Pasaron exactamente tres minutos antes de llegar a mi nueva clase. Me senté en el primer asiento que vi, sin preocuparme realmente por su ubicación. Solo quería estar en mi propio espacio, sin que nadie lo invadiera. Todos estaban en lo suyo. A pesar de tener la capacidad de leer mentes, había aprendido a controlar cuándo activar esta habilidad. No quería estar constantemente bombardeada por los molestos pensamientos de los demás. Podía ser bastante agotador escuchar todo el tiempo lo que pasaba por las cabezas de los demás.
Sin embargo, mi breve calma se vio interrumpida cuando entró en la clase uno de los chicos que había visto anteriormente: Demian. A pesar de su actitud "agradable", debo admitir que es algo guapo. Observé su entrada durante unos segundos antes de que él se sentara a mi lado, soltando un comentario.
—¿Te gusta lo que ves? Si quieres, te regalo una foto —dijo Demian con un tono sarcástico, mirándome, luego volviendo la vista al frente y después otra vez hacia mí.
Le devolví la mirada con una ceja arqueada, sin dejarme intimidar por su actitud.
—Oh, gracias por la oferta, pero creo que puedo vivir sin necesidad de una foto tuya —respondí con un tono igualmente sarcástico.
Justo cuando parecía que Demian estaba a punto de replicar, el profesor irrumpió en la conversación, poniendo fin abruptamente a nuestro intercambio.
—Bueno, chicos, el día de hoy hablaremos de la... —comenzó el profesor, introduciendo el tema de la clase y dejándonos sin opción para continuar nuestra conversación, si es que se le podía llamar así.
Al terminar la clase, el profesor formó varios grupos divididos de tres personas cada uno. Observé con una mezcla de resignación y desagrado cómo Demian, junto con otra chica, acababa en mi grupo.
—Genial —murmuré para mis adentros, aunque no lo decía precisamente de manera positiva.
Demian se acercó con una sonrisa traviesa.
—Parece que nos ha tocado trabajar juntos, Bella —dijo con un brillo juguetón en sus ojos.
Fruncí ligeramente el ceño, sabiendo que esta colaboración podría complicar las cosas.
—Sí, parece que sí —respondí, intentando mantener un tono neutral y sin dejar que su actitud me afectara.
Durante toda la clase, traté de leer los pensamientos de Demian, pero lo que encontré fue como un libro en blanco con pequeños fragmentos. Sé que no todo el mundo tiene pensamientos constantes en la cabeza, pero algo en él era distante y extraño. Tenía vistazos, pero no eran tan claros. ¿Comida, hambre...? Me dejó pensativa, ¿habría algo más en su mente, o simplemente estaba planeando su próximo festín para el almuerzo?
En fin, quería ir a casa. Tenía que hacer unas cuantas cosas. De cualquier manera, los retos son solo oportunidades para hacer que la vida sea un poco más emocionante, ¿no?
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Maldita reencarnación
Diversos¡Quién iba a imaginar que expresar un anhelo alteraría mi destino hacia el más allá! Absolutamente nadie. Incluso mi propia conciencia parece asombrada al pensarlo. Es insólito que los deseos se materialicen, y más aún cuando estás literalmente en l...