CAPÍTULO 29

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23 años atrás....


(Hye Bin, madre de Young Saeng y Young Jae)

He Yi se marchó en cuánto acepté el trato.

Probablemente soy una mala madre, pero no tengo salida. Soy estúpida por ponerme en el lugar de He Yi, ya que es la esposa del hombre que en algún momento amé y me amó con intensidad. También ya tiene un hijo con él, aún es un pequeño de tres años.

Me dispuse a llorar unos minutos por lo que tendría que hacer. Pero, tal vez tenga razón...

Abandonar a Young Saeng era lo mejor. Si escapo con él, probablemente moriría en mis brazos.

Pero no quiero abandonarlo así como si nada, quiero que alguien que sepa cuidarlo se encargue de él. La única persona que tuve en mente, fue en un amigo lejano.

Hasta donde sé, no está casado y tampoco tiene hijos.

Do Kyeong.

Lo llamé y le pedí que viniera para explicarle todo, tratando de no mencionar a He Yi.

—Hace tiempo que no nos vemos... —musitó —¿Cómo has estado Do Kyeong?

—Bien, ¿Hace cuanto te embarazaste?, ¿Cómo se llama tu hijo?

—Obviamente hace nueve meses —ambos rieron —Son dos niños.

—¿Tuviste gemelos?, ¡Impresionante!

—Si. Pero, uno de ellos está enfermo... Young Saeng nació con un problema del corazón.

—Lo lamento... —se mostró triste y preocupado — ¿Es grave?, Espero que se mejore y no tenga inconvenientes.

—Un poco y por eso quiero pedirte un favor.

—¿Qué?

—Llévate a Young Saeng, por favor.

—¿Por qué?, Yo no podría hacerme cargo de un bebé. No se nada de esto.

—No tengo el dinero suficiente para pagar el hospital. Apenas nació y ya tiene problemas de salud, me quedaré con Young Jae y nos iremos lejos.

—¡No puedes abandonar a tu hijo por esa estúpida razón!

—Por eso te lo estoy dejando. No puedo cuidar de él, temo que muera en mis manos.

—P-pero...

—Por favor.

—No lo haré. Es tu hijo.

—Mañana me iré del hospital, así que tú debes venir por Young Saeng. Él se quedará aquí, yo no puedo llevarme un niño enfermo.

—Ambos son tus hijos, yo te ayudaré a pagar el hospital.

—No quiero deberle dinero a nadie. Ya te dije, mañana me iré de aquí y me llevaré a Young Jae conmigo a Tailandia.

—¿Qué haré?, ¿Cuándo crezca, que le diré?

—Ni siquiera se si vaya a experimentar la adultez. Pero si lo logra, inventa algo.

—No digas eso mujer, ese niño va a crecer fuerte y sano.

—Eso espero. Asegúrate de eso, me iré con su hermano a Tailandia donde ambos no estén cerca y jamás puedan conocerse ni saber que son hermanos.

—Reconsidera esto. No puedes abandonar a uno de tus hijos por una tonta enfermedad.

—Ya está decidido. Por favor cuida de Young Saeng.

—¿Quién es el padre de los niños?

—Eso no te lo diré nunca. Nadie debe saberlo.

—¿Qué te sucede Hye Bin?, ¿Por qué tomas esa decisión?

—Ya te lo dije, Do Kyeong. No puedo hacerme cargo de un bebé con esa condición.

—Eso no quita que sea tu hijo. ¿Por qué tienes que irte y dejarlo?

—¿Lo cuidarás por mi o no? —preguntó resistiendo su llanto —¿O debo abandonarlo a su suerte?

—¡Por supuesto que no harás eso! —exclamó —Yo me haré cargo. Lo criaré como mi hijo, pero cuando tenga una edad prudente le diré la verdad.

—No puedes hacer eso, no me hagas quedar mal con mi hijo. Yo, yo estaré muerta para él.

—¡Cómo te atreves!, Voy buscarte y mantenerte en contacto para que en unos años conozcas a tu hijo. Te prometo que para ese entonces, el será un jovencito sano.












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Casi para llegar, tuvo que detenerse por el semáforo rojo.

—Debo salvar a mi hijo de ese niño —se dijo, aún molesta —¡Maldita vida!, ¡Maldita Hye Bin!, ¡Malditos gemelos!

Mientras esperaba, su mente trabajaba en un plan para separar a su hijo de Young Saeng. La mejor idea, era casarlo.

Probablemente así todo quedaría atrás, pero primero debía decirle a Hyun Joong quién era Young Saeng.

Para relajarse un poco, se bajaría a una tienda de conveniencia y comprar una bebida. Al entrar, pudo ver a un hombre comprando algunas cosas.

Sin embargo, ella decidió entrar. Por un descuido, tiró algunos caramelos del estante... Aquel hombre, se acercó y le ayudó a recogerlos.

—Tenga cuidado. Puede ser peligroso —musitó el hombre, levantando la mirada y observándola directamente.

Nuevamente sintió esa sensación de cuando vió a Saeng como novio de su hijo. Pues ahora tenía delante a su "padre", el amigo de Hye Bin que se encargaría de Young Saeng.

Era Do Kyeong. Afortunadamente él no la conocía.

—G-gracias —apenas pudo responder. En cuánto el hombre se volteo, ella salió corriendo de vuelta a su auto.



—¡Mierda! —gritó nerviosa —¿Qué está sucediendo?

Su corazón latía con desesperación por el temor y desesperación. Aún en shock, encendió el auto para avanzar en cuánto el semáforo cambiara de color.

Sostuvo fuertemente el volante y abrió bien los ojos mientras apretaba su mandíbula con fuerza.

En ese preciso momento, la vida haría su jugada.

Se cruzaría el cambio del semáforo, la distracción de Do Kyeong y la ira He Yi.

Do Kyeong salió de la tienda y cruzó descuidadamente la calle en el momento exacto en el que el semáforo cambió. He Yi, lo observó cruzar y no perdería esa oportunidad.

El arrancón de su auto fue lo último que él escuchó.

He Yi no tendría compasión, así que atropelló bruscamente a Do Kyeong. Se detuvo un instante para observar el retrovisor y afirmar su acción.









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𝙈𝙄 Ú𝙇𝙏𝙄𝙈𝘼 𝙋𝙄𝙀𝙕𝘼 - 𝙃𝙔𝙐𝙉𝙎𝘼𝙀𝙉𝙂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora