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  No podía creer lo que estaba oyendo.

Selena se rio suavemente.

— ¿Puedo dormir contigo? La verdad es que aún estoy temblando por dentro por el susto. Es decir... — dijo aclarándose la garganta —, si no te importa demasiado. No querría empeorar las cosas.

— No creo que puedan ponerse peor de lo que están ya — repuso él quedamente. La miró a los ojos —. lista bien, pasa.

Selena lo siguió al interior del dormitorio, y subió a la cama mientras él sostenía las sábanas para que se deslizara bajo ellas.

— Puedo ajustar el aire acondicionado si quieres — le ofreció Harry.

— No, está bien — replicó ella —. Detesto dormir en una habitación calurosa, incluso en invierno.

— A mí me pasa lo mismo — admitió él con una débil sonrisa. Apagó la luz y se metió en la cama.

— ¿No vas... uní... no vas a quitarte los pantalón verdad? — inquirió Selena agradeciendo que en la oscuridad él no pudiera verla enrojecer.

Harry se echó a reír.

— Por Dios, Selena...

— No te rías de mí — murmuró ella ofendida.

— Yo siempre pensé que eras una chica sofisticada — confesó Harry —, ya sabes, una de esas chicas liberadas que tienen una ristra de hombres bajo la manga y beben champán y lucen diamantes.

— Pues sí que estabas equivocado... — murmuró Selena —. Hasta que apareciste tú, solo había salido con un hombre, y la única vez que intentó besarme, mi padre le pegó una bofetada. Estaba obsesionado con mantenerme casta y pura hasta que encontrara a alguien a quien venderme, a alguien que lo hiciera aún más rico de lo que era. Pero claro, tú no podías saber eso, porque crees que fue un santo...

Harry encendió la luz y la miró fijamente a los ojos, advirtiendo el rubor que teñía sus mejillas.

— ¿Te importaría apagar la luz, por favor? No puedo hablar de estas cosas mirándote a la cara.

Harry se limitó a sonreír divertido e hizo lo que le pedía.

— Está bien, continúa.

— Mi padre jamás quiso que me casara contigo, a pesar del teatro que montó — le explicó Selena —. Quería que me casara con Tom Wheelor porque él también criaba caballos de carreras, y quería asociarse con él.

— Perdona, pero no me lo trago — replicó él. ¿Cómo podía creerse esa historia? Bass Gomez lo había ayudado a echar adelante su negocio. Se preguntó si ella habría jugado a averiguar aquello. Selena suspiró.

— Pues es la verdad. Estaba decidido a hundirte y a pararnos, y por eso se inventó esa mentira de que yo estaba enamorada de Tom y quería casarme con él.

— Tú admitiste que te acostabas con él — le recordó Harry irritado —. Y me habías rechazado aquella noche. No necesitaba más pruebas.

— Pero no te rechacé porque te encontrara repulsivo como tú crees — le espetó ella.

— ¿Ah, no?

Y antes de que Selena pudiera decir nada, rodó para colocarse encima de ella. Con un brazo la atrajo hacia sí, y buscó sus labios en la oscuridad, besándolos con rudeza. Selena, asustada, alzó las manos con ira su pecho para apartarlo, y cuando la rodilla de Harry se deslizó entre las de ella, se puso rígida y luchó aún con más ahínco.  


Vengador EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora