16- Decidir.

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Ya había pasado un mes, y las cosas se estaban poniendo cada vez más complicadas e intensas: Mi hermana estaba comenzando con sus malestares por el embarazo y con sus antojos raros; Hunter formaba parte de mi día a día, su trato hacia mí se estaba volviendo cada vez más lindo y fuerte, y yo estaba cómoda en su compañía; La agencia era un lío cada día, ya que todos estábamos tapados de trabajo y no dábamos abasto; Oliver me llamaba a diario y nos encontrábamos de vez en cuando en la suite de su hotel. Nuestros encuentros eran nocturnos, discretos. También él solía reunirse con Liza (ya que ella nos lo comentaba en ocasiones); Mi madre había querido que yo conozca a su 'novio' el doctor (lo han hecho oficial), pero me he negado. No me siento lista para verla acompañada de otro hombre. No puedo. El recuerdo de mi padre permanece vivo en mi memoria, y aún me cuesta aceptar y asimilar todo.

La prensa ya había publicado la noticia sobre mi hermana, poniendo como titular: "Se agranda la familia Blanc: Sofía Blanc se encuentra en la dulce espera".
Habían fotos de la fiesta organizada por el cumpleaños de Paul, donde se apreciaba la alegría de todos.

Además, habían añadido un pequeño segmento dedicado a mí, donde se apreciaba una fotografía de mi rostro junto a la de Oliver y Hunter, con un titular bastante peculiar: "La hija mayor y su rebeldía que no tiene fin".

Mientras su hermana menor, Sofía Blanc, se encuentra en la dulce espera de su primer hijo/a, Geraldine no da indicios de querer seguir sus pasos.
Su característica rebeldía demuestra que prefiere mantenerse soltera y alejada de las relaciones sentimentales.
Como sabrán, desde hace tiempo se le ha visto acompañada en diferentes ocasiones por distintos hombres.
Aunque ella no ha dado declaraciones al respecto, fuentes cercanas afirman que está tranquila y pasándola bien.

En fin. No tuve tiempo, ni ganas, de responder a las constantes preguntas que me hacían los diferentes medios de comunicación, porque decidí enfocarme en el próximo desfile.

Bostezo por cuarta vez y les indico a las modelos que vuelvan al punto de arranque para hacer una pasada más.
Teníamos que escoger a la que usará la pieza de oro, y yo aún estaba indecisa.

-Descansen diez minutos. -les indico abriendo mi tableta para observar las fotos del último desfile.

Tomo asiento en mi silla, junto a la pasarela, y empiezo a pasar cada foto, observando a cada modelo: su postura, su caminar, su elegancia, sus gestos...

Las chicas se dispersan por el espacio, beben agua o se ponen a charlar entre ellas. Otras optan por tomarse fotos o interactuar con sus seguidores en las redes sociales.

Miro la fotografía de Hannah, una pelirroja de ojos verdes brillantes. Sus pecas en las mejillas y nariz contrastan con el tono claro de su piel. Tiene un rostro angelical, aunque su mirada es algo hipnótica.

Paso a la siguiente y detallo los ojos negros de Sheryl, que son del mismo tono que su cabello largo y ondulado. Su piel bronceada le luce genial con el vestido que lleva, y su sonrisa es blanca y perfecta. Tiene rasgos más acentuados, que dan una apariencia misteriosa y distante.

Me concentro en las fotos que paso una a una, poniendo muecas indecisas cuando ciertos detalles no me convencen.

Escucho murmullos y risitas coquetas, así que levanto la vista para ver de qué se trata.

-Es muy lindo y tiene unos ojazos... Madre mía. -escucho que alguien dice entre suspiros.

-¿Quién es? -murmura otra con bastante interés.

-No sé, pero intentaré obtener su número de teléfono.

Miro hacia la puerta del salón y veo a Oliver de pie. Parece que busca a alguien con la mirada.

150 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora