Hélène organizó una reunión de emergencia, pero la agencia Queen no fue informada porque mi madre primero quería tratar de solucionar el problema, antes de informarles de cualquier cambio de planes.
Estábamos todos en la sala de reuniones, esperando por ella.
Yo balanceo mi vaso de whisky, sumida en mis pensamientos.
Todavía sigo sorprendida por la aparición de ese hombre. Jamás imaginé que fuera Vincent Da Silva el amante de mi madre.
Con razón la vez que lo conocí él me resultó extrañamente conocido, y me observaba con demasiada atención.Exhalo y bebo un poco del líquido que me quema la garganta.
—¿Tú sabes qué pasa? —me pregunta Bastien a mi lado. —¿Por qué tu madre organizó la reunión?
—Sé el motivo. —respondo de manera automática.
—Dime entonces.
—No te gustará oír la noticia. —afirmo.
Le doy otro sorbo a mi bebida, sin emitir emoción alguna.
Bastien frunce el ceño en mi dirección.—Te noto apagada. ¿Qué sucedió? —pone su mano sobre la mía, preocupado.
Niego con la cabeza, sin poder responder. Trago saliva y me pongo de pie con la intención de irme.
La puerta de la sala se abre de golpe e ingresa mi madre, seguida por el abogado de la agencia.—Lamento la tardanza. —se disculpa ella.
Yo vuelvo a tomar asiento.
—La tensión se puede cortar con un cuchillo. —murmura Bastien.
—Convoqué esta reunión porque hay algunos puntos importantes que debemos tratar. —explica Hélène.
Yo ni siquiera le presto atención. Me dedico a mirar fijamente mi vaso casi vacío.
—¿Ha sucedido algo malo? —pregunta Bastien.
—Primero, voy a pedirles que no se alteren con lo que diré a continuación. —les pide a todos.
—Hélène, no nos asustes. —habla Gregory.
Ella guarda silencio por algunos segundos, y siento su mirada sobre mí, pero no me inmuto. Me mantengo seria y sin levantar la mirada.
—Geraldine ha sugerido que cambiemos la locación del desfile. —dice finalmente.
—Qué buena broma —salta mi hermana riéndose. —Ya, cuéntanos el verdadero problema.
—No estoy bromeando. —espeta mi madre.
—¿Te volviste loca? —inquiere Gregory en mi dirección.
—Pero... quedan muy pocos días para el evento. —nos recuerda Bastien. —Está todo casi listo.
—Y se perdería mucho dinero invertido. —recalca Gregory.
Toda la sala se sumerge en un mar de quejas y reclamos. Todos están desconcertados y confundidos por este cambio a último momento.
Obviamente todos están contra mí, y no aceptan mi petición.—A ver, ¿por qué quieres que se cambie el sitio? —cuestiona mi hermana. —Si tú fuiste personalmente para hablar con el encargado. Estaba todo solucionado, y el sitio resultó ser espectacular.
—Y estuviste de acuerdo con los detalles. —añade mi mejor amigo. —¿Qué sucedió para que cambies de opinión? —murmura.
—Necesitamos una explicación, porque no tiene sentido lo que propones. —continúa diciendo mi hermana.
Me atrevo a elevar el rostro, dejando el vaso de lado.
Miro a cada uno de los presentes, y finalmente clavo mi mirada en Hélène.—Vincent Da Silva no es confiable. —respondo secamente. —No quiero que tengamos ni el más mínimo contacto con él. Y, dado que es el encargado del Musée du Louvre, pues no quiero que el desfile se lleve a cabo allí. No quiero que ese hombre esté cerca de nosotros.
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150 Días
RomanceEncontrar el amor, de por sí resulta muy complicado. Ahora imagínate si a eso le sumas que tienes un plazo de 150 días para encontrarlo... Es una misión prácticamente imposible. Pues, mi madre parece que no es consciente de lo descabellado que suen...