CAPÍTULO 23

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La hora de la comida había llegado.

Young Jae y los padres de Hyun Joong ya estaban juntos.

—¿Crees que tarde mucho querida? —preguntó su padre.

—No lo sé. Mejor que no venga, no quiero que se relacione con este bastardo —respondió la señora Kim, mostrando una mirada llena de frialdad y odio.

—¡Ya!, No continues con eso querida. Ambos son mis hijos, por eso quiero que se conozcan.

—Hasta que me muestres una prueba de paternidad, voy a comportarme mejor —se detuvo —¡No!, Es más... Jamás lo haré porque yo no di a luz a este niño.

Young Jae se levantó de la mesa.

—Está bien si no le agrado, señora —le dijo con firmeza —Yo ahora estoy solo, no tengo más que un amigo. Por eso vine a buscar a mi padre, no solo vine para que me ayudara con la deuda que tengo... Una amistad no podrá remplazar el cariño paternal. Por si lo sabe, mi madre está muerta. No tengo malas intenciones, no quiero la herencia.

—¡No seas impertinente! —exclamó molesta.

—Padre... —miró al señor Kim —Es mejor que me vaya, si llega mi hermano entonces coman ustedes juntos como la familia que son. Nos veremos después.

—Young Jae, no te vayas hijo. Esperemos un momento más a tu hermano.

—Lo lamento —hizo una reverencia —Mi presencia no es agradable para su esposa. Veámonos después, padre.

Todo el esfuerzo que había puesto Young Jae para conocer a su hermano se había ido a la basura.

Con ayuda de su amigo Arthit, compró un traje caro y de calidad, además se había teñido y cortado el cabello. Sin embargo, tuvo que marcharse del restaurante.

Caminó y caminó sin parar. Se detuvo para poder descansar un momento.

Justo delante de una fuente, se arrodilló en el suelo.

—Jamás debí haber venido a Corea —se susurró mientras disfrutaba de la brizna fresca de la fuente.

—¡Young Saeng!, ¡Te encontré! —gritó una voz desconocida que se aproximaba hacia él. Un chico también se tiró al suelo y lo abrazó fuertemente.

—¿Young Saeng? —musitó Young Jae.

—Lo lamento, ¿Por qué no contestabas mis llamadas? —preguntó Hyun Joong.

—Y-yo no te conozco... —respondió aún atrapado en los brazos de Hyun Joong.

—¡Si me conoces!, ¿Estás molesto Saengie?, ¿Qué ocurrió? —tomo el rostro de Young Jae entre sus manos —¿Por qué lloras?

«Sus manos son cálidas» pensó mientras se perdía en los ojos de Hyun Joong.

—¿Por qué lloras? —volvió a preguntar —Tranquilo, salgamos esta noche, ¿Bien?

Por ese instante, Young Jae estaba hipnotizado a centímetros del rostro de Hyun Joong.

Aunque él era un desconocido para Young Jae no pudo evitar sentirse protegido por los cálidos brazos de Hyun. La mirada que este le brindaba estaba llena de preocupación y tal vez cariño.

Pero, ¿Quién era Young Saeng?... Porque él no.

—Y-yo no soy Young Saeng. Mi nombre es Young Jae —dijo atontado.

—¿Qué te ocurre?, Eres tú. Eres Young Saeng, nadie más se parece a ti.

—Mi nombre es Young Jae. No conozco a nadie con ese nombre.

—Tu cabello es igual. Tu cara, tus ojos, tus labios... Eres tú, ¿De qué hablas?

Y si, efectivamente parecía ser Young Saeng. Con el nuevo corte de cabello y el color... Era aún más idéntico.

Sin decir nada más, Young Jae se levantó y huyó asustado... Sin olvidar la calidez de ese chico desconocido que lo llamaba por otro nombre.


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Por otra parte, Saeng aún estaba en duda para buscar a Hyun Joong y hablar con él. Mientras tanto, había aceptado salir amistosamente con Kyong.

—¿Entonces aceptas? —preguntó Kyong ofreciéndole una rosa a Saeng —Te llevaré a mi restaurante. Guarda bien esta rosa porque te traeré el resto esta noche.

Young Saeng sonrió y asintió.

—¡Perfecto! —exclamó con emoción e ilusión —Vendré por ti Saengie.

—Kyong... No tienes que gastar tu dinero. Podemos cenar aquí en mi casa, yo puedo prepararte algo.

—Eso no. Si fuese posible, te daría el mundo entero. No puedo permitir que te desgastes preparando algo para mí, mientras seamos cercanos.... Yo haré todo para ti.

Young Saeng se sonrojó.

—Oye Saengie... —musitó Kyong —¿Viste el comercial de televisión?

—¿Cuál comercial?... Últimamente no veo televisión.

—Va a ver un concurso de pastelería y tu chef repostero concursará.

—¿De verdad? —preguntó emocionado.

—Si Saengie. Mañana será el concurso, así que ya practiqué arduamente.... El pastel que haré, te lo voy a dedicar. Así que espero que vayas a verme mañana.

—Estaré allí, Kyong.

𝙈𝙄 Ú𝙇𝙏𝙄𝙈𝘼 𝙋𝙄𝙀𝙕𝘼 - 𝙃𝙔𝙐𝙉𝙎𝘼𝙀𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora