CAPÍTULO 19

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CAPÍTULO 19.

Mikhael Ivanov:

Avanzó con el chico que me sigue como una sombra, sin decir una sola palabra, mientras observa todo el perímetro con recelo; los guardias armados que deambulan de aquí para allá, empiezan a mermar a medida que recorro el estrecho y largo pasillo, a penas alumbrado por una tenue luz amarillenta. El olor metálico de la sangre, se mezcla con el hedor putrefacto de lo que solo puedo imaginar como carne podría y los alaridos desgarrados de una persona, que hacen eco en las paredes a mi alrededor vuelven el lugar aún más tétrico de lo que ya es.

Aun asi sigo caminando hasta que me detengo al final del pasillo a pocos pasos de la puerta de hierro macizo frente a mi.


Dos segundos después, el chirrido del pesado material resuena en el lugar, la bisagra cede y el hombre que emerge de entre las sombras da un paso fuera dejándose ver.

Sus ojos viajan desde Lev hacia mi y asiento en señal de saludo, pero me es imposible no detallar la mirada peligrosamente vacía que tiene, al igual que todo el sudor que le baña el pecho mezclándose con la sangre que tiñe sus manos, su pecho y gran parte del rostro, lo cual lo hacen ver como un jodido animal salvaje, pero parece no importarle demasiado, ya que me extiende la mano sucia por la sangre seca.

—Pakhan...—Asiente— Bienvenido.

—Siempre es un placer Rinaldi—. Respondo aceptando la mano que me ofrece.

—¿Quién es el niño?

Medio volteo sobre mi hombro observando al hombre que se mantiene un paso detrás, sosteniendo la mirada de Rinaldi mientras deja salir el humo del habano completamente indiferente.

—Es Lev, hermano de Sasha.

Rinaldi lo recorre con la mirada un instante y luego simplemente se voltea señalando con la cabeza para que lo sigamos.

—Cuidado donde pisan. —Advierte sin voltear.

Palmeo el hombro de Lev que ahora, parece distraído con sus pensamientos pero en cuanto lo toco, reacciona apartándose, y tocando la cicatriz de su ojo, luego carraspea, me mira y cuando le indico que me siga con un gesto de mi mano, avanza sin emitir comentario.

El hombre nunca ha tolerado bien el contacto físico con las personas, y en ocasiones se me olvida, y aunque hemos intentado descifrar el motivo de dicha reaccion, jamás hemos obtenido respuesta, incluso ante la insistencia de Kiara.

La espalda de Rinaldi se pierde bajo el umbral de la puerta y en cuanto pongo un pie dentro de la habitación, desplazo la mirada a mi alrededor encontrándome con la fuente del hedor putrefacto que me recibió tan pronto entré a la bodega.

Un hombre cuelga de una gruesa y oxidada cadena sujeta a sus tobillos, tiene la garganta tan desgarrada que su cabeza a penas se sostiene de un hilo de carne del cual la sangre sigue brotando, el zumbido de las moscas que se comen los restos de su carne, es ensordecedor, pero más lo son los sollozos y lamentos del hombre a su lado.

El cual analizo juntando el ceño y luego vuelvo la mirada a Rinaldi, que se acerca a una mesa de madera, de la que toma una botella de whisky, sin inmutarse por el hombre que no deja de chillar sosteniendo su brazo sangrante al cual le falta la mano. Tampoco tiene uno de sus ojos y un enorme trozo de la carne de su mejilla le cuelga del rostro.

Había escuchado que Rinaldi era un demente psicótico, pero se rumoreaba que con los años se habia vuelto un poco más accesible. Lo cual a juzgar por el estado de los hombres en la habitación diría que son puras patrañas de mierda.

La Posesión del Ruso ©.Libro #1 "Almas Rebeladas."  [Borrador Para Corregir] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora