CAPÍTULO 35: SIEMPRE JUNTOS

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Narra Sesshomaru

Habían pasado tres semanas desde aquel trágico acontecimiento. Todos habíamos vuelto a nuestras vidas normales aún en contra de nuestra voluntad, y me incluyo porque, todo lo que sucedió me marcó para siempre. No pude proteger a mi hermano.

-Doctor Taisho, ¿Se encuentra bien? -preguntó preocupado mi asistente.

-Vamos a dar la ronda de rutina, Jaken -respondí con seriedad ignorando su pregunta.

-S-sí, Doctor Taisho. -asintió con nerviosismo.

Al salir del consultorio, me encontré con Rin, quien no me dirigía la palabra desde ese día. ¿La razón? Celos.

Nuestras miradas se cruzaron y aunque ambos estábamos muy serios, podía ver en sus ojos que aquellos celos ya no estaban, o eso es lo que quería creer.

-Me adelantaré, Doctor Taisho, para que pueda hablar con la Señorita Rin.

No le respondí, pero al ver mi mirada seria, caminó lo más rápido por el pasillo. Maldito Jaken.

-Rin -murmuré.

-Buenos días, Doctor Sexymaru. -Me saludó con sarcasmo.

-Puedes olvidarte de eso, por favor. -supliqué.

Lo que más odiaba en esta situación era que yo, el Doctor Sesshomaru Taisho, nunca había suplicado por nada a nadie. Pero esta pequeña mujer ha logrado sacar mi lado más débil, cuando ni siquiera mi familia había podido hacerlo.

-Sesshomaru, por favor, ¿Cómo reaccionarías si alguien me hablara como lo hizo Zero contigo? -replicó aún molesta. Sin embargo, pude notar un ligero temblor en su melodiosa voz, y yo seguía sin responder-. Claro, no piensas decir nada como siempre.

-Rin, esa mujer no significa nada. -intenté defenderme por sexta vez en esta semana.

-Fue demasiado incómodo, Sessh. -volvió a quejarse

Aunque no quiera admitirlo, tengo que aceptar que tenía, razón. Para mí fue incómodo, y por supuesto que para ella también. Solo de imaginarme a alguien más hablándole o diciéndole algo que solo yo puedo hacer, me hacía hervir la sangre.

-Si guardé compostura esa vez fue por la situación que estábamos viviendo con... Con Kag. -pronunció con un dejo de tristeza en su voz.

-Pero ni siquiera reaccioné a sus palabras y no le seguí el juego -insistí desesperado.

-Y tampoco hiciste algo por ponerle un alto.

¡Maldita sea! Rin tenía razón, otra vez, y es que, sin importar lo que estábamos pasando, debí marcar el límite con Zero.

-Mejor me voy, Sessh. -dijo decepcionada al no recibir una respuesta de mi parte- ¡Adiós!

La tomé de la mano antes de que se alejara y miré a todos lados cerciorándome que hubiera nadie cerca. Entré al consultorio y cerré la puerta detrás de ella.

-Rin, te juro que no aguanto ni un solo día más alejado de ti -le confesé mientras la tenía acorralada entre mi cuerpo y la puerta.

-¡Sesshomaru, déjame salir! -aquella frase fue más un susurro que una orden

-Tres semanas, maldita sea. Son tres semanas que me has mantenido alejado de ti. -Me acerqué a su cabello y aspiré su dulce aroma a flores que tanto me enloquecía.

Intentó escapar de la cárcel de mis brazos, sin conseguirlo. Pegué mi cuerpo al de ella inmovilizándola.

-¿Estás segura de que te quieres ir? -pregunté acariciando su rostro con delicadeza-. Porque tú cuerpo me dice que te quieres quedar.

UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora