Después del encuentro terrorífico con los Vulturi, Paul y yo decidimos tomarnos unas vacaciones. Yo quería que él decidiera el destino, porque sin duda yo escogería el destino de nuestra luna de miel y no quería imponer siempre mis decisiones. Paul decidió venir a Las Vegas, lo que me pareció maravilloso porque aquí todo lo que se podía hacer era por la noche, liberándome del sol.
- Sopla - dijo Paul extendiéndome los dados que estaban sobre su mano.
Hice lo que me pidió, viéndolo directamente a los ojos mientras lo hacía. Él sonrió por mi acción. Paul tiró los dados en la mesa, sin apartar su mirada de mí.
- ¡Siete! - exclamó el encargado de la mesa - Y el apuesto caballero de traje gris se lleva el dinero.
Paul, sonriendo aun viéndome y colocando sus manos a los costados de mi cintura, me atrajo hacia él, dándome un apasionado beso que correspondí gustosa.
Paul recogió las fichas y, tomándome de la mano, comenzó a caminar hacia las mesas de póker. Llevaba 4 partidas ganadas y su suerte en las máquinas también había sido muy buena. No estaba segura de por qué estaba teniendo tanta suerte, pero sin duda estaba feliz de verlo divertirse.
- ¿Qué harás con todo ese dinero, apuesto caballero? - pregunté tratando de imitar la voz del señor de hace un rato.
- ¿Qué me alcanza con cien dólares? - preguntó sensualmente, acercando su rostro al mío y mostrándome una ficha negra.
- Estás loco si piensas que con cien dólares podrías pagar algo de esto - dije pasando mis manos por mi cuerpo.
Él río y me dio un beso lento.
- ¿Está bien si vamos a las mesas de póker? - preguntó cerca de mi rostro.
Yo solo asentí sonriendo.
Ya habían pasado un par de horas desde que habíamos salido del casino, era de madrugada y Paul y yo nos encontrábamos en un bar. Yo estaba sobre las piernas de Paul besándolo.
- Estas vacaciones están siendo lo mejor - dijo Paul a centímetros de mi cara.
- Aprovéchalas, mañana es nuestra última noche - dije volviéndolo a besar.
Ya llevábamos dos semanas aquí, pero debíamos regresar porque en otras dos semanas más sería la boda de Sam y Emily, y Paul y yo habíamos prometido ayudarles.
- Uh, sé cómo pasaremos nuestra última noche - dijo Paul acariciando mi pierna.
- Podemos empezar desde hoy - dije pasando mi mano por su firme brazo.
- Definitivamente lo haremos - dijo Paul volviéndome a besar.
- No puedo creer que hayas hecho eso - dije riéndome al recordar al pobre chico.
Paul y yo estábamos caminando por las calles alumbradas, directo hacia el hotel, tomados de la mano.
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Desafiando al destino | Paul Lahote
Fanfiction"Si hubiera sabido que nuestra historia sería así, la habría aceptado desde el principio". "Tú y yo sabemos que nada de esto habría sido tan fácil".