Dicen que en los viajes alucinantes que producen los hongos de Payán podemos encontrarnos con cosas que ya pasaron hace eones, cosas que probablemente estén pasando en ese momento en algún lugar remoto y cosas que aún no han pasado. El psicodélico viaje onírico de Leonte empezó con euforia. Todo empezó a verse más brillante. El rosa de las flores de buganvilla se volvió mucho más intenso y la textura de todo a su alrededor, mucho más detallada. Observó el gran árbol bajo cuya copa se encontraban y se dio cuenta de que se movía a un ritmo acompasado, como si respirara. Miró a Lyra y notó como esta empezaba a derretirse. Toda ella se fundía en chorros multicolores que iban a dar a la grama del suelo que bailaba mientras recibía el cuerpo licuado de la hija del provecto.
—¡No, no, no! —gritó Leonte mientras trataba de asir el cuerpo de la muchacha con sus manos. Era imposible, como si se alejara cada vez que intentaba acercarse. Estiró sus brazos lo más que pudo y se dió cuenta que todo el espacio se extendía con sus extremidades. De pronto estaba flotando en el vacío. Ya Lyra había desaparecido. Estaba solo en una completa oscuridad de la cuál empezaron a surgir puntos de luz intensamente brillantes. Estrellas en el cielo nocturno.
Una presencia apareció entonces. La sensación que invadió al joven regente en aquel momento era algo que no había sentido nunca. Ni en los momentos más oscuros de sus más horrendas pesadillas había experimentado aquel terror. La desilusión de quién ha perdido toda esperanza. Un temor a algo mucho peor que la misma muerte o el sufrimiento de los seres queridos.
Era un sentimiento desesperante. Como el que despierta en la oscuridad más intensa para darse cuenta que había sido enterrado vivo. Fue entonces cuando vio al causante de toda aquella perversión: Una masa amorfa de la que salía una infinidad de tentáculos y apéndices terminados en bocas con innumerables dientes que mordían aquel vacío infernal.
De repente todo el alrededor de Leonte se transformó en fuego. Estaba en medio de gigantescas estructuras que se calcinaban bajo las llamas. Un calor intenso empezó a apoderarse de él.
Apareció un ejército que se enfrentaba al monstruo. Ya no estaba en la oscuridad abisal. Ahora se encontraba en medio de una batalla. En lo que parecía los restos ardientes de alguna ciudad que desconocía.
Los soldados atacaban la aberración pero parecía que no le hacían nada. La criatura barría una docena de ellos con un solo movimiento de uno de sus tentáculos. Extendía uno de sus apéndices dentados y se devoraba a otro grupo. Una compañía de guerreros se abalanzó contra aquella inmensa masa sólo para ser convertidos instantáneamente en estatuas de piedra.
Parecía que aquella guerra no tenía ni la más remota posibilidad de otro fin diferente a una aniquilación total de los adversarios de la bestia. Entonces el cielo se nubló. Nubarrones negros llenaron el firmamento como si se aproximara una tempestad y otro ser apareció volando. Un enorme dragón verde hizo su entrada arremetiendo con una columna de fuego que salía de sus fauces para impactar al monstruo. Aquello parece que sí le hizo daño. Todas las prolongaciones que salían de la bestia apuntaron entonces a su nuevo adversario y por un instante Leonte volvió a experimentar un atisbo de esperanza.
Un fuerte sonido le arrebató la concentración. Un ruido desagradable y antinatural parecido al que hacen los aprendices de bardo en los parques cuando están aprendiendo a tocar un instrumento. Como si existiese la voluntad de lograr música, pero se perdiera en el camino de lograrlo.
Leonte se tapó instintivamente los oídos con las manos y una brillante luz le invadió toda la vista. Patrones fractales de diversos colores empezaron a aparecer frente al joven moviéndose frenéticamente al ritmo atolondrado de aquella cacofonía. Cerró los ojos e instantáneamente el silencio llenó todo. Los abrió de nuevo esperando encontrarse con Lyra, pero no fue así. Lo que vio en ese momento, lo llenó de pesar.
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Crónicas de Irindell
FantasyUna dracónica. Una humana. Una épica aventura en una tierra de Fantasía. https://www.pinterest.com/cronicas_de_irindell/ https://www.instagram.com/cronicas_de_irindell/ Diseño e Ilustración de portada: Ash Quintana.