Capitulo 22: Ellos, yo y (los cullen) parte 1.

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POV Edward

Estoy completamente seguro de lo que siento por Bella. Al principio, su olor, su presencia, me mataban. La mínima idea de tenerla cerca me provocaba querer arrancarle el cuello. No entendía por qué me atraía tanto. Cuando la salvé de ser atropellada, quería terminar con todo de una vez por todas. Pero la actitud de Bella, la forma en la que me trataba, me hablaba... Era como si me leyera la mente. Sabía qué hacer y qué decir incluso antes de que yo lo pensara. Intenté ir varias veces a su casa y abrir su ventana, pero pasó algo extraño. Mi cuerpo se estremeció con un dolor instantáneo en el momento en que toqué la ventana. Me fui a casa con esos pensamientos, y decidí vigilar a Bella.

Todo en ella era diferente. A medida que los días pasaban, las cosas de repente se volvieron más extrañas, y no solo con ella sino con esos chicos que para mí son un enigma. No sé qué piensan, al igual que me pasa con el papá de Bella. Sus pensamientos son confusos, fragmentos incoherentes, y eso me molesta. Me molesta que estén cerca de Bella. Solo la idea de verlos juntos me enfurece. En Bella no percibo nada, ni pensamientos, nada. Esa ausencia me atrae más, me llama la atención. Quiero saber qué piensa, qué le gusta, qué no le gusta, qué le molesta. Es demasiado frustrante.

Hoy la vi irse con esos tipos. Claramente sospechosos. ¿Acaso no se preocupa por ella misma? ¿Cómo puede irse así nomás? Quería ir tras ellos, pero Emmet me detuvo, empujando mi hombro hacia atrás. Sabía lo que pensaba. Así que solo calmé mi frustración golpeando el auto antes de subirme. La tentación de ir tras ellos seguía presente, pero miré a mi alrededor y vi cómo unos chicos observaban lo que hacía. Simplemente me fui, disgustado por lo que había pasado.

Ella me hacía actuar de una manera que yo mismo no podía comprender. Siempre pensando en que debo protegerla, especialmente de las personas que la rodean. Sé que ella se puede defender con su lengua filosa, pero tener una lengua dura no la protegerá de lo físico. Eso quedó claro cuando por poco fue atropellada.

Mientras conducía, no podía dejar de pensar en sus manos rodeando la cintura de ese tipo. La forma en que la miraban, cómo le hablaban. Pensar en eso me hizo destruir el volante del coche. Iba a una gran velocidad, así que tuve que parar. Cuando salí del coche, lo primero que hice fue desatar mi ira contra un árbol. Corrí hacia el bosque y llegué a la parte más alta. Me senté a observar la vista, intentando liberar mis pensamientos.

Aunque las ganas de golpear algo o a alguien seguían presentes, sabía que debía controlarme, pero...

Fin del POV Edward.

POV Bella

Oh vaya, ese Mike es guapo y todo, pero lo que tiene de guapo lo tiene de espeluznante. Antes de irme, intercambié números con Ian. Quería escribirle para preguntarle sobre Mike, pero creo que mejor lo dejo para otra ocasión. De repente recordé que había olvidado mi camioneta en la escuela y suspiré.

Ah, debo ir por ella. Estaba pensando si me iba corriendo por mi cuenta por el bosque o tomar una bola como el otro día cuando fui a la carrera, pero decidí mejor ir corriendo. Para qué tener esa habilidad si no la voy a usar seguido. Hay que aprovecharla.

Me puse otra ropa más cómoda y unas botas; no quería ensuciarme de lodo o algo así.

Corrí muy rápido entre el bosque y escuché golpes, al parecer de algo derrumbándose. Me detuve para observar, caminé lentamente hacia el sonido y lo que vi me dejó perpleja. Ahí estaba Edward, golpeando un montón de piedras como un niño en medio de una rabieta. Lo miré unos segundos y pensaba en las pobres piedras que dejaba como polvo. No quería interrumpir más su... bueno, no sé cómo llamar su acción, así que digamos que no quiero detener su espectáculo. En fin, me alejé un poquito, pero para mi mala suerte un ciervo pasó corriendo a unos pasos más atrás de mí y delató mi presencia.

Edward me miró sorprendido y visiblemente preocupado, como si lo que vi fuese lo más horrible del mundo.

Leí sus pensamientos, que eran más rápidos que la velocidad de Flash. Tal vez estoy exagerando un poco. Bueno, creo que ni él ni yo sabemos qué decir al respecto. Obviamente, lo que él estaba haciendo no era algo que un humano podría hacer. Prácticamente, estaba moliendo esas piedras como si fuesen gomitas, y para él explicar lo que vi es difícil.

Suspiré y me acerqué un poco más. Edward se alejó como si estuviera diciendo "Soy un monstruo, Bella, no te acerques." Bueno, eso es lo que estaba pensando. Giré los ojos y casi los dejo en blanco. Seguí acercándome a él para decirle que no debía preocuparse.

—Si eres un monstruo, entonces ¿yo qué soy? —me acerqué rápidamente a su lado. Él me miró confundido, pero yo ignoré su expresión y me acerqué a su oído íntimamente—. Sé lo que eres.

Él abrió los ojos y se volvió pensativo, moviéndose a otro extremo.

—¿Qué soy? —preguntó.

Lo miré, me recosté en un árbol y me puse la mano en la mejilla, observándolo. Quería reírme por los pensamientos que él tenía en ese instante, pero me contuve para luego hablar.

—¿No es obvio? Eres tan pálido, tu piel es como hielo, eres fuerte —dije mientras miraba los restos de las piedras—. Y también muy rápido. ¿Acaso piensas que nadie se daría cuenta de lo extraños que son? Bueno, al parecer sí, porque son ciegos e ignorantes —hice un sonido extraño con mi boca—. Es extraño que no se pregunten por qué ustedes siempre desaparecen cuando hay sol. Esa excusa de salir de campamento con tus padres es muy tonta, ¿no lo crees? En fin, esas no son cosas mías. Solo lo digo porque soy tan observadora como para notar esos detalles. Aunque no me enteré por eso, siempre he sabido de la existencia de los vampiros. Y con solo verlos supe que ustedes lo eran, pero eso a mí no me importa. No te preocupes, mi filosofía es: no meterme en los asuntos de otras personas a menos que me involucren a mí, y yo no tengo ningún problema con ustedes.

Edward ...

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Maldita reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora