D i e z

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B o G u m

Coloqué las velas en el medio de la mesa asegurándome que luciera delicado y romántico. Decidí dejar a Amelia con mis padres por la noche para poder tener un tiempo a solas con Lana. Como siempre trabajaba, cuando llegaba a la casa lo primero que hacía era atender a la bebé sin tener un respiro. Nunca teníamos un momento para sentarnos y solo hablar como hacíamos antes. 

Espero que hacer esto vuelva a reforzar nuestra relación de una manera positiva. He pasado semanas intentando hablar con ella, pero no se voltea a mirarme más de lo necesario. 

Suspiré sentándome en el sofá a esperarla y revisé mi correo electrónico en mi laptop. Mi mánager me había mandado más guiones para que los leyera y propuestas de modelaje. En donde trabajo esperaban más que nadie mi regreso desde que nació Amelia, al que me he negado rotundamente, dado que Lana se encuentra tan ocupada para siquiera pensarlo.

Quedé inmerso en los guiones, por lo que no noté lo rápido que habían pasado las horas. Esperando a Lana se me había pasado el tiempo y leí un guion y medio completo. 

Salí de mis pensamientos con el sonido de la puerta y los zapatos siendo soltados contra el suelo. 

—¿Bo Gum? Pensé que estarías durmiendo, son casi las once de la noche —señaló el reloj sobre el televisor que estaba al frente de mí. Asentí con la cabeza lentamente.

—Preparé la cena para los dos, la puedo calentar mientras te duchas —empecé a levantarme y ella me detuvo con la mano alzada. Respondió sin detenerse camino a la habitación.

—Estoy muy cansada, puede ser después —negó con la mano— ¿Amelia?

Me relamí los labios antes de responder. Ni siquiera se había volteado a ver la mesa que pasé un buen rato arreglando, ni hablar de la comida. Me acerqué a la puerta del cuarto y la vi cambiándose. 

—Está con mis padres, pensaba-

—¿Por qué molestarías a tus papás con algo así Bo Gum? —se volteó a mirarme con confusión.

Abrí la boca pero la volví a cerrar. No quería admitirlo, no así, que me estaba estresando. Admitir mi estrés también sería admitir que no podía ser padre de casa, que no podía hacerlo solo y que ella trabajara. No quiero que me malentienda, yo lo hago porque quiero ver a Amelia crecer, quiero que ella sea exitosa con sus novelas, lo hago porque es un trabajo de dos la crianza de nuestra hija. Sin embargo, ahí estaba mi problema: Es un trabajo de dos y me siento solo.

—Como te decía, preparé la cena para los dos. Quería pasar una noche contigo, hablar, pasar el rato juntos —expliqué con calma. Ella se sentó en la cama.

—¿Hablar de qué? —me miró expectante mientras se trenzaba el cabello, algo que hacía regularmente antes de acostarse a dormir.

Suspiré con frustración y señalé la mesa.

—¿Podemos hablar mientras comemos?

—Bo Gum, ya cené. Si quieres come tú y luego hablamos en la mañana —me miró con esos ojos vacíos que hace meses me dirigían la mirada. 

—Quiero volver a trabajar, me llegaron unos guiones y estoy interesado en uno —escupí perdiendo la compostura con ella por primera vez en nuestra relación. Nunca me había aguantado tanto decirle algo ni me medí tanto en lo que quería decirle.

Meditó mis palabras y asintió lentamente con la cabeza.

—Hazlo —asintió mirándome sin cambiar su expresión.

—No, Lana, no puedo hacerlo. ¿Quién cuidará de Amelia? —ella iba a responderme y alcé la mano deteniéndola en seco— ¿Cuándo nos veremos tú y yo? ¿Cuándo dejarás de trabajar como loca? 

—Tú eres el que quiere volver a trabajar luego que dijiste que podrías cuidarla tú.

—Lana —jadeé exasperado viendo el techo— No me estás escuchando.

—Te estoy escuchando, solo no me estás diciendo lo que en realidad quieres decir.

—Nunca estás presente, ni cuando estás justo frente a mí estás presente. ¿Qué te ocurre? Estoy intentando acercarme a ti otra vez, solo porque seamos padres nuestras vidas no tienen que cambiar por completo, seguimos siendo tú y yo. Háblame. 

Lana miró el suelo y luego volvió a mí, mordiéndose el labio. Inhaló antes de responder.

—¿Seguimos siendo tú y yo? —bufó con media sonrisa sin gracia— Es más complicado que eso.

On The Scene; Lee Jong Suk (2do libro de SCENE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora