Dudas parte dos

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Capítulo 28. "Dudas parte dos".

Después de que Bella nos contara lo sucedido con Irina y de la impactante visión de Alice, Carlisle nos había coordinado para ir a buscar a sus amigos. Me había pedido que yo me quedara para preparar la casa para la llegada de los vampiros, también lo hizo porque dijo que, con un lobo a mi lado, no podría persuadir a los vampiros para que vinieran.

Paul y yo estábamos ahora en nuestra casa. Hasta la mañana siguiente, iniciaríamos la búsqueda de testigos.

- ¿Estás preocupada? - preguntó Paul.

- Sí, lo estoy - respondí mientras veía cómo comía su cena.

- Estaremos bien, nena - dijo levantándose por un vaso de jugo - Recuerda que solo buscarán hablar, no pelearemos, estaremos a salvo.

- No creo que sea realmente fácil - dije recargando mi cabeza en mi mano derecha - Con los Vulturis nunca lo es.

- ¿No crees que los escuchen? - preguntó, terminando de comer.

Solo hice una mueca. Sabía que ellos aparentaban ser políticamente correctos y tal vez por eso nos escucharían, ¿pero eso sería suficiente?

- No sé qué vaya a pasar, solo tengo un mal presentimiento.

Paul se levantó de la silla y se acercó a donde yo estaba. Me enderecé de inmediato y volteé a verlo. Él me tomó de la cintura y, levantándome, me sentó sobre la barra.

- Mientras estemos juntos, estaremos bien - dijo viéndome directamente a los ojos.

Solo asentí, sintiéndome confiada en sus palabras y aferrándome a la seguridad con que las dijo. Paul me abrazó, le correspondí pasando mis manos detrás de su cabeza y enredando mis piernas sobre su cintura.

- ¿Me dirás qué te preocupaba esta tarde? - susurré cerca de su oído.

- No creo que sea tan importante como lo de los italianos - respondió sobre mi cuello.

Me separé un poco de él para poder verlo a la cara.

- No te quiero presionar, amor, pero tú me importas y lo que es importante para ti, lo es para mí - dije dándole un rápido beso en su nariz.

- Es sobre la boda - dijo soltando un pequeño suspiro - Es solo una pequeña duda que me surgió - agregó negando un poco con su cabeza.

- ¿Estás teniendo dudas sobre casarnos? - pregunté confundida.

- Claro que quiero casarme contigo. No voy a cambiar de opinión sobre ello - dijo viéndome a los ojos - A menos que tú ya no quieras, porque de ser así, yo...

- ¿Qué es lo que te está mortificando, amor? - interrumpí.

Paul me miró por un rato sin decirme nada, sus ojos mostraron preocupación, por lo que lo volví a abrazar con más intensidad y con mi cara en su cuello, dejando un beso sobre su mandíbula. Me alejé de nuevo de él para mirarlo a los ojos.

- ¿Estás seguro de que quieres casarte conmigo? - preguntó mostrando una mirada inquieta.

- Por supuesto que sí, Paul. Te amo mucho y quisiera pasar el resto de mi tiempo contigo - dije tomando su cara entre mis manos - ¿Qué es lo que te hace creer que no es así?

Pregunté queriendo conocer su pensamiento que lo llevó a creer que yo no quería eso.

- A veces pienso que no soy lo suficiente para ti - se sinceró - Tu familia tiene dinero, pero yo no. No sé si pueda darte la vida que quieres, ni siquiera sé si quieras llevar mi apellido y entendería si no lo quisieras cambiar.

Desafiando al destino | Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora