Se dice que el poder corrompe. Cualquiera que conozca la historia del ascenso de la gran Capital estaría de acuerdo en que por lo menos en este caso así fue.
En los tiempos del cataclismo que acabó con la gloria de la antigua Bastián, todos los pueblos al norte del desierto tenían sus propios reyes y sus propias leyes. Esto, sin embargo, no duraría para siempre.
Si bien Bastián estaba más alejada de Dondalia que las demás comunidades del continente, era el principal consumidor y destino final de las rutas del Escoloescorpión. Su sociedad empezó a florecer poco después de los asentamientos iniciales provenientes de la falda del gran volcán.
Los primeros monarcas de la nueva urbe empezaron a destinar cada vez más recursos para sus fuerzas armadas y en un par de generaciones ya tenían el ejército más poderoso del continente.
Mirandul y la Costa de los Espejos fueron los primeros en asociarse a Bastián, que ya en aquel momento era conocida como "La grande", por haberse expandido hacia ambas márgenes del río. Entre los tres estados controlaban casi en su totalidad el tráfico de aceite desde el desierto. Costa del Martillo no tardaría en agregarse también a la alineación.
La corona más renuente era de los Arbiconio en Marca Verdenia. Al final no tuvieron más opción que ceder y pasar a formar parte de lo que se conocería como los pueblos alineados de Arga. Todos los reyes (a excepción del de la gran Bastián) pasaron a ser regentes y se establecieron los tributos que cada región debía otorgar a la gran capital.
Durante los primeros años del reinado de Rasagud I, primer rey de Arga. Los habitantes de las distintas comunidades asociadas no estaban descontentos con la gestión de Bastián. Lamentablemente a medida que la familia real se fue dando cuenta del poder que tenía sobre los recursos del continente, fue alejándose de la sensatez.
En aquel punto la corona de Arga empezó a coquetear con la idea de invadir Puerto Payán. Los habitantes sentían como el producto de su trabajo se transformaba cada vez más en despilfarro bélico para un conflicto que para ellos era completamente ajeno.
Por esta razón, luego del fracaso apoteósico de Gerolt I, Algunos de sus oficiales, quienes nunca estuvieron de acuerdo con la absurda incursión, empezaron a tramar en las sombras en contra de la corona. Esos fueron los cimientos del Loto Negro.
Durante el reinado de Gerolt II, hijo del fracasado, el Loto Negro fue aumentando el número de sus legionarios con talentos de todo el contintente, incluso de más allá, como el caso de Lore, oriundo de las tierras altas de Riscalion.
Bajo el gobierno de Gerolt III, los pueblos alineados se vieron en la necesidad de producir más que nunca para poder mantener a la gran capital. El descontento fue creciendo entre los pobladores que veían en el miedo su única motivación para continuar sirviendo a la corona.
El rey, al tanto de esto, rescató la idea de los monarcas anteriores de ir a la guerra contra el este. Sin embargo también estaba claro de que una derrota podría significar la última gota para un vaso que a duras penas se había mantenido sin rebosar.
***
La situación en el alcázar de Marca Verdenia era caótica. Leonte había prohibido tajantemente a todos los presentes en la refriega comentar nada de lo ocurrido. Sin embargo estaba seguro de que era cuestión de tiempo para que algún sirviente de la casa se fuera de la boca y lo acontecido llegara a oídos de la corona.
El regente tomó la decisión de celebrar un cónclave urgente con el Loto Negro, así que se movilizó junto a Ladyola y una escolta encabezada por el General Sirago hasta los cuarteles de los forajidos.
—Regente... ¿Es consciente de que Gerolt pedirá su cabeza por semejante afrenta hacia la corona? —El acento riscalience de Lore se notaba más cuando el corpulento soldado estaba angustiado.
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Crónicas de Irindell
FantasíaUna dracónica. Una humana. Una épica aventura en una tierra de Fantasía. https://www.pinterest.com/cronicas_de_irindell/ https://www.instagram.com/cronicas_de_irindell/ Diseño e Ilustración de portada: Ash Quintana.