¡Quién iba a imaginar que expresar un anhelo alteraría mi destino hacia el más allá! Absolutamente nadie. Incluso mi propia conciencia parece asombrada al pensarlo. Es insólito que los deseos se materialicen, y más aún cuando estás literalmente en l...
—¿Quién tiene una qué? —preguntó Demian, apareciendo repentinamente frente a mí.
¿Demian? Pensé que ya me había deshecho de él junto con ed.
suspiro
—Nada que te importe— respondí mientras seguía caminando, sin detenerme.
—Tal vez sí me importe —replicó él, sin dejar de seguirme con su mirada.
Me detuve en seco y sin esconder mi exasperación levanté una ceja, evaluándolo.
—¿Por qué sería así? —pregunté con desdén
—¿Y por qué no? —respondió Demian, una sonrisa ladeada asomando en su rostro.
—¿Tienes algo que decirme o solo estás aquí para molestar? —repliqué, girándome abruptamente para enfrentarlo.
Su expresión cambió al instante. El tono juguetón desapareció, reemplazado por una seriedad inquietante.
—Solo que deberías mantenerte alejada de él —dijo, su voz firme que me tomó por sorpresa, cargada de advertencia pero que clara mente no era directamente hacia mi.
Solté una carcajada seca, cruzándome de brazos.
—¿Así que estabas escuchando conversaciones ajenas ahora ¿eh? — lo acusé, mis ojos entrecerrándose mientras lo evaluaba. Me molestaba su intromisión y no tenía problema en dejarlo claro —Qué curioso, no pensé que fueras de esos.
Demian me miró con esos ojos intensos que parecían querer leer mi mente.
—Quizá no seamos tan diferentes,replicó, casi con un toque de ironía que me hizo apretar los dientes.
Solté una risa sarcástica.
—Ja, qué gracioso, pero déjame aclararte algo —respondí, dando un paso hacia él. "Hablo con quien me da la gana. Y te aseguro que no es asunto tuyo."
Demian frunció el ceño por mi actitud. Su mirada se endureció, pero su voz se volvió más suave.
—Lo digo en serio, Bella. No lo conoces tanto como yo.
Sonreí de medio lado, disfrutando de su frustración.
—Y ahí tienes razón, por eso debería conocerlo mejor, ¿no crees?" —respondí con burla antes de darme la vuelta y alejarme.
Mientras me alejaba, noté que Demian ya no me seguía. Miré de reojo y lo vi de pie, su rostro serio y tenso, como si quisiera partirle la cara a alguien. No pude evitar una mirada furtiva hacia él, solo para ver cómo su rostro se transformaba en una máscara de furia contenida. Su mandíbula estaba apretada, pero decidí no darle importancia y seguir caminando. "Espero que no sea el caso," murmuré para mí misma, más como un intento de convencerme que otra cosa.
5 doritos después...
En algún rincón más apartado de forks, la situación entre Demian y Dean alcanzaba un punto crítico. Dean estaba recostado casualmente contra la pared, con una sonrisa socarrona en el rostro, mientras Demian lo encaraba, su cuerpo tenso como un resorte a punto de romperse.
—¿Qué demonios haces, Dean? —preguntó Demian con una voz cargada de ira contenida. Sus ojos brillaban con una intensidad peligrosa.
Dean, imperturbable, se encogió de hombros con indiferencia, jugando con una ramita entre sus dedos.
—¿Acaso no lo ves? ¿O no estuviste escuchando a escondidas? Deberías saberlo, respondió Dean, su tono desenfadado en total contraste con la gravedad de la situación.
Demian no pudo contenerse más. Se acercó en un par de zancadas y lo agarró el suéter, empujándolo con fuerza. El sonido fuerte del impacto resonó en el pasillo vacío.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Aléjate de ella, gruñó Demian, sus palabras cargadas de un veneno apenas contenido.
Dean, lejos de asustarse, solo sonrió con más amplitud, sus ojos brillando con una chispa traviesa.
—¿Por qué tan enojado, hermano? ¿Acaso te gusta?—replicó Dean, con ese tono juguetón que solo lograba enfurecer más a Demian.
—Ya te advertí, Dean,dijo Demian, ignorando el comentario de este mientras apretaba más fuerte el suéter de Dean, como si quisiera hacerle daño con solo la presión de sus manos.
Dean alzó las manos en un gesto de paz, pero su sonrisa burlona permanecía intacta.
—Tranquilo, dijo Dean, como si estuviera calmando a un animal salvaje. "Pero lamentablemente, no tienes derecho a decir con quién hablo o incluso decidir si ella habla o no conmigo. Es su decisión, y no la obligué a nada." Su rostro se volvió serio, la diversión desapareciendo como si nunca hubiera existido, dejando solo una mirada fría y calculadora.
Demian, cuya furia parecía a punto de desbordarse, lo soltó de golpe, como si el contacto con Dean lo quemara. Dio un paso atrás, pero sus ojos no perdieron esa amenaza latente.
—Si te atreves a hacerle algo aun que sea tocarle un mechón de pelo, esto no terminará como ahora, advirtió Demian con un tono frio.
Dean lo observó por un segundo más, evaluando la seriedad en los ojos de Demian, antes de sonreír de nuevo, esta vez con una nota casi compasiva en su expresión.
Estoy obligado a decepcionarte querido hermano, ahora estoy deseando mas hacerlo.
—Lo que sea, hermano. Lo que sea, murmuró Dean, dándose la vuelta y alejándose con una despreocupación que solo aumentaba la frustración de Demian.
El pasillo quedó en silencio, salvo por el eco de los pasos de Dean que se desvanecían en la distancia. Demian permaneció allí, tratando de apaciguar la furia que bullía en su pecho. Sabía que esto no era más que el principio. Conocía bien a su hermano menor, quizás demasiado bien; para su mala suerte.