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— ¿Por qué te sonrojas? — inquirió Harry de pronto.

— Es que... hace calor aquí — balbució ella tras aclararse la garganta.

— ¿Tú crees? — repuso él lanzando una risotada Tomó un sorbo de su café —. Por si te lo estabas preguntando, tendrás tu propia habitación. No espero nada a cambio de darte cobijo.

Selena se puso aún más colorada, y tuvo que contener el deseo de tirarle la taza a la cabeza.

— Lo estás poniendo como si yo fuera una sin techo.

— Duele, ¿verdad? — dijo él con crueldad — En fin, lo cierto es que Tyler no puede mantenerte y no puedes vivir holgadamente con lo que te paga Barry Holman... y no es que le critique por ello, pero es un hecho que las secretarias de las pequeñas ciudades de provincia no ganan demasiado.

— El dinero no me importa demasiado — repuso ella a la defensiva.

— Oh, claro que no — dijo Harry sarcástico. Y tomó otro sorbo de su café.

— Escucha, Harry... Fue todo idea de mi padre lo del falso compromiso con Tom Wheelor y..,

— Tu padre jamás me habría hecho algo así — cortó él con aspereza. Un brillo amenazador cruzó sus ojos al inclinarse hacia delante — . No lo uses como chivo expiatorio solo porque esté muerto. Siempre me trató como a un amigo.

«Eso es lo que tú crees», pensó ella con amargura.

Estaba claro que no serviría de nada tratar de explicarle. No comprendía que Harry lo defendiera de ese modo solo porque su padre hubiera fingido que lo apreciaba

— Jamás volverás a fiarte de mí, ¿no es cierto? — le preguntó con suavidad.

Harry se quedó estudiando un instante su bello rostro, los ojos cafe que se miraban en los suyos.

— No, un gato escaldado huye del agua. Pero si crees que me partiste el corazón, estás muy equivocada. Me di cuenta muy pronto de cómo eras en realidad, y heriste mi orgullo, pero no llegaste a mi corazón.

— No creo que ninguna mujer lo haya hecho. No dejas que nadie se te acerque — repuso ella en el mismo tono suave, recorriendo con el dedo el borde de la taza. — Abby me dijo que hacía mucho que no salías con nadie

— Tengo treinta y siete años — le recordó Harry —. Hace bastante que dejé atrás mis días de vivalavirgen, antes incluso de empezar a salir contigo — apuró el café y dejó la taza sobre la mesita. La miró fijamente. — Y los dos sabemos que tú también tuviste los tuyos, y con quién.

— No me conoces en absoluto, Harry — le espetó Selena —. Ni ahora, ni antes tampoco. Antes me dijiste que para ti era un símbolo de estatus social, y al volver la vista atrás, supongo que así era en efecto — dijo riéndose con amargura —, porque recuerdo como me llevabas a todas partes, para exhibirme ante tus amigos. Me sentía como uno de esos caballos purasangre que Ty solía llevar a las carreras de obstáculos.

— Si te llevaba a todas partes conmigo era porque eras bonita y dulce, y porque me gustaba estar contigo — repuso él con aspereza —. Todo eso de que te deseaba por tu estatus no era más que una tontería

— Vaya, gracias por decírmelo — murmuró Selena recostándose en el sofá —. En fin, supongo que de todos modos, como tú decías, ya no importa demasiado— apuró también su café y dejó la taza sobre la mesita —. ¿Vamos a tener una boda por la iglesia? — le preguntó.

— ¿No te parece que ya somos un poco mayorcitos para esa clase de ceremonia? — respondió él.

— Yo quiero casarme por la iglesia — insistió ella.

— Muy bien, tendrás tu boda por la iglesia. Puedes quedarte en casa de la señora Simpson hasta que nos casemos, así será todo más discreto — Harry alzó los ojos entornados hacia ella — . Solo hay una cosa que quiero que quede bien clara: Ni se te ocurra presentarte ese día con un vestido blanco, porque si lo haces, te dejaré plantada en el altar

— ¿Y qué crees que pensarán las mujeres de la congregación si no voy de blanco? — dijo ella con una mirada dolida en los ojos cafe.

Harry se sintió mal. Quería vengarse por su romance con Tom Wheelor, pero lo cierto era que no quería verla herida

— Puedes ponerte algo que sea de color crema — concedió a regañadientes

El labio inferior de Selena temblaba de rabia.

— Llévame a la cama —le dijo. Lo desafió con la mirada, pero un rubor intenso tiño sus mejillas, y se estremeció ante su propio atrevimiento —. ¡Si crees que miento acerca de mi inocencia, puedo demostrarte que digo la verdad!

Sin embargo, antes de que Harry, que se había quedado de piedra, pudiera reaccionar, llamaron a la puerta y entró López con un mensaje para Harry.

— Tengo unos asuntos que atender — le dijo este a Selena tras leer la nota que le tendió López —. Puedo llevarte a la casa de huéspedes y luego tal vez quieras llamar a Abby para que te ayude con los preparativos de la boda: las invitaciones y demás.

Selena no discutió. Se sentía moralmente agotada. ¿Sería capaz de avergonzarla públicamente, como una adúltera exhibida por las calles? Apretó los dientes obstinada mientras subían al coche. No iba a permitírselo, iría de blanco, y si la dejaba tirada frente al altar, tal vez fuera lo mejor después de todo. Además, sabía que Harry era perro ladrador pero poco mordedor, por lo que seguramente no pretendía llevar a término esa amenaza ....o al menos eso era lo que ella quería creer. ¡ Si tan solo las cosas pudieran volver a ser como seis años atrás...!

Selena había conocido a los Styles de toda la vida. De hecho, su hermano Tyler y Calhoun, el hermano de Harry, eran muy amigos, lo cuál implicaba que ella y Harry se veían de vez en cuando. Al principio se había mostrado frío y distante, pero Selena se lo había tomado como un reto, y había empezado a picarlo, y a flirtear con él de un modo ingenuo... y el cambio que se produjo en él fue espectacular. En una ocasión habían acudido a una fiesta de Halloween que organizaba un amigo mutuo, y alguien le había dado a Selena una guitarra, pidiéndole que tocara. Harry se había sorprendido de su habilidad con aquel instrumento, pero al rato su anfitrión apareció con otra guitarra e insistió en acompañarla. Ella trató tocar más despacio, pero él era bastante torpe, y finalmente Harry se acercó, y sin una palabra extendió la mano hacia el anfitrión para que le dejase la guitarra ,y este accedió con una sonrisa que Selena no comprendería hasta momentos después, cuando Harry se sentara junto a ella, e interpretara La rosa de San Antonio con tanta pasión que los presentes aplaudieron entusiasmados. Después, tocaron una canción juntos, sin dejar de mirarse y, al llegar a la última nota, Harry le dedicó una sonrisa tan encantadora, que ella le entregó en ese instante su corazón.

Vengador EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora