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Harry apenas podía creérselo cuando se despertó a la mañana siguiente y vio a Selena a su lado en la cama. Estaba ya tan acostumbrado a que los sueños con ella terminasen al amanecer... Pero allí estaba, dormida, con la larga cabellera de azabache desperdigada sobre la almohada, sus finos rasgos álficos, y los labios entreabiertos, tan dulces y tentadores.

Se quedó largo rato allí echado junto a ella, observándola. Se había sentido muy solo sin ella... y únicamente en ese momento se daba cuenta de hasta qué punto la había echado de menos. Durante el tiempo que estuvieron saliendo, le gustaba imaginarse así en la cama con Selena, viéndola dormir plácidamente.

Ella no podía imaginar cuánto significaba para él, ni que la noche anterior había sido para él una tremenda revelación, la culminación de las esperanzas que tanto tiempo había estado abrigando, aun cuando no habían acabado lo que empezaron. Además, el haber descubierto que era virgen, lo había sorprendido y llenado, nunca lo había engañado, ni con Tom Wheelor ni con nadie.
Se inclinó para besarla suavemente en los labios, y Selena parpadeó y abrió los ojos, guiñándolos por la del sol. Bostezó ligeramente y le sonrió.

— Buenos días.

— Buenos días — respondió él besándola de nuevo-¿Has dormido bien?

— No había dormido mejor en toda mi vida. ¿Y tú?

— Yo tampoco — le dijo Harry tapándola con la sábana —. Quédate en la cama y descansa. No tienes que levantarte aún.

— ¿Te vas a la nave tan temprano? — inquirió ella adormilada, echando un vistazo al reloj.

— Tengo que tomar un vuelo a Dallas, cariño — le explicó él levantándose —. He quedado con un nuevo cliente, pero estaré de vuelta por la noche.

— Pues yo no tengo que estar en el bufete hasta las nueve — le dijo ella con una sonrisa ufana.

— Pues yo preferiría que no tuvieras que ir en absoluto — repuso él frunciendo el ceño.

— Harry, me gusta mi trabajo — protestó ella con un mohín.

— Sí, pero a mí no me gusta nada Barry Holman — murmuró Harry.

— Puede que sea un donjuán, pero conmigo se porta siempre muy correctamente — le aseguró Selena —. Además, es un buen hombre, de verdad.

Harry se dio la vuelta, no quería que leyese en su rostro lo celoso que estaba de su atractivo jefe.

— Bueno, voy a darme una ducha.

Selena se quedó mirándolo mientras buscaba ropa interior en uno de los cajones del armario y se dirigía hacia el cuarto de baño, devorando su torso desnudo con los ojos. Lo ocurrido la noche anterior le parecía en ese momento tan irreal... Se sonrojó al recordar pero Harry no lo vio porque había entrado ya al aseo.

Vengador EnamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora