Sincerando almas

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Capítulo 12. "Sincerando almas".

Paul's Pov:

- Estuve pensando en lo que dijiste el otro día - dije después de terminar de beber mi agua.

- ¿Y a qué llegaste? - preguntó, inclinando su cabeza.

- Tienes razón, para evitar lastimarnos debemos hablar y ser honestos.

El mesero llegó y dejó lo que pedí sobre la mesa. Cuando terminó, preguntó si necesitábamos otra cosa. Alessandra respondió que no, y mientras él se iba, ella cambió su vaso de agua por el mío vacío. Le agradecí con un susurro.

- Creo que he sido completamente honesta contigo y siempre busco tener comunicación contigo, pero me gustaría que tú pusieras un poco de tu parte - dijo ella, mientras dejaba el libro que tenía en sus manos en la mesa.

- Es justo - dije, mientras tomaba un sorbo de agua - Por eso ahora lo voy a hacer.

No sé por qué me sentía ansioso. Tal vez era porque iba a sincerarme con una persona a la que conocía desde hacía poco. Tal vez era porque esa persona era mi impronta, o tal vez solo porque su presencia siempre tenía ese efecto en mí.

- No podemos alejarnos - declaré, ahora tomando un sorbo de mi frapuccino.

- Lo sé - contestó, recargando su cabeza en una de sus manos.

- Imprimarme no era lo que quería - dije, ahora solo viéndola a ella.

- También lo sé - dijo, bajando la mirada y regresándola a mí en segundos.

- Pero la verdad es que no puedo estar ni un jodido momento sin pensar en ti - dije, inclinándome un poco en busca de su cercanía - En todo lo que me haces sentir con solo una mirada.

- No quiero que te sientas obligado solo por la conexión - dijo, alejando su cabeza de su mano, mientras fruncía su ceño como si estuviera confundida.

Ahora ella se inclinaba sobre la mesa, mientras ponía su mano en esta.

- Esa es la cosa, nuestra conexión - dije, tratando de darme valentía para lo que quería hacer - La imprimación es el destino. Mis ancestros no se equivocan.

Con todo el coraje que pude reunir en ese instante, puse mi mano derecha sobre la suya izquierda que estaba sobre la mesa. Ella inmediatamente volteó a ver nuestras manos, mientras yo no podía creer lo que ahora estaba sintiendo solo por poner mi mano caliente sobre su mano fría.

- He estado peleando con lo que siento, he estado negando algo que va más allá de mí - dije, inclinándome aún más si era posible - Pero ya no lo voy a hacer.

Alessandra regresó su mirada hacia mis ojos. Parecía sorprendida y un poco confundida, pero después de unos minutos habló.

- ¿De verdad quieres intentar algo? - preguntó, aún con esa carita preciosa.

- No quiero presionarte a nada. Podemos empezar conociéndonos - respondí con una sonrisa.

- ¿Qué pasa con la chica de la fogata? - preguntó con una mueca adorable.

- No pasa nada - contesté sinceramente - Si tú quieres, puedo hablar sobre ello.

Negó con la cabeza y luego, mirándome a los ojos, por primera vez en la noche, sonrió.

- Te creo - entrelazó sus dedos con los míos - Y me gustaría empezar lo que sea esto, contigo - añadió aun sonriendo.

- Voy a ser sincero a partir de ahora, lo prometo - dije emocionado por sus palabras.

Desafiando al destino | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora