Narra Inuyasha
-Inuyasha, ¿Pasa algo?
Kagome me miró extrañada. Desde que salimos del antro no había dicho ni una sola palabra. No quería preocuparla, pero mis pensamientos se enredaban en la sombra de Koga, y aunque intenté apartarlos, la extraña inquietud persistía como un susurro en la oscuridad de la noche.
-No -mentí- solamente no quiero apartarme de ti. -quise tomar su mano, pero ella la apartó.
-Mmm -cruzó los brazos manteniendo la mirada hacia el frente.
-¿Mmm?, ¿solo eso? -fingí molestia- Mínimo esperaba un beso-. La atraje hacia mí para abrazarla, pero ella me alejó.
-No me toques -se quejó molesta.
-Ahora soy yo quien pregunta ¿Qué te pasa? -dije sorprendido.
-Nada, simplemente no me está gustando que me trates como una niñita tonta. -Expresó sin dirigirme la mirada.
Un incómodo silencio se apoderó del interior del auto. La inquietud persistía, pero ahora se mezclaba con la tensión entre nosotros. El sonido de la lluvia comenzó a golpear suavemente el techo del automóvil, acompañando el ambiente tenso que flotaba entre nosotros. Intenté romper el hielo, pero mis palabras quedaron atrapadas en la garganta. Kagome fue quien se encargó de acabar con ese silencio.
-Di algo, Inuyasha. -Por fin volteó a verme, y pude percibir en su mirada un dejo de tristeza.
-Kag... -No sabía qué decirle. Lo que más me importaba era su bienestar, y el preocuparla no estaba en mis planes.
-Desde que estábamos en el antro te pusiste muy tenso; hasta podría jurar que buscabas a alguien. Y ahora ni siquiera me dirigiste la palabra, y cuando te pregunto qué es lo que te pasa, lo único que me respondes es "Nada".
La lluvia golpeaba con más intensidad el parabrisas del auto, como si el clima reflejara la tormenta emocional que se gestaba entre Kagome y yo. Tragué saliva, sintiendo que cada palabra que decía podría ser un paso más hacia el abismo.
-Kagome, no quiero preocuparte con mis cosas. Son solo tonterías que rondan mi cabeza. -Intenté explicar, pero ella soltó un suspiro molesto.
-¿Tonterías? Inuyasha, somos pareja, deberíamos compartir nuestras preocupaciones, no ocultarlas. -Su voz tenía un tono de frustración y decepción que me hizo sentir aún peor.
La tensión se volvía palpable, y el sonido de las gotas de lluvia golpeando el metal del auto parecía marcar el compás de una conversación incómoda. Traté de buscar las palabras correctas, pero mi mente seguía anclada en el recuerdo de Koga y en la sombra que proyectaba sobre nuestro presente.
-Kagome, no quiero que pienses que te trato como una niñita. -solté por fin-. Es solo que hay algo que vi en el antro, algo que no me gusta y no quiero preocuparte. -Mi confesión salió más brusca de lo que pretendía, pero al menos estaba siendo honesto.
Ella frunció el ceño, mirándome con una mezcla de curiosidad y preocupación.
-¿Qué viste, Inuyasha? No me ocultes nada. -Su tono demandante dejaba claro que no estaba dispuesta a aceptar medias verdades.
La lluvia continuaba su danza sobre el automóvil mientras yo respiraba hondo, preparándome para desentrañar el misterio que se interponía entre nosotros y la serenidad que alguna vez compartimos.
-Sólo son suposiciones... -Respiré profundamente antes de continuar,
-Inuyasha, sin rodeos por favor.
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UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINO
Fiksi PenggemarKagome, decidida a proteger su corazón tras una herida pasada, se encuentra con Inuyasha en Tokio. Inicialmente, su encuentro es tenso y cargado de resistencia, pero el humor y la perseverancia de Inuyasha despiertan la curiosidad de Kagome, lo que...