20. El Corsario de Riscalion

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Las tierras altas de Riscalion, al noreste del continente de Arga es una región montañosa con altas cumbres y temperaturas muy bajas. Las leyendas locales aseguran que ese clima es consecuencia de un hechizo que lanzara hace eones, Tanariel, la diosa blanca, con el propósito de aislar aquellas tierras y que sólo los aptos pudieran poblarlas.

Las comunidades que allí habitaban dependían de la agricultura de subsistencia, la cría de ganado en las terrazas escalonadas de las montañas, la pesca y el comercio con Dondalia y Puerto Payán.

Las duras condiciones climáticas marcaron el estilo de vida de los riscalienses, haciéndolos bastante hábiles para la supervivencia extrema.

Expertos navegantes, dueños de una flota imponente, controlaban la ruta del Leviatán, paralela a la del Escoloescorpión pero náutica, atravesaba el mar interior y comunicaba las costas del desierto con las tierras altas.

Carecían de un gobierno centralizado. Cada comunidad contaba con una especie de consejo que velaba por los intereses de la colectividad. Esa falta de rey no les impedía tener un ejército capaz de hacerle frente a los más preparados del continente.

Su devoción por la diosa blanca, y sus extraños rituales estacionales llamaban la atención de los pocos extranjeros que se acercaban a esas inhóspitas tierras, por lo que eran considerados hechiceros oscuros, por los habitantes del continente.

La fama de guerreros sanguinarios había sido ganada por los corsarios de la ruta del Leviatán, quienes no sólo comerciaban con aceite, especias y minerales para sus comunidades, sino que eran quienes conformaban la Marina Bélica de Riscalion. Fueron ellos quienes se enfrentaron al rey fracasado en su infructífera cruzada, sitiando las costas de Arga.

Lore se había unido a los corsarios como grumete a muy temprana edad. Era el que más prometía de los niños de su aldea. El mar lo haría fuerte, pero también le enseñaría lecciones que lo cambiarían para siempre.

Tenía poco más de veinte años cuando unos bandidos dondalienses atacaron el campamento donde el joven corsario pasaba la noche con sus compañeros en el desierto. Los marineros dieron batalla, pero el factor sorpresa estaba del lado de los nómadas. Los que debían hacer guardia se quedaron dormidos y fueron los primeros en ser asesinados. El campamento fue arrasado. Lore aprovechó la reyerta y huyó amparado por la oscuridad de la noche. Tuvo suerte de que lo encontrara un mercader de Bastián justo antes de que el desierto se lo tragara. Aquél mercader fue quién lo llevó al campamento de forajidos.

Así llegó Lore el riscaliense al Loto Negro. Lore, el que años después se convertiría en líder de la resistencia.

***

Cuando Crystala abrió los ojos sobresaltada, lo primero que vió fue el rostro de Alura gritándole. La robusta muchacha zarandeaba a la dracónica con todas sus fuerzas.

—Despierta, despierta. Tienes que ver esto —gritaba la joven.

—¿Qué pasa? ¿Qué pasa?

—¡Mi pierna! ¡La herida ya no está! La vieja me curó.

—Cierto... la vieja. La vieja es lo último que recuerdo. ¿Era un fantasma?

—Era una banshee. La banshee que vivía en esta cabaña. Se ve que habría sido una bruja o una curandera. Lo que sé es que ya no me duele la pierna, y no quedan rastros del corte.

—Me hizo algo. —Crystala se tocó la frente mientras intentaba recordar lo que había pasado la noche anterior. —Me hizo algo a mí también.

—Bueno, vámonos de aquí, ya no debe faltar mucho para llegar a Marca Verdenia.

Crónicas de IrindellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora