Capitulo 4: Ed.

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Sonido de suspiro.

No estoy segura de si quiero seguir este drama de adolescentes, para ser honesta. Me parece algo ridículo, pero decidí ser Bella, así que lo haré a mi manera. ¿Ignorar a los vampiritos? Bueno, creo que a Edward lo evitaré por el momento. No quiero ser deseada y observada enfermizamente por un vampiro inestable. ¿Qué demonios tiene en la cabeza para querer observar a Bella mientras duerme? Bueno, no culpemos al personaje; culpemos al escritor.

Llegué temprano a clases, con la esperanza de no toparme con Mike. Quería esconderme en lo más profundo del salón y evitar ese segundo encuentro incómodo con Edward. ¿Qué tan absurdo fue ese primer encuentro? Más de lo que quiero admitir.

Demonios... intenté pasar desapercibida en el fondo del salón. Sin embargo, el destino tenía otros planes para mí.

Me senté al fondo del aula, saludando al profesor de manera casual. Mientras los otros estudiantes llegaban y se acomodaban, noté que alguien se dirigía hacia el asiento vacío a mi lado. "Por favor, no...", pensé. Pero ahí estaba, era Edward Cullen, con su sonrisa enigmática y esos ojos que parecían ver a través de mi alma.

Sus ojos oscuros me miraron brevemente, y un escalofrío recorrió mi espina dorsal. "No, por favor", pensé para mis adentros, deseando que él simplemente siguiera su camino. Pero, para mi consternación, se sentó a mi lado con una sonrisa intrigante.

Intenté concentrarme en cualquier otra cosa mientras él tomaba asiento, pero era imposible ignorar su presencia. Sus ojos oscuros se encontraron con los míos brevemente, y me vi atrapada en ese momento incómodo. "¿Qué demonios haces, Cullen? ¿No deberías estar sufriendo en silencio por mi olor?", pensé, recordando cómo este vampiro se suponía que debería estar atormentado.

Edward continuaba sonriendo, y su comportamiento distaba mucho de la imagen que tenía de él en los libros o la película ya que en realidad esto se parecía mas a la película que otra cosa. ¿Dónde estaba el vampiro sufrido y atormentado por el olor de Bella? Era como si las reglas del universo hubieran cambiado,bueno no juzgare quizás fue por mi cambio.

—Hola, eres Isabella, ¿cierto? —preguntó con esa voz suave y seductora que parecía enviar ondas a través de mi piel.

Decidí que no podía quedarme callada. Después de todo, soy una persona civilizada. Con un tono decidido, le respondí:

—Hola, sí, soy Bella.

Intenté sonar casual, como si no estuviera perturbada por su repentina amabilidad. Él asintió con comprensión, y durante un momento, ambos nos sumergimos en el silencio mientras el profesor comenzaba la lección. Sin embargo, podía sentir su mirada fija en mí de vez en cuando. Era como si estuviera tratando de desentrañar un misterio.

Intenté concentrarme en la clase, pero cada vez que volteaba hacia mi derecha, me encontraba con esos ojos observándome, como un depredador. Tenía sus manos en la boca, junto con su nariz. ¿No puede ser que esté ocurriendo lo que creo que está ocurriendo? Realmente desearía haberme quedado en casa. Me incomodaba, me ponía tensa, y no podía evitar pensar en los paparazzi de mi vida anterior, siempre husmeando, siempre mirándome con esa misma intensidad

Estoy incómoda.

Hice lo que mejor sabía hacer en esos momentos: lo ignoré y me sumergí en la tarea. En cuanto sonó el timbre, recogí mis cosas y salí en un dos por tres del aula sin mirar atrás. Solo quería salir de allí. Sabía que cambiar de clase sería en vano, así que simplemente me fui a casa.

Al llegar a casa, Charlie me propuso ir a comer afuera, así que accedí y me fui a cambiar. Yo sabía cocinar, y me gustaría que Charlie comiera bien, pero esta vez simplemente lo dejaré fluir. Sería divertido también salir, una buena opción para olvidarme de lo que pasó hoy.

Nos dirigimos al restaurante local, y el ambiente relajado me ayudó a dejar de lado la tensión acumulada. Mientras charlábamos y disfrutábamos de la comida, una mesera nos interrumpió:

—Es increíble cómo has crecido y estás muy hermosa, Bella —dijo con una sonrisa cálida.

—Oye, Bella, ¿aún te acuerdas de mí? —preguntó un hombre mayor que se acercó con un tono dudoso.

—Oh, por supuesto, alguna vez fuiste Santa Claus, aunque eso fue hace mucho tiempo —respondí, esbozando una sonrisa.

Bueno, tengo una excelente memoria fotográfica y no hay duda de que no olvidaré algunos diálogos o personajes de esta saga. No sé si agradecerle a Dios por esto.

Charlie me miró con asombro. —Wow, sí te acuerdas, pero eras tan pequeña en ese entonces.

—Bueno, tal vez se acuerde porque dejé una buena impresión en ella —dijo el hombre, riendo.

"Qué pena que este personaje tenga que morir", pensé, recordando los eventos que vendrán. "No puedo hacer nada al respecto; soy solo una humana con el cuerpo de una chica débil. Debería comenzar a hacer ejercicio.

La conversación continuó, y finalmente la mesera volvió con una pregunta:

—¿Y para postre, Bella? Te traeré tu favorito, la tarta de moras. Tu padre aún la sigue pidiendo todos los jueves —dijo con una gran sonrisa.

—Oh, prefiero un cheesecake de fresa sin azúcar— dije sin pensar, pero luego cambié y añadí:

—Pero la tarta de moras está bien. —respondí, sonriendo ligeramente.

Casi pedí mi clásico cheesecake de fresa sin azúcar, pero me detuve. Era hora de probar algo nuevo.

Mientras la mesera se alejaba, me recosté en la silla, saboreando la idea de disfrutar algo sin restricciones. Mi madre siempre me decía que evitara el azúcar para no engordar o arruinar mi imagen, pero ya no está aquí. Es momento de disfrutar un poco.


Maldita reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora