de la necesaria.
Ella se remueve un poco mas haciendo un gesto de dolor, y mi corazón se acelera de pronto ante ese simple gesto. Mi ceño se junta aun más en el momento en el que recorro su perfecto rostro angelical con la mirada y veo el morado en uno de sus pómulos.
Doy dos zancadas y cuando mis pies se detienen frente a los suyos, meto la mano en el bolsillo de mi saco, ella se estremece con el sonido del clic que suelta la navaja cuando presiono el botón liberando la filosa hoja con la que corto la cinta liberando sus muñecas.
Recorro su rostro y su largo cabello, ladeando un poco la cabeza y observando como los copos de nieve se adhieren a las ondas doradas que caen a lo largo de sus hombros y espalda, por encima de la tela del pesado saco de piel, que cubre su cuerpo.
Nadie habla ni dice nada, cuando mis nudillos acarician suavemente él morado bajo el pómulo izquierdo, que mancha la perfecta piel de la mujer frente a mí. Y pese al silencio sepulcral que nos sume, aun asi, la tensión se siente en el aire. Aun mas cuando aprieto los dientes y afirmo mi mano en el mango del cuchillo, e inmediatamente escucho las pisadas de las personas que retroceden un paso atrás a excepción del tipo que pasa saliva y se mantiene de pie tras ella.
—¿Kto byl? «¿Quien fue?» — Pregunto sin dirigirme a nadie en particular y sin apartar mis ojos del morado en su rostro.
—Mi señor, ella se resistió y tuve que...
Las palabras quedan a medias cuando sin inmutarme, con mi mano libre y sin dejar de acariciar la mejilla de la chica con mi otra mano, entierro la hoja de la navaja bajo el mentón del imbécil que se tambalea, intentando llevar las manos al lugar del que empieza a brotar la sangre. Entonces quito la navaja y girándome hacia el, vuelvo a enterrarla esta vez en su cuello, sujetándolo con una mano del cabello mientras con la otra desgarro su carne con el filo de mi cuchillo. Da un paso atrás tambaleante cuando lo suelto y abre muy grandes los ojos observándome horrorizado.
—¡Nikto ne trogayet to, chto prinadlezhit mne! «Nadie toca lo que me pertenece.» —Le aseguro con tono de voz neutro e increíblemente calmado, antes de ver como se desploma en el suelo, y comienza a ahogarse con la sangre que sale a borbotones de su garganta desgarrada.
Me volteo nuevamente hacia la chica que se estremece cuando mis dedos helados le quitan lentamente la venda de los ojos. Parpadea intentando enfocar la mirada, hasta que al fin me encuentro con esos ojos, que tanto me han torturado con su ausencia durante años.
—dobro pozhalovat' Freya. «Bienvenida a casa, Freya» —Susurro observando sus exóticos y cautivadores ojos.
—¡Desataras un infierno en tus tierras si no me dejas ir! —Se limita a susurrar con suavidad, juntando el ceño y ladeando un poco la cabeza.
Eso es lo que más me atrajo de ella desde el primer momento, lo calmada y serena que se ve por fuera, cuando en realidad desde dentro sus demonios gritan por ser liberados.
Alzó el mentón y me inclino sobre sus labios, no se mueve, pero me mantiene la mirada haciendo que sonría al notar que como esperaba, es una de las pocas personas que no se intimida con mi presencia.
«Eso me agrada.»
Sus ojos y los míos colisionan, cuando nuestras miradas se mantienen la una en la otra, igual que aquel día hace tantos años. Sus ojos brillan debatiendo entre la luz y la oscuridad que ahondan en ellos. Misma oscuridad que me atrapó desde el primer instante y que no ha dejado de llamarme.
—¡Togda pust' ad gorit! «¡Entonces deja que el infierno arda!» —Respondo y tomo su rostro entre los dedos de mi mano, me inclino un poco mas y roso la punta de mi nariz con la suya respirando su mismo aire, mientras mis ojos se cierran un instante, disfrutando de la cercanía de la mujer por la que acabo de desatar el maldito apocalipsis, solo para que sea mía.
«Porque le he robado al rey, su tesoro más preciado y no estoy dispuesto a regresárselo nunca.»
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La Posesión del Ruso ©.Libro #1 "Almas Rebeladas." [Borrador Para Corregir] +21
Romance"El puede parecer un dios, pero esta muy lejos de serlo. El no es un santo, tampoco un pecador cualquiera. ¡El... es un sádico!" Sasha ivanov, hijo primogenito del pakhan de la Bratva y futuro heredero del imperio mas sanguinario de Rusia. Desde pe...