I don't have The X Factor

Capítulo 27: París

Le iba a pegar. La tenía harta y en cualquier momento le iba a pegar, decidió Emma mientras salía pavorosa de clase. Matthew la ponía sencillamente violenta.

Pensó que su mal humor ascendía unos cuantos peldaños cuando en la esquina del pasillo se chocó contra una persona y tiró un par de papeles que tenía en la mano.

-¿Todos son imbéciles hoy o qué? - escupió - ¿no te fijas por dónde caminas?

-¿Mal humor, Emma? - cuando subió la vista se encontró con los ojos celestes de Frederick. Los ojos de su antiguo tutor siempre la habían recibido con alegría chispeante y antes de que se diera cuenta, estaba sonriendo. Era la tercera vez que se lo cruzaba en esa semana, pero Emma ni siquiera se daba cuenta de lo demasiado casual que resultaba todo.

-Siento haberme chocado contigo, es que vengo huyendo - explicó con rapidez mirando por encima de su hombro.

-¿Huyendo? - preguntó extrañado.

-Sí, tengo este compañero de clase que no acepta un no por respuesta y está realmente sacándome de mis casillas. De cada tres palabras, en cinco me invita a salir. ¡Es increíble!

-Me niego a pensar que no fuiste lo suficientemente clara al rechazarlo - dijo con una ligera sonrisa.

-¿Clara? Fui cristalina. Mis intenciones traspasaban mis putos poros - Frederick rió.

-No es gracioso - le dijo ella, sin poder evitar sonreírse. Nunca había podido mantener el mal humor con él cerca.

-Te pasa por ser preciosa - la intensidad con la que la miraba la obligó a retirar su mirada, incapaz de poder aguantar semejante poder.

-Oh, no, ahí viene - Matthew no era un mal tipo y tampoco era feo, pero Emma no estaba interesada y parecía que él sencillamente no lo entendía.

-¿Él es el acosador? - preguntó desconcertado Frederick. Su compañero Matthew era alto, de hombros anchos, rubio y tenía los ojos más verdes que Emma había visto en su vida. Frederick parecía pensar que era imposible que lo pudiera rechazar.

-Sí, es él - dijo ella, rodando los ojos y dándose por vencida. Tendría que rechazarlo nuevamente, pensó con cansancio. Si su actitud persistía hablaría con la seguridad del campus: aquello rozaba el acoso.

-¡Emma! ¡Emma!

-Tan amoroso - se burló Frederick, que disfrutaba la situación.

-Emma, te estuve llamando - dijo algo agitado cuando llegó hasta donde ellos estaban.

-Lo siento, es que tenía prisa... - a esta altura, Emma ya no sabía que decir. Su insistencia estaba más allá de toda excusa existente.

-Es que vamos a almorzar - terminó por ella Frederick.

-Oh, lo siento, hermano, soy Matthew - se presentó su compañero con amabilidad. De nuevo, no era un mal tipo, solo uno muy insistente.

-Soy Frederick, el novio de Emma - Fred pasó su brazo por los hombros de Emma y la acercó a su cuerpo. La expresión del rostro de Matthew cambió por completo. Se borró la alegría, pero sobre todo la esperanza. Sabía que había perdido toda oportunidad.