CAPITULO 4: SIENTO UNA CONEXIÓN

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Narra Kagome

-¿Cómo has estado, pequeña? -una sonrisa se dibujó en su rostro mientras yo me perdía en el dorado de sus ojos.

-Inu... Inuyasha

Mi corazón dio un vuelco mientras miraba a Inuyasha con incredulidad. De todos los lugares posibles, tenía ser justo en este bar donde tendría que encontrarme nuevamente con él. Intenté moverme, quería salir corriendo de ahí, pero mi cuerpo no respondía, no podía apartar mi mirada de la suya, se veía sumamente apuesto.

Entre la multitud de personas que bailaban a nuestro alrededor, una de ellas me empujó inesperadamente, haciendo que cayera directamente en los brazos de Inuyasha. Me aparté rápidamente de él, observando cómo se reía de mi reacción.

-Parece que nuestros encuentros están destinados a ocurrir en medio de estos pequeños accidentes.

-Si -respondí tímidamente

No sabía que más decir, seguía en estado de shock. A pesar de la música que llenaba el ambiente, el silencio incómodo se interponía entre nosotros, hasta que Inuyasha rompió el hielo.

-Kagome... Ha pasado tanto tiempo. -Su voz era suave con un toque de nostalgia.- No puedo creer que te encontré aquí, de todas las personas, de todos los lugares. -Sus palabras flotaron en el aire como hojas llevadas por el viento.

-No creí volver a verte -¿En serio sólo eso pude decir?

-Lo mismo pensé, quise contactarte, pero no tenía más información que tu nombre

La expectación en el ambiente era palpable, y aunque quería decir algo más, no podía encontrar las palabras adecuadas. Mi corazón latía con fuerza mientras volvía a perderme en el dorado de sus ojos.

-Lo-lo siento... Tengo que irme

Lo único que podía hacer era escapar de la situación. Me abrí paso entre la multitud hasta llegar a la mesa con mis amigas, quienes me miraban sorprendidas. Seguro habían visto lo que pasó.

-¿Qué les pasa? -pregunté haciéndome la desentendida.

-Era él, ¿verdad? -Ayame estaba emocionada. ¿Era el chico del parque?

-No sé de qué me hablan -respondí, mirando hacia las personas que seguían bailando. Aún sentía que mi cuerpo temblaba debido a los nervios provocados por cierto chico de ojos dorados, y no quería que ellas lo notaran.

-Kagome, sabes muy bien a qué nos referimos -afirmó Rin.

A regañadientes, asentí con la cabeza, admitiendo lo evidente.

-Sí, era él- susurré, con la mirada aún perdida en la pista de baile. Mis amigas intercambiaron miradas cómplices, sonriendo emocionadas.

-Deberías hablar con él, Kagome. -Sugirió Ayame, y aunque quise responderle, Rin me interrumpió.

-Kagome, no quiero asustarte, pero ese chico se está acercando.

-¿Qué? -dije sorprendida al mismo tiempo que me giraba para verlo

Inuyasha estaba a solo unos pasos de distancia, luciendo una sonrisa amigable en su rostro. Su cercanía hacía que mi corazón latiera con fuerza una vez más. De repente, una joven lo tomó del brazo; ella parecía molesta y triste a la vez. Inuyasha se sorprendió y la abrazó dulcemente, y juntos se perdieron entre la multitud.

Mis amigas y yo observábamos la escena, preguntándonos qué estaba sucediendo.

-¿Qué crees que esté pasando? -preguntó Ayame, intrigada.

UN ENCUENTRO QUE CAMBIÓ MI DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora