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Calhoun maldijo entre dientes al aparcar frente a la nave. Aquel coche que casi había chocado con él era el antiguo deportivo de Abby, y era Selena quien iba al volante. La había visto en unas décimas de segundo, pero le habían bastado para reconocerla. Iba riendo como una loca, como si disfrutara con la velocidad, y su cabello negro ondeaba al viento.

Entró en el despacho de Harry, quien se extrañó al verlo allí.

— Ya es casi la hora de cerrar -— comentó echando una mirada a su Rolex —. No sabía que regresabas hoy de Montana.

— Echaba de menos a Abby — contestó Calhoun con una sonrisa —. Y hablando de Abby... — añadió sentándose en el filo del escritorio de su hermano —. Hace un rato casi me estrello contra una salvaje que iba conduciendo su antiguo deportivo. Iba al menos a ciento veinte.

— Oh, ¿al final se lo vendió el del concesionario?

— Ya lo creo que sí, no me hacía ninguna gracia que condujera un coche tan poco seguro.

— Ya veo — contestó Harry repasando unos papeles —. Supongo que la mujer de algún otro tonto lo habrá comprado.

— Em... te pasaré por alto lo de haber sido el primer tonto — contestó Calhoun frunciendo los labios —, pero no creo que te haga gracia saber que tú eres el otro.

Al comprender a qué se refería, Harry se quedó de piedra y alzó la cabeza al momento.

— ¿Me estás diciendo que Selena iba conduciendo ese deportivo?

— Me temo que sí — murmuró Calhoun, contrayendo el rostro ante la furia de su hermano mayor.

Harry no podía creer lo que estaba oyendo. Sabía que Selena no era feliz a su lado, pero estaba tratando con todas sus fuerzas de evitar confrontaciones, de ayudarla a adaptarse, e incluso estaba guardando las distancias a la vez que intentaba ocultarle su frustración cuando ella daba un respingo cada vez que lo veía aparecer. Pero... ¡comprarse un deportivo para intentar matarse! Aquello era demasiado. Se levantó, agarró el sombrero del perchero y se detuvo frente a la puerta para preguntarle a Calhoun:

— ¿Iba en dirección a casa?

— No, iba en la dirección opuesta — contestó él. Se quedó mirándolo con los ojos entornados —. Harry... no van bien las cosas entre ustedes, ¿verdad?

Su hermano mayor lo miró furibundo.

— Mi vida privada no es asunto tuyo. — Calhoun se cruzó de brazos con terquedad.

— Abby dice que a Selena le ha dado por hacer muchas locuras últimamente, y que tú no haces nada por detenerla. Sin ir más lejos, me ha contado que el fin de semana pasado se fue a hacer puenting con Misty... ¿Tan empeñado estás en vengarte de ella?

— Lo estás poniendo como si fuera una suicida — repuso Harry fríamente —, y no lo es.

— Si fuera feliz no iría por ahí tratando de romperse la crisma — insistió su hermano —. Tienes que intentar dejar atrás el pasado. Ya es hora de que olvides lo que ocurrió.

— Para ti es fácil decirlo — le espetó Harry con una mirada peligrosa —. ¡Me dejó tirado por un tipo con el que se acostaba mientras salía conmigo!

Calhoun se quedó mirándolo de nuevo.

— Bueno, tal vez no hayas sido tan mujeriego como lo fui yo antes de pasar por el altar — le dijo —, pero tampoco se puede decir que hayas sido un santo, hermano. ¿Y si Selena no pudiera aceptar que haya habido mujeres en tu pasado?

— Estábamos prometidos; era mía. Yo, como un imbécil, tuve todo el tiempo mucho cuidado de no fastidiar nuestra relación: apretaba los dientes para contener mi deseo, para no asustarla, porque cada vez que la tocaba se apartaba de mí... Y luego me enteré de que había estado engañándome con ese niñato rico desde el principio. ¿Cómo crees que me siento? — rugió —. Y encima tuvo la desfachatez de restregármelo por la cara, diciéndome que yo era demasiado pobre como para satisfacer sus caros gustos, que quería a alguien con dinero.

Vengador EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora