Alice:
En el comedor de la residencia, me senté sola en una mesa apartada, como era mi costumbre. La soledad me envolvía, y no deseaba compartir mi espacio con magos extraños.
Ya habían transcurrido unos días desde mi llegada, y aún no había establecido contacto con nadie de mi entorno.
Mientras disfrutaba de una taza de té, me sumergí en las páginas del periódico "El Profeta", cuyas noticias parecían cada vez más sombrías.
— Todo está cada vez peor —Murmuré, con una mezcla de tristeza y preocupación.—
Justo cuando me disponía a retirarme, un hombre desconocido se sentó frente a mí, rompiendo la tranquilidad del momento.
— ¿Qué hace una bella señorita sola en un lugar como este? —Preguntó con una sonrisa audaz.—
— ¿Disculpa? —Lo miré con seriedad.— ¿Te conozco?
— No, pero podemos conocernos, linda —Me guiñó un ojo, con una familiaridad que me resultó inapropiada.—
— No tengo intenciones de hacerlo —Repliqué, con firmeza.— Por favor, retírese de mi mesa... señor.
Su respuesta fue una burla.
— ¿Acaso la ha comprado, señorita?
Me molestó su tono.
— Entonces, es libre de sentarse donde quiera —Me puse de pie, dispuesta a dejar atrás esa situación incómoda.—
Pero él me tomó de la muñeca, deteniéndome.
— ¿Qué cree que hace? —Me solté bruscamente, con una mirada de reproche.—
A nuestro alrededor, los demás comensales observaban en silencio, sin intervenir. Me sentí expuesta y vulnerable.
La escena se había convertido en un espectáculo, y yo era la protagonista involuntaria.
— No te hagas la difícil, primor, solo déjame invitarte una copa —Dijo, con una voz que me hizo sentir incómoda.—
— Señor, soy menor de edad —Repliqué, tratando de mantener la calma.—
Pero él no se dio por vencido.
— Uh, una verdadera jovencita, justo como las me gustan —Dijo, con una voz que me pareció repugnante.—
Me sentí horrorizada.
— Que asco, es un pervertido —Dije, asqueada y asustada.—
— Es solo un copa, no te hagas la difícil —Insistió él.—
— No lo haré —Dije, molesta.— Prefiero morir en manos de quien no debe ser nombrado que beber con un hombre así.
Mis palabras parecieron afectar su orgullo. Su expresión cambió radicalmente, pasando de una sonrisa lasciva a un ceño fruncido.
— Eres una perra arrogante —Dijo, con veneno en su voz.—
— ¡¿Qué acabas de decir?! —Saqué mi varita y la coloqué por debajo de su mandíbula, para luego acorralarlo contra una de las columnas.— Repítelo si te atreves.
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𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐩𝐢𝐭𝐲 (Fred Weasley)
Fiksi PenggemarEn esta historia, nos alejamos de la leyenda del niño que sobrevivió al maleficio asesino y nos enfocamos en Alice Lougthy, una joven y talentosa estudiante de Ravenclaw que promete dejar su huella en Hogwarts desde el principio. Su llegada a castil...