Capitulo 38: En serio?...

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—¿De verdad pensaste que iba a caer en eso? —mi voz resonó con una mezcla de burla y desdén, mi expresión completamente tranquila mientras sostenía la mirada de James—. Tus jueguitos psicológicos no me afectan.

 Te equivocaste de persona.

Su rostro pasó de la diversión al desconcierto, pero no lo dejó traslucir del todo. Sin embargo, su sonrisa torcida permanecía, intentando mantener el control.

—Ah, y por cierto, llamé a mi mamá antes de salir. Está perfectamente bien con su esposo. ¿Creíste que no lo verificaría? —añadí, dándole un toque venenoso a mis palabras—. Además, Charlie nunca llamaría a Renée; yo misma me aseguré de que no lo hiciera. Pero claro, no esperaría que lo entendieras.

El ceño de James se frunció apenas un instante, pero lo suficiente como para que supiera que había tocado un punto sensible.

—Eres bueno cazando, James, pero pésimo observando. Desde que entré, he estado fingiendo... o más bien, desde que nos conocimos. —Le sonreí ampliamente, con un brillo peligroso en los ojos—. Sabes, la mejor forma de manipular es hacer que crean que te están manipulando.

El silencio que siguió fue tenso. James me observó, una mezcla de ira e intriga cruzando por su rostro.

—Ahora... —añadí, deslizando las manos en mis cintura con toda la calma del mundo—, ¿Qué tal si empezamos a divertirnos de verdad?

James soltó una risa burlona, sacudiendo la cabeza.

—Jajaja, ¿aún así viniste sola hacia mí? ¿Qué puede hacer una débil humana como tú? —preguntó con un tono que rezumaba superioridad.

Lo miré fijamente, mis ojos ardiendo con una determinación fría.

—Más de lo que te imaginas.

Su sonrisa se torció en algo más oscuro.

—Debes saber que, cuando un gato termina de jugar con un ratón, el ratón será comido.

—Entonces reconoces tu destino —replicó mientras se abalanzaba hacia mí, su mano cerrándose alrededor de mi cuello. No me moví. No intenté resistir. En cambio, incliné un poco la cabeza, susurrando con un tono venenoso:

—¿En qué momento te dije que yo era el ratón? ¿Acaso el ratón olvidó que es un ratón?

Antes de que pudiera tomar acción, el sonido de cristales rompiéndose llenó el lugar. Ventanas de vidrio cayeron al suelo con estruendo, y una figura oscura descendió como un rayo del techo.

—¡No te atrevas a tocarla! —rugió Edward mientras se lanzaba directamente hacia James.

—Demonios, ¿Qué hace aquí tan temprano? —pensé, frunciendo el ceño.


En un abrir y cerrar de ojos, Edward golpeó a James, lanzándolo hacia el fondo del lugar con la fuerza de un felino furioso

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En un abrir y cerrar de ojos, Edward golpeó a James, lanzándolo hacia el fondo del lugar con la fuerza de un felino furioso. Sin embargo, la ventaja duró poco. James, rápido como un relámpago, recuperó el equilibrio y contraatacó, estrellando a Edward contra los vidrios rotos en la pared.

Maldita reencarnaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora