CAPITULO 26: DESPUÉS DE LA TORMENTA

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Narra Kagome

-¡Felicidades! -respondió la enfermera con emoción-, estás embarazada.

La noticia del embarazo me tomó por sorpresa, esto debía ser un error.

-¿Cómo es posible? ¡Debe haber alguna equivocación! -Exclamé confundida-. Hace dos meses que estoy tomando pastillas anticonceptivas por prescripción médica para regular mi ciclo menstrual y...

-¡Oh, entiendo! -interrumpió la enfermera-. Probablemente en un algún momento olvidaste tomar la pastilla o hubo un desfase en el horario, lo cual hace que pierda su efectividad.

Ahora todo tenía sentido; cuando viajé a Tokio, entre las prisas, olvidé empacar las pastillas. Después me acosté con Inuyasha y aquí estaba la consecuencia.

Continué escuchando a la enfermera mientras mi mente daba vueltas. Recordé las discusiones que había tenido con Inuyasha antes de nuestra separación, discutiendo sobre el tema de un futuro embarazo. En ese momento ninguno de los dos estábamos preparados para una responsabilidad tan grande.

La enfermera continuó explicando los próximos pasos a seguir, pero apenas podía concentrarme. Mi mente estaba llena de preguntas y preocupaciones. ¿Cómo iba a manejar esto sola? ¿Cómo reaccionaría Inuyasha cuando se enterara? ¿Debería decírselo o continuar sola con mi hijo?

Traté de mantener la compostura mientras salía de la enfermería, pero por dentro, me sentía abrumada por la incertidumbre de lo que el futuro nos deparaba a mí y al bebé que llevaba dentro.

-¿Está todo bien, Kag? -nuevamente, Bankotsu me había seguido hasta la enfermería.

-¡Estoy embarazada! -solté sin tanto rodeo

-¿Qué? Pero... ¿cómo? -preguntó incrédulo y giré los ojos con fastidio

-¡Inuyasha y yo tuvimos sexo y eso resultó en un bebé! -respondí con sarcasmo y molestia mientras señalaba mi vientre aún plano.

Bankotsu no respondió nada y nos vimos envueltos en un silencio totalmente incómodo. Respiré profundamente tratando de calmarme.

-Lo siento. No es tu culpa, Bankotsu. Simplemente... no esperaba esto -confesé, sintiéndome un poco avergonzada por mi reacción.

-¿Qué piensas hacer? ¿Se lo dirás a Taisho? -Esa última pregunta hizo temblar a mi corazón.

-No lo sé aún. -respondí negando con la cabeza.

-Kag, no serás la primera ni la última madre soltera en el mundo.

-Lo sé, pero eso no hace que sea más fácil -respondí con sinceridad, sintiendo un nudo en la garganta.

-Si tu quisieras... -tomó mis manos entre las suyas y ese gesto me incomodó- Yo... podría ser el padre para tu bebé.

-¿Qué? -exclamé sorprendida, retirando suavemente mis manos de las suyas-. No puedo creer que estés sugiriendo algo así.

Mi sorpresa fue evidente en mi expresión facial y en el tono de mi voz. Mis ojos se abrieron ampliamente, reflejando incredulidad y asombro ante la propuesta inesperada de Bankotsu. Mis cejas se alzaron, y mis labios se entreabrieron en un gesto de sorpresa.

-¡No! Estás loco. Mi bebé ya tiene un padre y es Inuyasha. -dije determinantemente.

-Pero ambos sabemos que no volverás con él. - insistió Bankotsu, y su comentario añadió una capa más de confusión a mis pensamientos.

-Eso tampoco lo sé. -su actitud me estaba alterando-. Bankotsu, te agradezco que me hayas entendido cuando te dije que solo puedo verte como un amigo. Te agradezco tu amistad y tu preocupación, pero eso no te da derecho a decidir por mí y por mi hijo.

UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora