CAPÍTULO 31: EN LA SOMBRA DE LA DESESPERACIÓN

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Narra Kagome

Todos rebosábamos de alegría tras el triunfo de Taisho's Tech. La empresa había demostrado que, aún frente a los mayores desafíos, podía sobreponerse y destacarse, evidenciando la impresionante capacidad y el compromiso incansable de su equipo. Me acerqué a Inuyasha para felicitarlo, y cuando me abrazó, alcancé a ver a Naraku Kagewaki dirigirse a la puerta de la sala. Antes de salir, me miró con gran intensidad provocando que una oleada de temor inundara mi cuerpo; asintió en señal de despedida con una sonrisa torcida en su rostro y salió del lugar. La voz de Sango interrumpió mis pensamientos.

-¡Inuyasha! ¡Kag! Miroku ha llevado a Hachi a casa. Dijo que nos adelantemos y que se nos uniría a la celebración en poco tiempo. -comentó con gran alegría.

-Genial, me parece bien -respondió Inuyasha con una sonrisa-. Solo voy a despedirme de los inversionistas y estamos listos para irnos.

-¡Perfecto! -respondió Sango tomando la computadora aprobada-. Mientras tanto, voy a empezar a guardar nuestras cosas en el coche. ¿Vienes conmigo, Kag?

-Te alcanzo en un momento, Sango. -respondí un poco nerviosa, ya que estábamos a casi nada de contarles la noticia de mi embarazo-. Solo necesito ir al baño rápidamente.

-Está bien. Los veo en el estacionamiento. -La vimos salir de la sala. Inuyasha me miró con una mezcla de curiosidad

-¿Cómo crees que tomen la noticia del bebé? -preguntó con mucha emoción.

-Se pondrán felices, amor -respondí tratando de tranquilizarlo. Será una gran sorpresa para todos, pero estoy segura de que lo recibirán con los brazos abiertos.

-Tienes razón. -dijo más tranquilo, dándome un beso en la frente-. Te veo en el coche. Cuídate, pequeña.

-Tranquilo, sólo iré al baño, ¿Qué me puede pasar?

Él asintió, y podría jurar haber visto por un instante, un dejo de preocupación, como si tuviera el presentimiento de que algo podía arruinar la felicidad que nos embarga en ese momento.

-Lo sé, pero nunca está de más tener cuidado. Nos vemos afuera. -Me dio un beso en la mejilla; acaricié su brazo con suavidad y caminé fuera de la sala.

Al entrar al baño, apoyé mis manos en el lavabo y solté un profundo suspiro, necesitaba ese respiro tras el inquietante encuentro con Naraku. Algo en su presencia me ponía los nervios de punta, y sus palabras sobre el "brillo en mis ojos" me habían alarmado, haciendo temer por mi bebé. Sacudí esos pensamientos y abrí el grifo para lavarme las manos, cuando una voz familiar me congeló.

-Hola querida Kag.

Me giré de inmediato, mi corazón se detuvo al ver a esa figura y, por instinto, protegí mi vientre con las manos.

-¡Koga! ¿Qué haces aquí? Es el baño de mujeres. -exclamé

-Eso ya lo sé. -respondió acercándose con un aire amenazante-. Solamente vengo a pedirte de la manera más amable que me acompañes. -extendió su mano hacia mí; y aunque quise salir, no podía ya que me tenía acorralada, así que de un solo golpe alejé su mano.

-Estás loco si crees que iré contigo -intenté ocultar mis nervios, tenía que ser valiente y salir de ahí inmediatamente-. Soy yo quien te pide amablemente que me dejes pasar.

Sonrió y ladeó la cabeza; vi que llevaba su mano a la bolsa de su pantalón, pero no le di importancia, ¡grave error!

-No me dejas otra opción, preciosa -su voz estaba cargada de malicia provocando que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora