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 Debía haberlo pensado antes, ahora que lo consideraba, le parecía obvio. ¿Quién querría cooperar, siendo literalmente, un prisionero? Si se sentía en mayor libertad, Illyria podía llegar a ser más cooperativa. Se daría cuenta, en todo caso, que ellos eran diferentes. ¿Que les hacía diferentes de una persona mala, si usaban sus mismos métodos? Secuestrar y retener encerrada a una persona no era la mejor opción para que ésta se sintiera parte del grupo.

Era peligroso... era riesgoso. Podía escaparse en cualquier momento. Con demasiada libertad y dada la vehemencia con la que creía lo que creía, podía incluso atacarlos. Incluso usar su hospitalidad en su contra. Pero de otra manera, no veía ninguna forma en que las cosas pudieran mejorar.

Parado frente a Impa, quien parecía ocupada en el momento, echándole un ojo a unos cuantos libros y pergaminos, se aclaró la garganta, con la intención de hacer su consulta.

—¿Crees que es una buena idea? —preguntó ella, casi con escepticismo. Dirigiéndole apenas una mirada de ceja enarcada. Su semblante, sin embargo, era pasivo.

—Creo que no cooperará si está encerrada; se siente como una prisionera —justificó él, tratando de pasarse frente a Impa cómo si con ello pudiera obtener más de su atención—. Pienso que tener pruebas directas, visitando lugares que conoció antes, también podría hacerla recordar.

—Pero es peligroso. Los Yiga podrían estar en cualquier parte, esperando a encontrarlos y emboscarlos.

—Pero no han venido por ella todavía —rebatió. Ciertamente, algo en ese detalle hacía que las cosas se descuadraran—, es... como si no les importara. Lleva días aquí. ¿No es extraño...?

—Lo es —asintió Impa, dejando un polvoriento libro de tapa café a un lado—. Por eso no podemos confiarnos. Pueden tener un plan.

Link lo analizó. Ella tenía razón y no lo había dejado de considerar del todo.

—Pero aun así...

—Link. —llamó la mujer, acallando su voz, haciéndolo ponerse firme de nuevo, como antaño—. Sé que lo dices porque confías en ella, pero tienes que recordar que Illyria no es la misma. No es tu amiga de la infancia; ahora es una Yiga. No podemos fíarnos así.

Él pensó en algo para decir, pero aunque quisiera, no podía argumentar nada ante eso. No podían arriesgarse de nuevo a que los traicionara o se escapara aún luego de lo que costó traerla.

Pero aún así... debía hacer algo...

જ⁀➴

Parpadeó insistentemente, se pellizcó la piel del pulgar con sus largas uñas, tratando, haciendo lo que fuera por no quedarse dormida. Pero la soledad y la oscuridad eran tan confortantes..., el sonido de las cigarras que se escuchaba desde fuera de la casa era como un arrullo suave. Por no mencionar que haber dejado caer el peso de su espalda cansada sobre el piso no ayudaba.

Estaba cansada. Demasiado cansada. A veces sentía que recurría a todos sus esfuerzos para no permitirse pegar el ojo; como pensar en un plan para llevar a cabo lo que Ced le había dicho que era su misión. En otras ocasiones, casi se sentía delirar con aplausos y condecoraciones tras haber cumplido exitosamente con su mandato, solo para abrir nuevamente los ojos frenéticamente y darse cuenta que era un sueño y que seguía amarrada en Kakariko.

Con la vista borrosa, ojeó la puerta una última vez. Ced y Rolko se habían esfumado... ¿A dónde irían...? Qué importaba... Sólo importaba... aprovechar.

Su última reflexión consciente giró en torno a sus enemigos, en lo mansos que parecían. Que jamás habían intentado nada desde que la tenían ahí. Si fueran a matarla, ¿por qué esperarían a verla dormida? Ya lo habrían hecho. No lo harían... Se veían hasta agradables. En su dormitar, los ojos azules del héroe danzaron borrosos.

Pertenecientes || BotW LinkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora