CAPITULO 41

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Capitulo 41

Sasha:

—¿Esto tomara mucho tiempo? Se me está empezando a dormir el culo.—Me quejo observando el reloj en mi muñeca, antes de mirar al hombre que desde hace rato se mantiene con ambos codos apoyados sobre el escritorio, sosteniendo en una de sus manos el detonador.

—Solo esperamos a papi. Debe estar por llegar, varios de tus hombres corrieron como gallinas con la explosión —Se ríe y niego con la cabeza.

—De verdad eres imbécil... el Pakhan conoce los riesgos de nuestro trabajo y no es la primera vez que salgo al campo. El no vendrá, y no lo hará porque sabe que es una trampa. Fue mi decisión la que...

—¡Jefe!—El sujeto que entra sosteniendo una Tablet en su mano me interrumpe—El Pakhan está aquí.

Enderezó la espalda y Lev tensa la mandíbula apretando el arma en su mano.

—Pero tenemos un problema... No ha venido solo—Indica y junto el ceño cuando veo a Montalvo palidecer cuando mira la pantalla que le enseñan.

—¿Qué demonios hace la parca italiana aquí?

Lev me mira y desplazo la mirada a la pantalla que Montalvo le quita de la amamos a su hombre al tiempo que me la enseña.

Papá, y Rinaldi avanzan en medio del gentío que corre saliendo del club en avalancha cuando el padre de Sarah suelta una ráfaga de disparos al techo con un rifle AR-15. El Pakhan no se queda atrás derribando con su Ak-12 a los guardias que se le atraviesan y por un momento algo me oprime el pecho. ¿Qué demonios está haciendo aquí?

—No esperaba está mierda. ¡Carajo!—Maldice el latino y parpadeo volviendo la mirada hacia el.

—Oh... pero si solo es mi suegro—chasqueo la lengua y me encojo de hombros—Probablemente no quiere perderse la oportunidad de ser el quien me asesine.

—¿Suegro?—indaga y un instante después alza las cejas, enderezando la espalda sin borrar la expresión horrorizada con la que me mira—¿Tu te llevaste a la hija de ese demente?

—Bueno... técnicamente envíe a alguien por ella, pero guárdame el secreto—Le guiño un ojo y maldice rebuscando no se que mierda en el cajón del escritorio, saca un arma y me enderezó cuando le apunta a Lev que no se mueve manteniendo la mirada en el detonador en la mano del infeliz, e incluso cuando Montalvo lleva el dedo al gatillo el mantiene su expresión indiferente.

—¡Oye! ¡Oye hijo de perra! Es a mi a quien quieres joder, no a él. Así que si vas a jalar esa mierda, hazlo de una puta vez. ¡Pero apunta aquí!—Me golpeó el pecho intentando atraer su atención.

Me observa un instante y luego se ríe, como si presintiera que me dañaría más al herir a Lev. Entonces apunta a su pierna y jala del gatillo. El sonido me hace eco en los oídos y la rabia me hace hervir la sangre cuando Lev cae con una de sus rodillas al suelo.

—¡Perro cobarde! ¡hijo de puta!—Bramo cuando señala con su arma a al chico indicándole que se mueva a un lado.

—No voy a matarlo de un disparo. Eso sería muy fácil. Volará en pedazos junto contigo y tu padre, pero no soy imbécil, no voy a quedarme a ver y menos con los italianos aquí. —Dice encaminándose a la salida sin darnos la espalda.

Con una mano nos apunta al igual que el hombre a su lado y con la otra sostiene el detonador en alto, mientras sale de la oficina dejándome atrapado en la maldita silla cargada de explosivos.

—¡Cobarde hijo de perra! ¡Vuelve aquí maldito cabrón cobarde!

—¡Lev!—Lo llamo cuando se pone de pie cojeando, mientras se sujeta la pierna.

La Posesión del Ruso ©.Libro #1 "Almas Rebeladas."  [Borrador Para Corregir] +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora