Capítulo 29: Estocolmo

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Ashton, el nuevo ex novio de Ingrid era un idiota por diversos motivos. El primero y principal es que se había acostado con Dana, lo que no tenía ningún sentido teniendo a la belleza rubia que era Ingrid. El segundo motivo era que había tenido a Ingrid llorando durante dos horas y Emma nunca sabía qué hacer realmente cuando Ingrid lloraba, principalmente porque nunca entendía qué era lo que balbuceaba. El tercer y último motivo era que, por su culpa, Emma había sido arrastrada a una fiesta universitaria. De las de verdad.

-Debes acompañarme, Emma - le dijo Ingrid, ya vestida y maquillada para salir. Emma realmente quería golpear a Ashton.

-Sabes que te amo, pero no me pidas eso, Ing. No me gustan ese tipo de fiestas universitarias.

-¿De verdad vas a dejar a la amiga despechada, sola en una fiesta universitaria llena de universitarios deseosos de aprovecharse de ella? - la muy hija de puta está haciendo puchero, pensó incrédula.

-Estoy segura de que también tú estas deseosa de aprovecharte de los universitarios deseosos.

-Buen punto - concedió.

-Pero como eres una maldita manipuladora y sabes bien cómo trabajar la culpa y arrastrarme a todos lados, iré. Pero en cuanto me sienta incómoda, me voy a la mierda, ¿de acuerdo? No me importan qué tan deseosos estén los universitarios.

-Para cuando te sientas incómoda, ya tendré a alguien gimiendo mi nombre - prometió.

Nunca supo si tenía razón, pero lo cierto fue que Ingrid desapareció poco después de entrar a la residencia de Kappa Omega, dejándola sola. Emma creía haberla escuchado decir: universitarios deseosos. Paseó un rato por el lugar, observando especímenes dignos de estudio. Había visto un par de hombres beber cerveza directamente del barril con una manguera. Había visto cómo una mujer le hacía sexo oral a un hombre en el medio de la sala, mientras otros tres hombres se masturbaban. Dos rubias esnifaban cocaína en la cocina. Esta gente está viendo demasiadas películas yankees, pensó con asco.

Históricamente las universidades inglesas nunca habían tenido fraternidades, pero el imperialismo yankee era tan arrasador y abarcaba cada aspecto de la vida cotidiana, que a un par de estúpidos se le ocurrió montar una fraternidad en la universidad de Manchester. Ni siquiera era legal. Eran un par de tipos viviendo en una casa alquilada con un cartel mal diseñado en la puerta. Con un nombre griego, por supuesto. No podían faltar las letras griegas. Y por supuesto, tenían fiestas como las fiestas universitarias que Hollywood les vendía. Emma se preguntó si la cerveza le había entorpecido las neuronas o si eran simplemente estúpidos.

-¡Emma Smith! - le gritaron al oído. Estaba en la mesa de bebidos, tratando de alcanzar un tequila. Se sobresaltó y tiró el tequila al piso. Se sorprendió gratamente al notar que se trataba de Frederick. Por fin un alma pensante.

-Hola - saludó extrañada. No esperaba encontrarlo justamente a él allí. Como ella, Frederick parecía el tipo de persona feliz con una pizza y una película un sábado en la noche. Era obvio que él tenía su propia Ingrid personal, porque de otra forma no se explicaba su presencia en la fiesta.

-No pensaba encontrarte acá - le comentó él acercándose a su oído. La música era demasiado alta como para mantener una conversación normal y, por si fuera poco, solo parecían tener canciones con connotaciones sexuales. ¿Qué le pasaba a esa gente?, se preguntó.

I don't have The X FactorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora