—Entonces... vamos a seguirlos.
—Obviamente —terminó de alistar su traje, sacándose con desdén los ropajes Sheikah que había tenido que ir vistiendo durante los últimos días.
—¿Órdenes del jefe?
Ced se tomó un momento para inspirar, mirar al cielo, que apenas se dejaba entrever por los árboles de aquel bosque circundante a Kakariko, y luego miró al rostro de su bajo compañero. Aún sin ponerse la máscara, aprovechó para proferir una sonrisa quebrada y condescendiente.
—No exactamente. Pero no tenemos que esperar a que nos lo pida. Le envié un mensaje en la mañana, cuando esos dos se fueron —señaló, dejando de recargarse en la rugosa roca que le había permitido cambiarse sin perder el equilibrio. Alzó su brazo, dónde se mantenía su muñequera de control Yiga.
Rolko hizo un gesto de incertidumbre al respecto, a pesar que el rostro del otro había pretendido ser lo bastante convincente como para que no hiciera más preguntas.
—No lo sé... ¿Eso no es tomarnos demasiadas libertades? ¿Qué pasará cuando la anciana Sheikah se dé cuenta que no estamos? ¿Y cuando el jefe sepa que abandonamos la posición?
—Bah, el amo Kogg ni siquiera sabe que... —un achaque de tos seca lo invadió de repente—, quiero decir, a la que se le permiten demasiadas libertades es a esa —siseó—. Mira que dejarle una misión tan importante a ella sola... No podemos confiar en que no necesitará ayuda. Es tan impulsiva y tan sonsa que en cualquier momento puede intentar atacar al elegido antes de tiempo y arruinar la tarea, debo atraparla antes de que lo haga... ¡O sea! Debemos ayudarla, ¿qué no? Para eso somos un equipo.
Aunque ya se había colocado de vuelta su máscara y había regresado la seguridad de su anonimato, por su tono de voz, era visible que sonreía de una forma tiesa. Rolko parpadeó con incertidumbre, pero después esbozó una sonrisa vaga, asintiendo.
—Es verdad, debemos ayudar a Illyria si lo necesita.
—Claro... —concedió Ced, enajenado.
Rolko se colocó la máscara Yiga en consecuencia, observó cómo Ced desviaba la mirada a las lejanías; sus ojos se encontraron con el sendero que llevaba fuera de los picos gemelos; el único camino viable par entrar y salir de Kakariko; el camino que el héroe e Illyria habían tomado. Juntó las puntas de sus dedos, estrechó los párpados, en un gesto pensativo.
Luego sonrió de lado, una vez más, agradecido del anonimato.
Un paso en falso, pensó. Solo necesitaba de ella un paso en falso. Y entonces podría demostrar su valía.
જ⁀➴
El viaje se había sumido en un rotundo silencio durante las últimas horas. Illyria se entretenía echando vistazos a la profundidad de los bosques que surcaban; los brezos de colores variopintos que salpicaban las planicies del paraje por ahí y por allá se cruzaban de vez en vez por su mirada. Pero en cierto punto, tanto silencio comenzó a inquietarla.
Sería el aburrimiento, sería lo anormal de la situación, pero sólo seguir al joven de cabellos dorados en total y absoluta austeridad de conversación la ponía de los nervios. De pronto le había hecho algunas preguntas acerca del camino; si era que lo tenía memorizado. Si era que ya había ido a pie antes; respuestas que el joven profería con cierta austeridad. Lo que la hizo bufar. El elegido podía ser tan seco...
De pronto un pensamiento sacudió su espina dorsal. Miró lentamente hacia Link. ¿Qué tal si el viaje era solo una finta para buscar un lugar lejano donde deshacerse de ella? Definitivamente podía fiarse aún menos. Se pasó la mano por la espalda, sintiendo el filo de su espada. Pero cuando pensaba en formas de clavarle la hoja al héroe por la nuca sin que lo notara, antes de que él lo hiciera con ella, su atención fue robada por algo más.

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Pertenecientes || BotW Link
FanfictionLuego de un año entero de preparación, tomando su tiempo, fortaleciéndose y con la intención de poner su destino sobre sus hombros, Link está listo para recoger la llave fundamental que le guiará en pos de sus metas: la Espada Maestra. Aquella que r...