CAPITULO 19: RECUERDOS, TRISTEZA Y SOLEDAD

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Narra Inuyasha

Abrí lentamente los ojos, pero la luz intensa me golpeó, provocando una punzada de dolor en mi cabeza. El constante zumbido de una máquina médica resonaba en mis oídos, distorsionando mis pensamientos y aumentando mi confusión.

Traté de moverme, pero una sensación de pesadez me invadió, como si estuviera atrapado en un mar de almohadas. La habitación estaba impregnada de un olor a desinfectante, y las voces distantes de unas personas resonaban en el aire, llenándome de ansiedad mientras luchaba por recordar cómo había llegado allí.

-¿Q-qué hago... aquí? -pregunté con dificultad.

-Mi amor, al fin despertaste. -Izayoi me abrazó efusivamente. Su voz resonaba con un tono de alivio y preocupación

-Mamá -murmuré- ¿Dónde estoy? -Me esforcé por enfocar mi mirada en el rostro de Izayoi, intentando encontrar respuestas en sus ojos preocupados.

-Hijo, estás en el hospital -la voz de mi padre resonó en la habitación-. Tuviste una... sobredosis

-¿Qué? -dije sorprendido.

Un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar sus palabras. ¿Una sobredosis? La sola idea de aquello era muy descabellado. En mi etapa de universitario solía tomar grandes cantidades de alcohol, pues tenía gran tolerancia para ello; pero ¿consumir drogas? Eso era algo que nunca quise probar. Mi cabeza comenzó a doler cuando poco a poco volví a recordar lo que había sucedido.

Flash Back

Abrí la puerta del departamento y suspiré con alivio al ver la silueta de una mujer parada en el balcón del departamento. Al entrar me di cuenta de que no era Kagome, todo en ella lucía diferente, desde su ropa, hasta la forma de su cabello

-Kikyo -dije con repulsión- ¿Cómo demonios entraste?

-Cariño, tengo mis trucos. -se acercó a mí y quiso acariciar mi rostro, pero tomé su mano por la muñeca antes de que lo hiciera y sonrió con amargura-. Ya ni siquiera me sorprende tu rechazo

-¿Qué estás haciendo aquí, Kikyo? - pregunté, tratando de mantener la calma a pesar de mi creciente incomodidad.

-Mi amor, sólo vine a recordarte lo bien que nos divertíamos antes de que apareciera esa mujer. - dijo con voz suave pero cargada de malicia.- No sé qué es lo que le viste, Inuyasha.

-Te he dicho una y mil veces que lo nuestro se terminó hace mucho tiempo. -le dije ignorando su intento de manipulación. Pero ella parecía decidida a no rendirse fácilmente.

-Oh, Inuyasha, -dijo acercándose peligrosamente hacia mí- ¿de verdad crees que puedes olvidarme tan fácilmente? -susurró, su voz me envolvió como una sombra oscura-. Lo que teníamos era especial, algo que esa niña nunca podrá entender.

-Será mejor que te vayas ahora mismo -le advertí mientras me alejaba de ella. Kikyo soltó una risa fría, como si disfrutara de mi incomodidad y resistencia.

-Te has vuelto muy ingenuo, Inuyasha -dijo con desdén- No te librarás de mi tan fácilmente. -Su cercanía me hacía sentir atrapado, como si estuviera acorralado por sus palabras y su presencia-. Estoy segura de que tarde o temprano regresarás corriendo a mis brazos. -Sentí un pinchazo en la espalda y una sensación de mareo comenzó a invadirme.

-¿Qué demonios me hiciste? -dije empujándola lejos de mi.

Mis piernas comenzaron a flaquear y mi vista se tornaba borrosa. Caminé con dificultad hacia el sofá, la cabeza me daba vueltas, y podía escuchar a lo lejos la risa triunfante de Kikyo. Quise mantenerme consiente, pero los párpados me pesaban, hasta que, de repente, todo se tornó oscuro.

UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora