Volvió a quedarse dormida y, cuando se despertó él estaba ya vestido con un traje gris claro que marcaba cada músculo de su cuerpo, y se encontraba en ese instante anudándose la corbata frente al espejo.
Mientras lo miraba, volvió a recordar todo lo que habían hecho la noche anterior y volvió a ruborizarse.— Caray, menudo sonrojo... — murmuró Harry divertido. Adoraba esas reacciones de ella —. Apuesto que si me pongo ahora a rememorar la noche anterior te esconderías debajo de la cama.
— Y no perderías la apuesta, te lo aseguro — respondió ella riéndose —. ¡Oh, Harry! — susurró sonrojándose aún más por los recuerdos y tapándose el rostro con las manos.
Harry se sentó a su lado en la cama y la abrazó. Selena, con la cabeza apoyada en su pecho, inspiró profundamente, inhalando su colonia.
— ¿Segura que quieres ir a trabajar? — le preguntó Harry, tomándola de la barbilla para que lo mirara a los ojos —. El médico dijo que tal vez te convendría hacer reposo.
— Estoy bien. Me llevé un buen susto, pero después de haber descansado parece que los dolores han desaparecido.
— Yo también me llevé un buen susto — murmuró Harry —, gracias a ti tengo cinco canas más esta mañana.
Selena alzó la mano para peinar con los dedos sus cabellos, hundiéndolos entre los mechones sobre la frente, donde las primeras canas empezaban a asomar en la mata de pelo claro.
— Selena... — dijo Harry de repente. Ella advirtió de inmediato que la calma en su voz era engañosa —, Por qué me mentiste acerca de Wheelor? ¿No te habría bastado con romper nuestro compromiso sin tener que herir también mi orgullo?
Ahí estaba de nuevo, pensó Selena, el resentimiento volvía a aparecer. ¿Acaso no iba a perdonarle jamás por lo ocurrido, ni siquiera tras comprobar por sí mismo que no lo había traicionado? De repente empezó a preguntarse si tal vez él solo la deseaba físicamente, y si no podría haber nunca nada más que eso.
Ella quería que la amara, la pasión no era suficiente. La tristeza hizo que se le humedecieron los ojos. La dicha que la había inundado la noche anterior estaba derrumbándose como un castillo de naipes. Cerró los ojos y exhaló un suspiro de hastío y frustración.
— Ya te lo dije anoche, fue idea de mi padre.
— Eso no me cuadra, Selena. Él me apreciaba... Me ayudó muchísimo. Incluso lloraba la noche que vino a verme con Wheelor...
Selena lo miró a los ojos.
— Todo esto se reduce a una cuestión de confianza, Harry, y sé que tú sigues sin confiar en mí. Tampoco es del todo culpa tuya — se apresuró a añadir —, porque yo empeoré las cosas al mentirte, pero si pudieras al menos darme un voto de confianza...
La mandíbula de Harry se puso tensa.
— No puedo — murmuró. La soltó y se puso de pie —. Yo aún te deseo, y tú lo sabes, pero no puedo volver a abrirte mi corazón. Quien ha traicionado una vez puede volver a hacerlo.
— Yo no te traicioné, tú mismo has comprobado que todavía soy virgen — le recordó ella incómoda.
— No me refería a eso: me mentiste, me dejaste tirado — inspiró profundamente y sacó un paquete de cigarrillos de la chaqueta —. Ni siquiera ahora puedo estar seguro de que no vayas a dejarme tirado de nuevo por tu jefe. Está claro que él no necesitaría que alentaras demasiado para lanzarse, y además no es nada feo, ¿no es cierto?
— Tú no eres feo.
— ¡Qué curioso que te hayas dado cuenta tan rapido de que estaba hablando de mí...! — le espetó él enfadado —. No te metas en problemas mientras estoy fuera — le dijo lanzándole las llaves del Thunderbird — ten cuidado con mi coche.
— No tocaré tu preciado coche si no quieres — murmuró Selena enojada —. Tomaré un taxi para que todo el mundo en Gomez-ville murmure.
Se quedaron un buen rato desafiándose el uno al otro con la mirada, pero de pronto Selena observó que las comisuras de los labios de Harry se arqueaban ligeramente, para dar paso a una sonrisa lobuna, y a continuación estalló en carcajadas.
— Bruja — masculló divertido.
— Salvaje — le espetó ella.
Harry avanzó hacia la cama como un animal de presa. Selena había echado a un lado las sábanas, y trató de rodar hacia el otro lado de la cama, pero él fue más rápido, y en un instante la tuvo atrapada bajo su fuerte cuerpo, sin poder escapar. Ella se revolvió entre risas.
— Eso es, lucha — la animó Harry divertido, pero la rodilla de ella lo rozó en la entrepierna y dejó escapar un gemido ahogado —. Dios, Selena...
Ella se quedó quieta, roja como una amapola.
— Bueno, tampoco es para ponerse así — la picó Harry —. Anoche ya viste como me excitabas, y eso que ahora no estamos piel contra piel...
— ¡Styles, para ya! — volvió a reírse Selena, ocultando el rostro en el hueco de su cuello.
— Eres como una chiquilla — murmuró él con ternura y rodó de modo que ella quedó encima de él —. ¿Mejor así? — le preguntó. Para él desde luego era mejor, ya que le ofrecía una buena vista del escote de la pijama.
— Eres un hombre horrible — bromeó Selena haciendo pucheros.
— Lo soy — asintió él. Tomó un mechón entre sus dedos y la hizo agachar la cabeza tirando suavemente
— Bésame.
— Te arrugaré el traje...
— Me da igual, tengo docenas de trajes más planchados en el armario, pero ahora quiero que me beses, y ya, porque tengo que tomar ese avión.
Selena claudicó divertida, y la discusión que habían tenido hacía un momento quedó olvidada en cuanto sus labios se fundieron con los de él. Harry deslizó una mano entre sus cabellos, y la tomó por la nuca para acercarla aún más mientras hacia el beso más profundo.
— Después de que te hagas la operación tendremos que esperar al menos un par de días antes de retomar lo que empezamos anoche, así que no vayas a darle vueltas y a ponerte nerviosa, ¿de acuerdo? — le dijo Harry mirándola a los ojos —. No te presionaré, será como tú quieras que sea.
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Vengador Enamorado
RomanceUna antigua historia de amor liga al segundo hermano Styles con Selena. Su separación se debió al padre de ésta, aunque los malentendidos y el orgullo han impedido que se supiese la verdad. Seis años después, muerto ya el padre, Selena está arruinad...