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— Después de que te hagas la operación tendremos que esperar al menos un par de días antes de retomar lo que empezamos anoche, así que no vayas a darle vueltas y a ponerte nerviosa, ¿de acuerdo? — le dijo Harry mirándola a los ojos —. No te presionaré, será como tú quieras que sea.

Selena lo besó primero en un párpado y luego en el otro con adoración. Quería susurrarle que lo amaba más que a su propia vida, que todo lo que había hecho lo había hecho solo para protegerlo, pero sabía que él aún no había recobrado la confianza en ella. Tendría que ir poco a poco.

— ¿Me creerías si te dijera que ya no te tengo miedo? — murmuró.

— Cariño, ¿cómo no voy a creerte en la postura en que estamos?

— ¿Qué pos...? ¡Styles!

Él se rio y volvió a hacerlos rodar sobre el colchón quedando de nuevo sobre ella.

— En «esta» postura... — le dijo besándola sensualmente —. Bésame para que pueda marcharme.

— Ya lo he hecho... varias veces — le susurró Selena subrayando cada palabra con un beso.

— Pues hazlo unas cuantas más, hasta que sienta que mis piernas pueden sostenerme de nuevo.

Selena se rio, y tras rodearle el cuello con los brazos le mordió el labio inferior con dulzura.

— Ahora eres mío — le dijo mirándolo a los ojos —, así que ni se te ocurra ir por ahí flirteando con otras.

Harry sonrió encantado ante aquel arranque de posesividad. Volvió a tomarla por la nuca, y le dio un beso largo y profundo, teniendo que obligarse a ponerse en pie para poder parar.

— Será mejor que me marche antes de que se funda la última de mis neuronas — bromeó sin poder apartar la vista de ella. Selena rehuyó vergonzosa su mirada

—. Me habrías dejado seguir adelante, ¿verdad? — le preguntó de repente en voz queda —. Aun sabiendo lo mucho que te habría dolido... no me habrías detenido.

— Quería que supieras la verdad — murmuró ella.

— Fuiste muy valiente — añadió Harry mirandola con admiración. Se quedó un momento en silencio, como si no quisiera dejarla, pero tras echar un vistazo a su reloj de pulsera, suspiró y le dijo —. Tengo que irme ya.

Selena se incorporó mientras él se dirigía a la puerta.

— Que tengas un buen viaje.

Harry no dijo adiós, sino que tras volverse una última vez a mirarla, salió y cerró la puerta tras de sí. «Ojalá pudiera leerle la mente», se dijo Selena. ¿De otro modo podría averiguar lo que sentía por ella? se preguntaba si él siquiera lo sabría.

El día fue realmente agotador para Selena. Después de tener que aguantar toda la mañana y parte de la tarde al señor Holman chillando a Tammy por una cosa o por otra, a última hora fue a la consulta del doctor Sims, quien le había dado cita para terminar de realizarle la intervención.

Llegó a casa cansada, pero después de tomarse una buena taza de café y la deliciosa cena que le había preparado María, se sintió mejor.

Estuvo viendo un rato la televisión, esperando a Harry, pero la había llamado para decirle que el vuelo se había retrasado, y pronto empezaron a cerrársele los ojos, así que decidió subir a acostarse. Al pasar por delante del dormitorio de Harry se quedó dudando un momento, sin saber qué hacer, pero le pareció que tal vez él se molestaría si la encontraba allí sin su permiso.

Se fue pues a la habitación de invitados, y apenas se hubo metido en la cama se quedó dormida.

No oyó llegar el taxi de Harry, ni abrirse la puerta, ni cómo sus pasos se dirigieron esperanzados a su dormitorio, para maldecir entre dientes al encontrar la cama vacía, ni tampoco lo vio observarla en silencio con el ceño fruncido cuando fue a la habitación de invitados y la halló allí dormida.

Harry cerró la puerta tras de sí, ceñudo, y se fue a su cuarto. Había pensado que ella lo estaría esperando despierta, o al menos que se habría ido a dormir a su cama.

Vengador EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora