Narra Inuyasha
-Gracias, padre -murmuré.
-No deberías agradecerme, no estoy orgulloso de lo que encontré en esa búsqueda. -fruncí el ceño mientras lo veía caminar hacia la puerta-. Cuando estés mejor, ve a casa, Izayoi está desesperada por no saber nada de ti.
Escuché cerrar la puerta principal y fue cuando supe que se había marchado. Sin embargo, mi mirada seguía enfocada en aquella hoja con la dirección de Kagome; estaba en otro país, se había ido a Corea del Sur. Las palabras de mi padre resonaron en mi cabeza, había mucho más en sus palabras, algo que no se atrevía a decirme. Tomé nuevamente el sobre sintiendo miedo de encontrar más información que pudiera terminar de hundirme.
No estoy seguro de si fueron segundos o minutos los que transcurrieron mientras observaba aquel sobre. Había algo más en su interior, y no me atrevía a sacarlo. En el fondo, algo dentro de mí gritaba que no era una buena idea, pero la curiosidad era más grande, tal vez lo que contenía me proporcionaría pistas sobre Kag. Con las manos temblorosas, extraje el contenido del sobre: dos fotografías. En la primera, Kag estaba en una biblioteca universitaria. Recordé entonces cuando me contó que uno de sus sueños era estudiar un posgrado o diplomado en una de las universidades más prestigiosas de ese país. Una sonrisa de satisfacción se dibujó en mi rostro al ver que, al menos, la vida parecía sonreírle a ella.
Sin embargo, esa sonrisa se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. La siguiente fotografía fue como un golpe directo al corazón. Ahora entendía completamente por qué había tomado la decisión de desaparecer. Podía sentir su dolor al encontrarme con Kikyo; la única diferencia era que habíamos caído en la trampa de una mujer desequilibrada. Pero ella, mi Kag, el gran amor de mi vida había optado por no confiar en mí y olvidarme con tanta facilidad, como si nuestros sentimientos fueran tan insignificantes como cualquier cosa desechable. Se la veía tan feliz, tan radiante, tomada de la mano de otro hombre; ni siquiera pude ver su rostro, estaba de espaldas, lo único que distinguía era su larga trenza.
La decepción y el rencor inundaron mi ser. Se suponía que nos amábamos con locura, pero al primer obstáculo todo se fue a la mierda. Mientras yo sufría y pasaba noches sin dormir, ella se la pasaba bien con su nuevo amor.
-¿Cómo pudiste hacerme esto Kag? -pregunté a la fotografía como si fuera a responderme- Yo te amaba. No, aún te amo, a pesar de que decidiste continuar lejos de mi te amo. -Aunque mi corazón dolía, no pude soltar ni una sola lágrima más-. No puedo odiarte, porque esto que nos pasó no fue tu culpa, y tampoco fue mía. El destino jugó con nosotros de la manera más cruel. Lo único que si te puedo asegurar es que deseo que seas feliz; nunca te buscaré y seguiré adelante con mi vida tratando de olvidarte.
Rompí las fotografías en pedazos y las arrojé a la basura, junto con la dirección de Kagome. Luego, tomé unas maletas y comencé a empacar mis cosas. Necesitaba alejarme de este departamento que estaba lleno de recuerdos si quería olvidar y comenzar de nuevo.
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Miroku y yo estábamos concentrados en mejorar el proyecto. Después de que Naraku dejara de alardear con nuestro trabajo, comprendimos que había detectado errores en los planos que no lograba corregir y eso era lo que explicaba por qué dejó de publicar sus supuestos avances. Esta revelación nos brindó una luz de esperanza para seguir adelante y realizar las mejoras necesarias.
Sango, por su parte, se dedicaba a realizar llamadas a los inversionistas para mantener su respaldo; sin embargo, no todos estaban dispuestos a continuar, lo cual no era sorprendente, ya que después de enterarse del robo, algunos renunciaron para proteger su inversión. Afortunadamente, aún contábamos con personas que creían en nosotros y aceptaron seguir respaldándonos.
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UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINO
Hayran KurguKagome, decidida a proteger su corazón tras una herida pasada, se encuentra con Inuyasha en Tokio. Inicialmente, su encuentro es tenso y cargado de resistencia, pero el humor y la perseverancia de Inuyasha despiertan la curiosidad de Kagome, lo que...