Capítulo 5: Proud like Mary

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-¿Qué piensas de Tina Turner? - Tulisa estaba generando misterio y Emma picó el anzuelo de inmediato. Estaba de vuelta en la sala de ensayo vocal, el lunes, esperando con ansias su próxima canción. Le gustaba la morena, le gusta su ritmo y su energía vocal.

-Lindas piernas - soltó sin pensarlo. El productor rió.

-Proud like Mary, ¿qué piensas?

-¡Me encanta esa canción! - exclamó entusiasmada.

-Bueno, comencemos a ensayar entonces.

El ensayo vocal no supuso mayor problema, pero sí los hubo con la coreografía. Brian no proponía cosas disparatadas, las podría haber hecho perfectamente con zapatillas, pero hacer esos movimientos con tacos, no solo implicaba mucho dolor en los pies, si no un riesgo inminente para su salud y la de los otros bailarines.

-En serio, no sé por qué no puedo hacerlo con tacos - expresó agotada, tomando una de las botellas de agua para beberla con apremio, cuando hubo un corte en el ensayo.

-Porqué se ve más lindo, Emma. Ya hablamos de eso - repitió el coreógrafo.

-¡Pero me duelen los pies! Y te juro que puedo hacerlo bien sin tacos.

-Dale, vamos a hacerlo otra vez.

La primera parte de la canción era lenta, de modo que implicaba un balanceo de caderas sensual y un movimiento sugerente de un brazo de un lado al otro. Pero cuando el ritmo aceleraba, la situación se complicaba. Había que balancearse con mayor rapidez, además de hacer el movimiento típico de la canción y, además, cantar. Emma estaba llegando al estribillo cuando, haciendo uno de los pasos, apoyó mal el pie y cayó con fuerza al piso.

-La puta madre - maldijo en español. Los integrantes de la sala, la quedaron mirando por un segundo, sorprendida de que hablase en español, y de inmediato corrieron a ayudarla.

-¿Estás bien? - le preguntó desesperado Eric, uno de los bailarines.

-Sí, eso creo. Me doblé el pie, pero estoy bien. ¡Estos malditos tacos! La puta madre - volvió a maldecir en español.

-¡Traigan hielo! - indicó con firmeza Brian - ¿puedes pararte?

-Puedo tratarlo.

Pararse no había sido difícil, otra cosa muy diferente fue apoyar el peso de su cuerpo en el pie. Emma lanzó un grito sordo, presa del dolor agudo.

-Duele - dijo con una mueca.

-Deberíamos llamar al médico - opinó uno de los bailarines.

-No, es una simple torcedura. Se arreglará con hielo - aseguró ella.

-Déjame ver - dijo Brian - he tenido más torceduras y esquinces de los que recuerdo. Tengo alguna noción - le subió el bajo del pantalón con sutileza y comenzó a tocarle el pie con la suavidad con la que se trata la porcelana. Emma se mordió los labios, aguantándose otro grito.

-Es solo una torcedura, sí - dijo el coreógrafo - pero aún así debemos asegurarnos. Deberíamos llevarte al médico

-No, por favor, no quiero ir a un hospital.

La cámara los siguió todo el camino hasta el hospital. Lejos de atender su dolor físico, Emma tuvo que ocuparse de apuro de su dolor emocional. Los hospitales siempre le recordarían los meses que había pasado allí cuidando de Frederick. El olor a desinfectante le recordaba su rostro enjuto, sin brillo, sin vida. Le recordaba que ni el mejor hospital pudo salvarlo del cáncer. Le recordó que se había ido. No faltaba mucho para el aniversario de su muerte y comenzaba a estar más sensible de lo normal respecto al tema.

I don't have The X FactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora