La fogata

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Capítulo 9. "La fogata".

Me había preparado para la fogata; me puse un pantalón de mezclilla negro ancho junto con unos tenis chunky, una sudadera blanca con capucha y encima un chaleco de piel sintética color café con borrega por dentro. Sé que no hacía falta estar abrigada, pero el hecho de que no fuera necesario no significaba que no pudiera armar un atuendo para lucir bien.

- ¿Estás lista para tu cita? - preguntó Alice mientras se paraba a un lado mío.

- No es una cita, Alice - dije mientras miraba por la ventana.

- Entonces, ¿por qué estás tan emocionada? - preguntó sonriendo mientras me empujaba ligeramente con su hombro.

- Nunca he ido a la reserva y realmente muero de ganas de conocerla - contesté sonriendo.

Era cierto lo que dije, me entusiasmaba la idea de conocer la reserva, pero sabía que también estaba emocionada por ver a Paul.

Era consciente de la forma en que me trató la noche pasada, me hizo sentir mal para acceder a su petición. Yo sabía que utilizó la manipulación emocional para convencerme, lo sabía porque solía hacer lo mismo en mi vida humana.

- No es solo por ver la reserva, ¿cierto? - dijo Alice ahora mirándome de manera extraña.

- ¿Qué viste, Alice? - pregunté reconociendo esa mirada.

Alice no contestaba, solo me miraba de la misma manera como si no supiera qué decir. Estaba a punto de preguntar nuevamente, cuando se escuchó que tocaban la puerta. Le di una última mirada a Alice y bajé.

- Es para ti - dijo Rose al lado de la puerta mientras me miraba aburrida.

Embry estaba esperando, con las manos en los bolsillos, mirándome con una sonrisa.

- Hola, Embry - saludé alegre al lobo - Vuelvo después - le dije a Rose.

Salí de la casa y cerré la puerta detrás de mí.

- Hola, Ale - dijo Embry - ¿Nos vamos? - preguntó mientras señalaba una camioneta verde detrás de él.

Desde que lo vi en la puerta de la casa y sin percibir el olor de mi compañero cerca, había confirmado que no sería Paul quien me llevaría a la reserva. Aunque nunca me confirmó que pasaría por mí, me decepcionó un poco que no fuera él quien me recogiera.

- Sí, claro, vámonos - dije sin dejar caer mis ánimos.

Embry me abrió la puerta del copiloto y enseguida se subió a la camioneta.

- Gracias por pasar por mí - dije.

Embry no dijo nada, solo volteó a verme con una mirada un tanto extraña.

- ¿Quieres poner música? - preguntó mientras encendía la radio.

El trayecto hacia la reserva pasó rápido gracias a la música de fondo y a los chistes tontos que Embry contaba para relajar el ambiente.

- Entonces él respondió, "porque dice 'converse'".

Estaba carcajeándome como nunca. El chiste no era tan bueno, pero las voces que Embry hacía le daban un toque que los hacía más divertidos.

- Embry, basta - solté aun riendo - No es un buen chiste - añadí mientras me sujetaba el estómago por la sensación tan rara que sentía por reír tanto.

A pesar de haber llegado a la fogata, ninguno de los dos bajaba de la camioneta. No sé por qué Embry no lo hacía, pero yo me sentía un poco extraña estando ahí. Me di cuenta de que los presentes estaban mirando la camioneta; había una gran cantidad de gente, y al buscar a Paul, vi a una chica morena, de baja estatura y bonita a su lado, ¿quién diablos era?

Desafiando al destino | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora