CAPÍTULO 24

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CAPÍTULO 24


Sarah:

El estruendo de un golpe me levanta de un salto de la cama, los murmullos y una voz masculina que ladra órdenes me hacen pasar saliva cuando no reconozco a ninguna de ellas.

—¡Se desangra maldición!—Gritan y es todo lo que necesito para armarme de valor y salir de la habitación.

«¿Y si es mi familia que ha venido por mi?»

Recorro el pasillo con mis pies descalzos sobre la alfombra, y cuando llego al pie de la escalera me paralizo al ver la cantidad de hombres que se mueven de aquí para allá, el amigo de Sasha es quien se voltea hacia mi y cuando lo hace no puedo evitar ver la enorme cantidad de sangre que le ensucia la barbilla y las manos.

—Por favor vuelve a tu habitación Rinaldi.

Me ordena pero no me muevo, no cuando veo a los dos hombres que arrastran a Sasha cargándolo semi inconsciente hacia la parte de atrás de las escaleras con dirección a la sala de enfermería.

—¿Qué paso? —Bajo las escaleras a toda prisa y cuando me dispongo a seguirlos la mano del amigo de Sasha me detiene sujetando mi brazo.

Sus ojos son una tormenta oscura y amenazante, la cual me importa un carajo cuando lo aparto de un empujón y sigo mi camino tras el hombre al que se acaban de llevar cubierto de sangre. A pasos apresurados camino detrás del montón de gente con túnicas blancas, y cuando me dispongo a atravesar la puerta Lev vuelve a detenerme.

—¡Déjame!— Forcejeo y me voltea de un tirón, sacudiéndome de los hombros como a una muñeca de trapo, haciendo que espabile y lo mire.

—¡No puedes! No podemos interferir ahora, los médicos se encargaran. Solo estorbaremos ahí dentro.

Mi ceño se junta mientras le sostengo la mirada, conozco ese tipo de mirada asesina, sus ojos están rojos y parece como si estuviera apunto de colapsar en llanto, o en ira, aun no lo tengo claro, solo se que lo que veo en su mirada es oscuridad pura. De un momento a otro repara su mano que aún me sujeta y se aparta de golpe, cuando me libera retrocedo un paso pegando la espalda a la pared y luego desvió la mirada a la puerta por la que se llevaron a Sasha.

El hombre frente a mi se aparta mientras maldice en voz baja, llevándose las manos a la cabeza y camina de un lado al otro.

—Esto no debió pasar, es mi culpa. ¡Mierda!—Enfurece y la mesa junto al sofá al igual que la lámpara sobre ella, terminan hechas pedazos al otro lado de la sala, cuando las arroja como si no pesarán nada.

—¿Qué... fue lo que le paso?—Musito con un nudo en la garganta, tratando de no sonar tan afectada.

—Nos ocupábamos de... un asunto y nos atacaron. A traición, malditos cobardes.—Aprieta los puños—Pero me las van a pagar... los voy a despellejar vivos y les voy a arrancar el corazón del pecho con mis manos.

El chico sigue maldiciendo y repitiéndose miles de métodos de asesinato que piensa implementar, mientras por mi parte, me volteo dejándolo con sus maldiciones, enfocando toda mi atención en la puerta a pasos de mi.

«El no va a morir. No puede morir, es demasiado testarudo para hacerlo de esa forma.»

***

Sentada en el piso junto a la puerta y la espalda recostada en la pared, y mi mente empieza a recordar la primera vez que vi a Sasha en la mansión de mis padres. Recuerdo haber sentido una inmensa curiosidad por el, nadie habría sido capas de acercarse a mi de esa forma tan despreocupada, como si le importara un bledo quien era mi familia y el riesgo que corría por el simple hecho de estar a solas conmigo.

La Posesión del Ruso ©.Libro #1 "Almas Rebeladas."  [Borrador Para Corregir] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora