Luego de un año entero de preparación, tomando su tiempo, fortaleciéndose y con la intención de poner su destino sobre sus hombros, Link está listo para recoger la llave fundamental que le guiará en pos de sus metas: la Espada Maestra. Aquella que r...
«Bajo el cielo de Hyrule, en tierras mágicas y ancestrales, donde el destino entrelaza sus hilos inmortales, se teje un lazo eterno de amor y coraje sin final, en la epopeya de dos almas que se entrelazan en un ideal.
Fue en tiempos inmemoriales, cuando la Trifuerza brilló, la princesa del tiempo tomó una decisión sin temor. Cambió el curso de la leyenda con su poder divino, y así nació la historia del héroe y la vidente, destino...»
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Impa guió a Link a través de unas escaleras pequeñas posicionadas al lado de su podio; escondidas apenas por una trampilla en el piso de madera.
Al llegar al último escalón, el joven observó curioso las paredes de lo que parecía ser una pequeña biblioteca, o un archivero. Había muchos estantes de libros en aquella estancia. Algunos mucho más grandes y pesados, otros más enanos, medio vacíos, pero la mayoría tenían un aspecto vetusto. Casi ancestral.
—Verás, Link... esta leyenda, la que tú y yo nos conocemos de memoria; la del héroe elegido y la princesa que unen fuerzas siempre para vencer al mal... no es una versión completa, ni real.
Link inclinó una de sus cejas con impacto.
—¿Es... falsa? ¿No es verdad?
—No, no me malinterpretes. Claro que es real. Esa es la primera leyenda que existió; el héroe y la princesa siempre han estado destinados a esto. Pero hay algo más... —explicó la mujer, mientras sus manos de dedos cortos y delgados se alzaban para tomar un libro que, a su altura, quedaba bastante arriba en un estante. Desempolvó su portada negra. A pesar de que las inscripciones y decoraciones del título estaban hechas en un dorado brillante y fastuoso, no solo estaban percudidas por los años, sino que estaban en una escritura incomprensible—. Algo de lo que nadie habla, algo que solo la familia real, y su círculo más cercano de sheikahs, pueden saber...
El misticismo de la conversación no evitaba poner a Link con los nervios de punta. Sentía una extraña sensación el estómago, y la boca seca. Mientras Impa abría el libro, cambiaba el peso de una pierna la otra. Inquieto.
—Este libro era parte de la biblioteca real, en el castillo de Hyrule. Fue uno de los pocos documentos que lograron rescatarse tras el cataclismo y está dicho que se trató de algún tipo de diario..., más como un anecdotario de una princesa de la antigüedad —reveló la mujer, abriendo las amarillentas páginas del libro en sus manos, con tanto cuidado que hasta parecía que tenía miedo de que al mínimo tacto se desintegraran de viejas. Justo al medio, pareció encontrar lo que buscaba. Un dibujo más o menos detallado de lo que parecía ser una mujer y muchas anotaciones ilegibles a los lados—; hay otro rol, más o menos fundamental, haciendo falta en la leyenda: la vidente de los tiempos.
Impa dejó que Link sostuviera el libro en sus manos —aún a una altura lo suficientemente baja como para que ella alcanzara a explicarle con señalizaciones lo que diría a continuación—. Link frunció el ceño con impresión, mirando fijo a Impa, como si tratase de descifrar la veracidad en sus palabras. ¿La «vidente»? ¿Esa no era la persona mencionada en la prueba, los carteles?