13

287 25 2
                                    

— Pero no se casó con Wheelor, ¿verdad? — repuso Calhoun —. Según me contó Tyler, se fue a Europa y le dio por hacer locuras, igual que está haciendo ahora. Tuvo un accidente en Suiza, Harry, en un deportivo — añadió —, un deportivo como el de Abby.

Harry lo estaba mirando entre horrorizado e incrédulo.

— Nadie me había contado eso.

— ¿Acaso has escuchado alguna vez a alguien que tratara de hablarte de algo relacionado con los Gomez? — replicó Calhoun —. Solo hace unos meses que te has calmado lo suficiente como para que se te pueda hablar de los Gomez sin que saltes.

— Yo la quería — murmuró Harry —. No puedes imaginarte cómo me sentí cuando rompió nuestro compromiso.

— Sí que puedo — contestó Calhoun quedamente —. Estaba allí, y sé por lo que pasaste, pero nunca te paraste a pensar que tal vez ella tuviera una razón para hacer lo que hizo. Trató de explicártelo en una ocasión, pero tú ni siquiera quisiste escucharla.

— ¿Qué había que escuchar? — lo cortó Harry perdiendo la paciencia —. Ya me había contado la verdad.

— Yo jamás he creído que aquello fuera la verdad — repuso Calhoun —. Y tú tampoco lo habrías creído de no haber sido porque por primera vez en tu vida te habías enamorado, y porque te sentías tremendamente inseguro, porque no te valorabas lo suficiente como para creer que una chica como Selena quisiese estar a tu lado. Estabas siempre preocupado por la posibilidad de perderla por otro hombre... Incluso ante mí, ¿recuerdas?

Harry no podía negar que estaba diciendo la verdad. Sabía que había sido muy posesivo con respecto a Selena. Diablos, aún lo era, pero, ¿cómo no iba a serlo? Ella era preciosa y él... él...

— Tu forma de actuar solo la aleja de ti, Harry

— ¿Y qué quieres que haga, que la ate y la encierre en el sótano? — le espetó su hermano con una risa amarga —. No puedo hacer que se quede a mi lado si ella no quiere. Demonios... ni siquiera me deja tocarla. Cuando intenté hacerle el amor la noche que nos prometimos, se apartó de mí como si tuviera la peste — dijo apartando la vista —. Me tiene miedo.

— ¿Y no te parece curioso — murmuró Calhoun escogiendo cuidadosamente las palabras — que a una mujer que ha tenido un amante le dé pánico el sexo?


Y antes de que Harry pudiera responder, salió del despacho y abandonó la oficina.

Harry se quedó allí de pie, anonadado por las revelaciones de su hermano, hasta que recordó la situación, y se dio cuenta de que habían pasado varios minutos. Calhoun lo había entretenido demasiado. ¿Y si a Selena le había ocurrido algo mientras tanto...? No quería ni pensarlo.


Recorrió la carretera en una y otra dirección con su coche, pero no vio signo alguno del deportivo.
Más tarde, cuando llegó a la casa, casi cayó de rodillas, aliviado, al verlo aparcado frente al porche.

Inspiró profundamente antes de entrar, procurando controlar el temblor de sus manos que le había causado el miedo a encontrarla en alguna cuneta.
Selena estaba en el comedor charlando con María acerca de una receta.
Cuando lo oyó entrar, alzó la vista, y entonces la risa y la animación se disiparon de su rostro, como si se hubiese producido de pronto un eclipse.

— He cambiado de coche — le dijo a Harry desafiante antes de que él pudiera decir nada —. ¿Te gusta? Es el que tenía Abby antes. Ni siquiera me han pedido un aval, y voy a pagarlo a plazos... de mi salario — le aclaró.

Harry lanzó a María una mirada cuyo significado esta conocía muy bien, y se levantó de inmediato para dejarlos a solas. Harry se sentó a la cabecera de la mesa y encendió un cigarrillo, recostándose en la silla para mirarla fijamente.

Vengador EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora